ajuste de cuentas
Han vuelto a ver
Con la llegada de Musk al espacio, la cooperación público-privada les parece fatal a quienes hasta ayer la defendían
Madrid
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Iniciar sesiónEl retorno de Donald Trump a la Casa Blanca está ofreciendo grandes novedades. Una tiene que ver con la manera acelerada en que están recuperando el sentido de la vista los intelectuales del campo socialdemócrata (liberales en Estados Unidos). Por ejemplo, muchos de ellos ... habían dejado de ver durante los últimos cuatro años que el 'crony capitalism' o el capitalismo de amiguetes es nefasto y dañino para los países. Estos días se publican largos ensayos relatando como Elon Musk, el hombre más rico del mundo, emparenta con los 'barones ladrones' que dominaron la economía norteamericana entre los siglos XIX y XX. Y se cita a Lincoln y a Eisenhower advirtiendo sobre el peligro que las corporaciones y 'el complejo militar-industrial' representan para la pervivencia de la democracia en América.
Esta nueva capacidad de ver guarda una estrecha relación con el hecho de que Musk, que ha gastado ingentes cantidades de su patrimonio apoyando la elección de Trump, ha logrado crear la impresión de que los empresarios de Silicon Valley han abandonado a los demócratas y se han pasado a los republicanos esperando un mejor trato que el que les ha brindado Joe Biden y Lina M. Khan, la abogada que designó al frente de la Federal Trade Commision (FTC), que se ha pasado los últimos cuatro años tratando de ponerlas de rodillas. ¿Antes, cuando apoyaban a Obama o a Biden, los millonarios de Silicon Valley no buscaban ser amigos del poder ni hacerse con el gasto público? Por lo visto y escrito en los últimos cuatro años, no.
Ocurre lo mismo con la tan traída y llevada 'colaboración público-privada'. Durante años, numerosos economistas la han defendido como una forma de intervención gubernamental suave, más amistosa con el mercado. Ahora, cuando Musk ha propuesto aplicarla a la relación que su empresa SpaceX tiene con la Nasa, dicha forma de cooperación constituye un anatema. A mi, con Trump y sin él, siempre me ha parecido una manera camuflada de aprovecharse de lo público (caso Ábalos-Aldama), donde unos pocos ganan dinero con lo de muchos. Sólo es aceptable en casos cualificados y con enormes precauciones.
Hay un caso extremo de sesgo ocular, donde recuperar la vista no sirve de nada. Lo tuvimos durante la campaña electoral cuando Jeff Bezos, otro 'multimillardario' (si millonario procede de millón, 'millardario' viene de millardo que son mil millones), ejerciendo su autoridad como editor y propietario de 'The Washington Post', decidió que el diario ya no le diría a los lectores a quién votar. Normalmente les recomendaban que lo hicieran por los demócratas. Los periodistas, en vez de celebrar el retorno a la imparcialidad, se han quejado y han atribuido a una conspiración del propietario la decisión. Otro tanto está ocurriendo en 'Los Angeles Times' y en el 'San Diego Unión-Tribune' que pertenecen al médico Patrick Soon-Shiong. Debe ser el primer caso en que la imparcialidad en vez de una garantía se convierte en un defecto. jmuller@abc.es
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