Ajuste de cuentas

La orden mendicante de los rectores españoles

El debate sobre el ranking de Shanghái desnuda lo poco eficaces que son las universidades atrayendo recursos

Los números de Cataluña (14/8/24)

Alumnos en una universidad catalana efe

Un año más el ranking de Shanghái penaliza a la universidad española expulsando de los mil mejores lugares a dos de nuestras instituciones y los periódicos se llenan con las excusas de los rectores: que si los criterios de medición favorecen al modelo ... de universidad anglosajona, que valoran más el número de profesores con premios Nobel o con patentes y licencias que de bedeles disponibles para abrir las aulas…

Obviamente la opinión más atendible es la de Joan Guardia, el rector de la Universidad de Barcelona que es la española que mejor compite bajo las reglas de Shanghái y que figura entre las mejores 200. Guardia dice que los resultados son excelentes para el presupuesto que tiene la universidad española. «El análisis se tendría que hacer comparando nuestros resultados con nuestros presupuestos. Y con los recursos actuales, los resultados obtenidos son excelentes», afirmó a este diario.

Según el informe Education at Glance 2023 de la OCDE, el gasto global (público y privado) en estudios superiores es el 1,46% del PIB frente al 1,5% promedio de la organización. Apenas cuatro centésimas de diferencia. En cuanto al gasto público, si nos comparamos con Europa, España sale peor parada. En 2020 se destinaba el 2,08% del gasto público a educación superior frente al 2,35% del promedio de la UE y el 2,68% de la OCDE.

Un informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) que analiza estos datos afirma: «La escasez de recursos está obligando a las universidades a hacer malabares con los recursos actuales para atender sus necesidades». Y se citan ejemplos como los convenios, la proliferación de másteres (como el de Begoña Gómez), la financiación alternativa y la captación de fondos filantrópicos. Nada nuevo bajo el sol. Hace unos años, Ángel Gabilondo comentaba que los empresarios huían de los sablazos de los rectores de la misma forma que evitaban a las órdenes mendicantes. Ahí está el error: creer que la universidad sólo puede orar por la sociedad que la rodea.

La universidad española tiene muchos problemas, pero uno de ellos es que está poco acostumbrada a los malabares y muy habituada a recibir un aporte fijo del Estado. La noción de lo público como lo estatal en España contribuye a ello. Tú, rector, también puedes ampliar tu presupuesto y no esperar a que el Gobierno te dé dinero del contribuyente. Un exrector de una universidad estatal en Texas me comentaba hace unos años sobre las acrobacias que tenía que hacer cada ejercicio para completar su presupuesto. «El aporte del Estado en Texas era el edificio de la universidad. A partir de allí, el resto del dinero tenía que traerlo el consejo de dirección consiguiendo aportes y proyectos de la comunidad». Uno de los efectos positivos de esto es que la universidad debe desplegar sus antenas para comprender y atender a la comunidad en que se inserta. Nada de torres de marfil financiadas con la sopa boba. jmuller@abc.es

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios