Año electoral

La economía parece que va a tener mucho protagonismo, demasiado, aunque no como podríamos haber pensado hace solo unos pocos meses

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno EFE

En estos primeros días del año, los dos principales partidos han enseñado las cartas de sus estrategias electorales de cara, primero, a las autonómicas y municipales de mayo y, luego, a las generales cuando quiera que se vayan a celebrar. Y la economía parece que ... va a tener mucho protagonismo, demasiado, aunque no como podríamos haber pensado hace solo unos pocos meses. Contra pronóstico, el Gobierno se lo juega todo a la carta de la economía. Van a tratar de arrogarse todos lo méritos de que la economía lo haya hecho mejor de lo que cabía esperar hace solo pocos meses. Con la desfachatez que les caracteriza, ya están tratando de colgarse las medallas de que el final de este episodio ha sido mucho mejor que cualquiera de los anteriores que hemos vivido en los últimos años. No importa que no haya comparación posible y que poco o nada han influido en lo que ha terminado pasando porque entre otras cosas no era mucho lo que ellos pudieran hacer. Y el tiempo probablemente va a jugar a su favor. La percepción de la situación de la economía medida, por ejemplo, por el indicador que mide la evolución de la confianza del consumidor hizo suelo a finales del año pasado y ya ha empezado a mejorar. Probablemente a medida que la inflación continúe embridándose va a seguir mejorando por lo que no sé si en mayo pero desde luego a finales de 2023 las sensaciones van a ser mucho mejores. Y, conociéndolos, no van a tener el más mínimo pudor en apuntarse los tantos hasta en Tik Tok si hace falta, donde la 'vice' económica acaba de estrenar cuenta.

El Partido Popular parece que ha tenido los reflejos suficientes para cambiar la estrategia sobre la marcha. Lo mejor del buen discurso de Feijóo del martes pasado en el Foro ABC fue precisamente que pasó de puntillas sobre los temas económicos y que dejó claro que no es ahí donde piensa dar la batalla. Contra lo que podían pensar hace pocas semanas en Génova, la economía no va a ser esta vez la llave de La Moncloa. La prima de riesgo no va a volver a las portadas de los periódicos, ni el desempleo se va a disparar, ni la confianza va a seguir cayendo. La economía, menos pero va a seguir creciendo, por lo que hubiera sido un error perseverar en meter el miedo en el cuerpo al personal porque se vuelve muy fácilmente contra uno.

No creo que la mejora de la economía vaya a ser suficiente para que este Gobierno tras las barrabasadas que ha hecho pueda volver a salir. El camino es no dejar de recordar lo que este Gobierno ha sido capaz de hacer, las líneas rojas que ha cruzado con el único fin de seguir en el machito. Ese es su flanco débil. Un líder capaz de cualquier cosa sin el menor escrúpulo y que no tiene palabra.

La situación es tal que, visto lo visto, ni aunque se tratara de un gobierno con buenas políticas económicas debería seguir. No todo vale. Ahora, no es el caso. La arbitrariedad que conduce sus planteamientos fiscales con el menoscabo que supone para la seguridad jurídica y la ausencia de un rumbo en la política económica también le inhabilita para seguir al frente. Aunque desde luego es mucho más grave lo que han hecho en la política y va a ser más que suficiente para desalojarles del poder si el PP no yerra el tiro y evita el cuerpo a cuerpo en la economía, que es lo que con descaro busca el Gobierno.

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