AJUSTE DE CUENTAS
Las claves del éxito del psicópata corporativo
El interés de los expertos sobre los rasgos psicopáticos que hay en la sociedad es cada vez mayor y la empresa es un terreno fértil para que prosperen personas con nula empatía y exentos de emociones, lo que los convierte en buenos tomadores de decisiones difíciles
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Iniciar sesiónDesde hace al menos tres décadas que el interés de los investigadores por el papel de los rasgos psicopáticos en la sociedad viene creciendo. Obviamente, el mundo empresarial no iba a quedar al margen. Ahí ha surgido un nuevo sujeto de estudio: el psicópata corporativo. ... Los avances de distintas disciplinas, desde la economía conductual a la criminología, han permitido perfilar mejor este asunto al menos desde 2010 y la conclusión es que el impacto de los psicópatas corporativos puede ser devastador para las empresas y la economía.
Bernard Madoff, que defraudó 65.000 millones de dólares, ha sido descrito como un 'psicópata financiero' en las investigaciones sobre los escándalos de la crisis de 2008 (Mesly y Maziade, 2013). En 2015 se publicó un análisis de los rasgos psicopáticos de los altos ejecutivos de Enron, encabezados por Kenneth Lay, que constató que la mentira, la falta de remordimiento y la negación de la responsabilidad eran habituales. Los mismos rasgos se repetían en Bernie Ebbers, el consejero delegado de Worldcom, un empresario hotelero metido en el mundo de las telecomunicaciones que se arruinó en 2002 y fue condenado a 25 años de cárcel, la pena más dura antes de que Madoff recibiera 150 años de cárcel.
«Podría decirse que algunos de los principales ejecutivos de varios bancos de Wall Street que le han costado al mundo varios billones de dólares son psicópatas», escriben Benedict Sheehy, Clive Boddy y Brendon Murphy en su trabajo 'Corporate Law and Corporate Psychopaths' publicado en 2020. Sheehy y Boddy son dos de los investigadores de referencia sobre psicopatía corporativa.
La psicopatía es uno de los principales problemas en las organizaciones porque afecta a su productividad, la estabilidad a largo plazo, la salud y bienestar de los empleados que tienen la mala suerte de tener un jefe con rasgos psicopáticos de corte patológico. La psicopatía evoca asesinos en serie y fanáticos, pero siendo esto cierto, el término define un espectro, es decir, abarca un rango muy amplio de rasgos cognitivos y de personalidad. Existen distintas gradaciones y no todas ellas desembocan en situaciones enfermizas. En un extremo están las personas muy disfuncionales, que a menudo acaban encarcelados, y en el otro los ejecutivos incompetentes que gestionan mal, crean desorden, desmoralización y desorganización en sus empresas.
Un entrenador deportivo, por ejemplo, puede reunir muchas características de un psicópata puesto que su trabajo, en definitiva, consiste en manipular a personas para que consigan determinadas metas. Según un estudio australiano, los individuos con rasgos psicopáticos constituyen entre el 3% y el 21% de los ejecutivos de empresas, un rango tan amplio que hace aparecer estas cifras como poco fiables. Otro estudio de Babiak, Neumann y Hare en 2010 indicó que 3,5% de los altos ejecutivos tenían rasgos psicopáticos. Levenson descubrió en 1995 que el 23% de los hombres muestran niveles suficientemente altos de algún rasgo psicopático como para implicar conductas de riesgo. En 2009, Coid y otros constataron que sólo el 1% de la población adulta es psicópata.
Los ocho rasgos más destacados del psicópata según 137 expertos son: la ausencia de remordimientos, el egocentrismo, la falta de empatía, la manipulación de los sentimientos de los demás, la mentira, la ausencia de emociones, la capacidad de disimulo y el engrandecimiento propio.
Pero el psicópata corporativo es especialmente destructivo, porque su capacidad de engaño y la falta de remordimientos suele ser funcional con las exigencias de las empresas. Escalan en ellas aprovechando su capacidad de manipular. Se convierten en buenos tomadores de las decisiones difíciles gracias a su falta de empatía y de experimentar emociones.
Este fenómeno fue descrito ya en la década de 1940 por Harvey Cleckey en un libro titulado 'La mascara de la cordura'. En 2012 se publicó en español 'La sabiduría de los psicópatas' (Ariel) de Kevin Dutton, psicólogo de Oxford que planteaba que tener rasgos psicopáticos no era malo. Los psicópatas pueden enfocarse obsesivamente en un asunto, son fríos y capaces de tomar decisiones en situaciones de alta presión donde las demás personas se derrumban.
Esto significa que las personas con rasgos psicopáticos pueden prosperar en un entorno empresarial. Y esto también explica por qué los rasgos psicopáticos, pese a ser rechazados y considerados 'desadaptativos' por los expertos, permanecen en los humanos a lo largo de la evolución y ocupan una cantidad desproporcionada de puestos de poder. Jonathan Goodman, de la Universidad de Cambridge, sostiene en un artículo de reciente publicación que esto se debe a su formidable capacidad para engañar y hacer trampas, lo que les proporciona una ventaja social inicial. «En este marco, ¿quién puede ser mejor que un psicópata?... Se gana la confianza de los demás solo en la medida en que esa confianza le es útil y luego la traiciona cuando ya no necesita a esas personas».
Visto así, reflexiona Goodman, sorprende que no haya más psicópatas en el mundo.
jmuller@abc.es
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