AJUSTE DE CUENTAS
El hombre sin memoria
Serrano me contó una anécdota muy reveladora de cómo el móvil cambió la forma de gestionar la Presidencia
Muere José Enrique Serrano a los 75 años, el hombre de todos los líderes del PSOE

Ha fallecido José Enrique Serrano, que durante años fue el prototipo del 'fontanero' de la Moncloa, figura ahora desacreditada por las leires. Como sugería Marx, la historia ocurre primero en serio y se repite como farsa. Guardo en mi memoria una larga conversación ... en el patio del Congreso con Serrano, que fue jefe de gabinete de dos presidentes socialistas, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Al margen de orientaciones políticas, a mi me parecía que atesoraba una experiencia única en la gestión de los asuntos de Estado, que merecía la pena transmitirse a las nuevas generaciones. Pero cuando le sugerías que escribiera sus memorias, contestaba: «Lo que es interesante no lo puedo contar y lo que puedo contar no es interesante».
Sin embargo, me contó una anécdota magnífica sobre el impacto de la tecnología en el manejo del centro de poder. Cuando le pregunté por las diferencias entre ser jefe de gabinete con Felipe o con Zapatero, me dijo que lo más importante había sido la irrupción del teléfono móvil, cuyo impacto nadie había calibrado correctamente.
En la época de González, el control de las comunicaciones estaba en el llamado Gabinete Telegráfico, la famosa centralita del palacio de Gobierno, que aún existe porque hay dos jefes más dos puestos de nivel 20 y 32 puestos de nivel 17, según el organigrama de septiembre de 2023. Las personas con las que quería hablar el presidente, así como todo aquél que quería hablar con él, debían pasar por este filtro. Cuando Felipe González irrumpía en el despacho de Serrano con alguna idea novedosa, a éste no le resultaba difícil rastrear su origen y genealogía: le bastaba con pedir la relación de llamadas del presidente para saber quién le podía haber transmitido una preocupación, una idea o un proyecto enloquecido. Eso le permitía poner en marcha un proceso de objetivación de los intereses, que es fundamental para que las políticas públicas sean impersonales y no obedezcan a caprichos personales.
La llegada del teléfono móvil y más tarde del smartphone, acabó con eso. Zapatero era un usuario intensivo del móvil. Cada día hablaba con la gente menos pensada. Y muchas veces entraba en la oficina de su jefe de Gabinete con peticiones que nadie sabía si era una ocurrencia, una ensoñación o el fruto contaminado de un lobista. José Enrique me confesó que tuvo que invertir muchísimo tiempo en la etapa de Zapatero sólo intentando discernir cuál podía ser el origen de las inquietudes del jefe de Gobierno.
Estas anécdotas resultan muy reveladoras y descriptivas de dos épocas históricas no tan distanciadas. Sobre todo muestran que los móviles entraron en la Presidencia del Gobierno igual que en nuestras vidas, sin pedir permiso y sin protocolos. En la Casa Blanca de antes de Trump, hubiese sido imposible una conversación del presidente sin que alguien tomara notas. ¿Qué estará ocurriendo con ChatGPT en Moncloa? jmuller@abc.es
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