Inflación y elección

El norteamericano medio, en cambio, tiene un recuerdo bastante positivo del gobierno de Trump, donde las bajadas de impuestos impulsaron la actividad y los salarios reales crecieron suavemente. En cambio, se ha borrado de la memoria colectiva su nefasta y conflictiva gestión de la pandemia, un punto que inexplicablemente los demócratas no resucitaron durante la campaña. Tampoco los efectos de la combinación de bajadas de impuestos con una subida de aranceles que compensara la ausencia de recortes en el gasto público, que fundamentalmente se expresa en déficit y deuda públicos, son cuestiones que se noten en el bolsillo de los ciudadanos como sí se notan las subidas de productos básicos.

¿Cuál será la clave económica de esta segunda Administración Trump? Creo que su prioridad será elevar las rentas, mediante una combinación de control de la inflación y aumento de la actividad. No sé cómo va a encajar en este cuadro una escalada arancelaria.

La lección más importante de esta campaña es que la inflación ha dejado de ser una lacra bien conocida para el mundo académico y ha pasado a serlo para el ciudadano de a pie. Años de tregua inflacionaria han permitido atisbar el auténtico bienestar que proporciona la estabilidad de precios. También aquí hay una clave que explorar para todos aquellos líderes que se quejan de que sus pueblos no se dejan seducir por la bondad de sus grandes números y se comportan de manera desagradecida en las urnas. El crecimiento real de las rentas es la más poderosa de las campañas electorales. Lo que sucede es que no siempre es fácil conseguirlo. jmuller@abc.es