Trump llega tarde
A Washington DC le interesa ahora Iberoamérica, una región que ha tenido desatendida durante décadas
Tras las pensiones viene el SMI (3 / 2 / 25)
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Iniciar sesiónDe las cosas que resultan más novedosas en la segunda presidencia de Donald Trump la que más llama la atención es su renovado interés por Iberoamérica, tanto por el canal de Panamá como por las deportaciones de personas a distintos países de la ... región. Esto le da un nuevo sentido al retrato del presidente William McKinley que ha vuelto a colgar en el Despacho Oval. Todo lo demás, los aranceles, el discurso contra la inmigración, su apoyo a Israel, las amenazas a Europa, ya lo habíamos visto en su primer mandato. Así que lo original es que Estados Unidos vuelva a ocuparse de lo que sucede en su 'patio trasero'.
El caso del canal de Panamá es significativo. En 1977, cuando se firmaron los tratados Carter-Torrijos, China era una pobre economía agraria. Incluso en 1999, cuando se verificó el traspaso efectivo de la instalación a manos panameñas, Pekín estaba lejos de ser una potencia que compitiera por el liderazgo mundial. Ni siquiera había sido admitido en la Organización Mundial de Comercio (OMC) cosa que sucedería en 2001. Por lo tanto, la exigencia de que la vía se mantuviera neutral se refería fundamentalmente a que no cayera en manos de algún enemigo declarado de Estados Unidos en ese momento. Desde el presente se puede entender que Washington haya interpretado como un deterioro de la neutralidad del canal el hecho de que dos de los cinco puertos panameños situados en la zona del canal estén siendo gestionados por una empresa china, pero es que esa empresa (originalmente situada en el enclave británico de Hong Kong) se hizo con la gestión de estas instalaciones en 1997.
Fue tan poco el interés que Trump tuvo por la región en su primer mandato (2016-2020), que muchos países permanecieron sin embajador durante largos periodos de tiempo. Esto se debió a que la ratificación de los embajadores en el Senado se ha convertido en un proceso largo y engorroso. De los 115 embajadores que propuso George Bush, 103 fueron confirmados en el curso de su primer año de gobierno, lo que supone una tasa del 90%. Con Obama fueron un 85%, pero con Trump cayeron al 75% y con Biden al 63%. Con razón los panameños le explicaron al nuevo secretario de Estado norteamericano Marco Rubio que su país «dejó muchas sillas vacías durante estos años», en referencia a que pudieron estar más atentos al despliegue de inversores chinos en el continente.
Estados Unidos ahora quiere disputar las posiciones que China ha afirmado en Iberoamérica. Pretende hacerlo en un escenario sustancialmente distinto al que existía hace 20 años. Hoy, China es el principal socio comercial de la mayoría de los países ribereños del Pacífico. Si no es el primero receptor de sus exportaciones, es el segundo, lo que lo convierte en un socio indispensable. Y el que ha ido perdiendo posiciones es Estados Unidos. Trump quiere ahora, a golpe de arancel, recuperar el tiempo perdido. Si se cometen errores, la lucha puede llegar a ser encarnizada.
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