Jaime Rodríguez de Santiago, el pacificador de Airbnb frente a la pólvora del Gobierno
El problema de acceso a la vivienda lo está usando el Ejecutivo para buscar rédito político atacando a supuestos culpables
El director general de Airbnb en España es un experto el lidiar con regulaciones difíciles, pero nunca ha entrado al trapo
«En España sobran Airbnb y faltan viviendas». Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no le tiembla el pulso para meterse en polémicas. Tampoco le preocupa señalar con el dedo, aunque en algunos casos sea de modo genérico. Pero con la empresa de ... alquiler turístico, en estos momentos, ha pinchado en hueso. El líder del PSOE, incapaz de dar con la tecla para resolver el problema de acceso a la vivienda, ha metido en la coctelera diversas cuestiones y ha puesto en el disparadero a este tipo de compañías. Y en el centro de todo ha situado a Airbnb; aunque de momento no ha obtenido respuesta, y es probable que no la tenga.
El director general de Airbnb para España, Jaime Rodríguez de Santiago (Madrid, 1984), es un experto en lidiar con regulaciones complicadas. Un problema para el presidente, que no ha encontrado pimienta para sazonar sus declaraciones. Fue a principios de enero cuando presentó su megaplan de vivienda. Por si acaso no fluye, ya se encargó de señalar a Airbnb.
El presidente, quizá, hubiera esperado una respuesta airada por parte del responsable de la compañía en España, pero lo único que ha obtenido ha sido una serie de post en LinkedIn. Reflexiones pausadas y calmadas sobre la vivienda, y una visión interesada del asunto –lógicamente–, pero siempre con grandes dosis de mano izquierda. Es un experto. Lleva más de una década haciéndolo.
Diversas fuentes del sector emprendedor aseguran a ABC que Rodríguez de Santiago no entrará en el barro con Sánchez. No lo ha hecho nunca con ninguna administración, y no lo va a hacer ahora. Se trata, ya a estas alturas –y con sus 40 años–, de un empresario con gran reconocimiento dentro del ecosistema 'startup'. Su aventura en empresas de gran relevancia nacional empezó en 2013 en BlaBlaCar, donde en muy poco tiempo se convirtió en el responsable.
Rodríguez de Santiago tiene amplia experiencia en empresas con alta complejidad regulatoria, y siempre salió ileso
Así empezaba su periplo por empresas cuya regulación siempre ha obligado a las administraciones a revisar los límites legales para que pudieran actuar con normalidad ante la gran penetración entre los consumidores españoles. En este caso, la fórmula para compartir coche con desconocidos supuso una revolución y, claro está, no gustó al sector tradicional del transporte. Pero Rodríguez de Santiago no quiso entrar al choque con las empresas, y tampoco lo hizo con los políticos de uno u otro color que siempre ven oportunidades para llenar las urnas con sus papeletas.
En este sentido, en alguna entrevista, el director general de Airbnb ha manifestado que «después de la Ilustración encontramos un camino para darnos buenas explicaciones, pero, desgraciadamente, estamos cayendo en la politización de todo, lo que nos hace reaccionar de una manera agresiva y poco racional a ciertas situaciones». Se trata de la mejor explicación de lo que sucede actualmente con la vivienda, y donde el Gobierno ha encontrado en la confrontación la vía para calmar a la gente si los planes económicos fallan.
Situaciones difíciles
Rodríguez de Santiago tiene un podcast de éxito, 'Kaizen'; y un libro, 'La realidad no existe', que ha tenido una gran acogida dentro del ámbito donde se mueve el director general de Airbnb. Estímulos de realidad que siempre le han acompañado. Como sucedió en su paso por Free Now, la aplicación de reserva de taxis que también vivió momentos convulsos en su lucha contra el propio sector del taxi y el alquiler de vehículos. De 2019 a 2023, tuvo que lidiar de nuevo con regulaciones cambiantes y muchos intereses cruzados.
En Free Now tuvo que asumir un cambio de marca tras una fusión y, sobre todo, agitar el sector de la movilidad donde muchas empresas no querían que cambiara nada. Esa ha sido una constante en la carrera profesional de Rodríguez de Santiago.
Y así llega a Airbnb, en 2024, una compañía que llevaba años en el ojo del huracán. Antes de que haya sido señalada como un problema para el acceso a la vivienda, la empresa ha sido objeto de críticas por parte de las grandes cadenas hoteleras, que no vieron bien la entrada de un nuevo actor en el negocio turístico.
Muy personal
Madrileño y de barrio
Hace unas semanas explicaba que casi toda la vida ha vivido en el mismo barrio de Madrid. Esto le llevó a realizar un análisis sobre el acceso a la vivienda, conociendo de primera mano la situación
Un pódcast de éxito
'Kaizen' es uno de los pódcast que mayor acogida ha tenido en el ámbito emprendedor, y siempre con una visión muy personal
Un libro abierto
'La realidad no existe' es abordado como una cura de humildad para el autor, como alguna vez ha confesado, y se trata de una forma de afrontar las cosas, como sucede ahora
En un primer momento el sector hotelero centró sus críticas en la compañía de alojamiento turístico. Pero el tiempo ha demostrado que había espacio para todos. Incluso, pueden y deben ser complementarios. Esto no quiere decir que la combinación también sirva para el mercado del alquiler, aunque el propio Rodríguez de Santiago intenta exponer sus motivos para que la coexistencia sea posible.
Entre otras cuestiones, sostiene que la creación de viviendas en la última década ha sido la más baja desde los años 70, con apenas 83.000 viviendas iniciadas al año. Y explicaba en redes que «en España pasamos de crear 47.000 hogares al año en 2015 a 272.000 en 2023. Cada vez más gente vive en ciudades, en núcleos de convivencia más pequeños. Frente a estas cifras, en ciudades como Lisboa, Barcelona o Madrid, los alojamientos dedicados en exclusiva a la actividad turística disponibles en Airbnb representan menos del 0,5% del parque total de viviendas».
Ante esta situación, desde su compañía, entre otras cuestiones, proponen diferenciar los hogares familiares de las actividades empresariales. «No tiene sentido regular por igual a quien alquila su propia vivienda o su casa del pueblo que a una empresa que opera varios inmuebles», mantiene.
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