Jackson Hole: el cónclave de la Fed, bajo la sombra de la inflación
El banco central estadounidense persigue que la escalada de los precios disminuya al 2%
Jackson Hole (Wyoming)
La reunión anual de los gerifaltes de la Reserva Federal de EE.UU. y de otros banqueros centrales del mundo en Jackson Hole (Wyoming) viene marcada por lo ocurrido en el mismo escenario hace un año. El presidente de la Fed, Jerome Powell, pronosticó ... entonces que la evolución alcista de los precios, que iban en aumento desde comienzos del año, sería pasajera: «Por nuestra experiencia esperamos que los efectos inflacionistas de estos incrementos (se refería a los bienes duraderos y a la energía) sean transitorios». Era la misma idea que seguía el Gobierno de Joe Biden, con un presidente en horas bajas por la salida bochornosa de Afganistán del ejército estadounidense y con los votantes preocupados cada vez que iban a la gasolinera o al supermercado.
Un año después, la inflación está disparada desde hace meses, en niveles cercanos a máximos para las últimas cuatro décadas. Powell y la Administración Biden se equivocaron de lleno -el presidente de la Fed al menos reconoció su error, el huésped de la Casa Blanca culpa de todo a Vladimir Putin y la guerra en Ucrania- y ahora los votantes ya no están preocupados, sino muy enfadados, cada vez que van a la gasolinera o al supermercado.
Cuando ya era obvio que la presión inflacionista no era transitoria, sino que además era acuciante, la Fed cambió de rumbo y comenzó desde esta primavera a implementar subidas de tipos de interés. Entre ellas, la aprobada en la reunión del pasado junio, de 0,75 puntos. Fue seguida de otro incremento igual el mes pasado, en el mayor ritmo de subida de tipos en EE.UU. desde la década de los ochenta.
El objetivo que persigue la Fed es que la evolución de precios esté en el entorno del 2%. En junio, llegó a un pico del 9,1%, el más alto desde noviembre de 1981. En junio, se relajó hasta el 8,5%.
Ahora, toda la atención está puesta en la que Powell diga este año en su discurso en Jackson Hole, en el retiro anual para banqueros centrales que organiza cada año la reserva federal de Kansas City. El cónclave arranca mañana jueves y el discurso de Powell será el viernes por la mañana.
Powell lleva sin decir una palabra en público desde el pasado 27 de julio, cuando compareció en rueda de prensa tras la decisión del Comité de Mercado Abierto de la Fed. Si su cargo exige cautela en sus palabras, capaces de sacudir los mercados, este viernes Powell lo será más, tras el patinazo del año pasado.
No hay duda de que la Fed, ante la persistencia de la presión inflacionista, la Fed mantendrá las subidas de tipos. Lo que se debate es a qué ritmo y hasta qué punto.
Los mercados han querido ver con optimismo la relajación leve de los precios del mes de julio y lo han interpretado como un argumento para que la Fed relaje su ritmo de subidas de tipos. En el último mes, desde esa última reunión del banco central sobre política monetaria el índice Standard & Poor's 500 ha crecido un 4,5%.
En los últimos días, sin embargo, varias señales pueden compensar ese optimismo. La semana pasada se conocieron las minutas de aquella reunión de la Fed de julio, en la que sus miembros reconocieron que había «pocas evidencias» de que la inflación esté aflojando de manera sustancial.
Esther George, la presidenta de la Fed de Kansas City -que organiza el encuentro en Jackson Hole-, dijo el pasado jueves que los banqueros tendrían que estar «completamente convencidos» de que los precios bajan para cambiar el actual rumbo.
Su compañero James Bullar, de la Fed de San Luis, reconoció el mismo día que él se inclinaba por otro aumento del 0,75 en los tipos en la próxima reunión, a finales de septiembre. La misma postura apuntaba Neil Kashkari, de la Fed de Mineápolis, que abogó por rebajar la inflación «urgentemente».
Los exégetas de Powell tratarán de encontrar en sus palabras pistas sobre si hay señales o no de relajación de la inflación que inviten a una moderación en el calendario de subidas de tipos y sobre la preocupación en la actividad económica de esas decisiones. Es decir, la amenaza de recesión.
Paro en mínimos históricos
Esa amenaza no se nota de momento, ni mucho menos, en el empleo, con el paro al 3,5% en el mes de julio, mínimo histórico. Peo hay quienes advierten de que, si se toma en serio la inflación, no se podrá tener todo. Entre ellos, Larry Summers, ex secretario del Tesoro y asesor económico de Barack Obama, que aseguró en una conferencia de Bloomberg que «mi mayor miedo es que la Fed sigue sugiriendo que lo puede tener todo en lo que se refiere a baja inflación, bajo desempleo y economía fuerte».
Para Summers, no es posible corregir esa presión inflacionista sin que suba el paro -y controlarlo es el segundo mandato de la Fed- y el banco central crea «confusión» al no reconocerlo.