La innovación da una nueva consistencia a la rehabilitación de edificios

El objetivo primordial, en la rehabilitación convencional de edificios residenciales, consiste en que todas las actuaciones permitan a los vecinos seguir viviendo en el edificio mientras se están realizando los trabajos. «En cuanto a obra civil —relata— trabajamos fundamentalmente en países como EE.UU. Las técnicas que usamos van enfocadas al refuerzo de pilas, en el caso de los viaductos, y el refuerzo de firmes».

Los impactos del cambio climático están obligando a repensar actuaciones, apunta Alfaya: «En algunas zonas conviene reforzar las estructuras existentes como prevención ante inundaciones. Conviene calibrar los riesgos con una anticipación suficiente de décadas. En estos casos, ponemos en marcha medidas fundamentalmente de diseño y de sobredimensionamiento de las estructuras».

El obsoleto parque de viviendas (de los 25 millones, prácticamente la mitad está construida en el entorno de los años 80), obliga a proyectos masivos de rehabilitación urbanas, según Alfaya, porque «no cumplen las normativa de aislamiento técnico y acústico y tienen unas condiciones de habitabilidad impropias del siglo XXI». Los fondos Next Generation son una buena base para acrecentar el ritmo de la renovación estructural de las viviendas.

Tanto en rehabilitación como en otro tipo de obras, Ferrovial apuesta por materiales prefabricados con elementos reciclados. «Llevamos trabajando hace mucho tiempo intentando influir en las administraciones para que se incluyan los áridos reciclados en los pliegos de condiciones», comenta Alfaya. También trabaja la compañía con cementos y hormigones de bajas emisiones, que se fabrican con cantidades menores de clínker, utilizando otro tipo de productos como las cenizas volcánicas. «Lamentablemente es todavía un producto muy caro y no se están fabricando a escala industrial», precisa.

Los materiales reciclados también están presentes en infraestructuras en la fabricación de firmes: «Estamos utilizando modificadores de los betunes asfálticos con materiales reciclados elaborados a partir de caucho, plástico y otros residuos que además tienen muy difícil salida». «Además de conseguir mayor capacidad —expresa— son más resilientes ante las temperaturas extremas teniendo en cuenta los impactos del cambio climático. También hemos incrementado mucho la utilización de aceros de origen reciclado. Todo está enfocado a elaborar materiales más intensivos en emisiones».

César Fernández Sevilla, responsable del Departamento Técnico de Lemara Restauraciones, empresa radica en Paiporta (Valencia), sostiene que los «materiales y algunos procedimientos que se utilizan, aunque son innovadores, parten del viejo concepto de reparar la estructura». Desde el punto de vista de la seguridad, las fachadas y los pavimentos son secundarios. Fernández Sevilla afirma que el deterioro de la estructura tiene diversos motivos: «El envejecimiento, los procesos biológicos y químicos, la humedad. Y también las causas externas, como movimientos sísmicos o incendios».

Expone el experto que la rehabilitación depende del tipo de estructura: «Tenemos estructuras de fábrica (de ladrillo o de piedra), metálicas, de madera, de hormigón armado y estructuras mixtas, que son una mezcla de las anteriores». También afecta, según Fernández Sevilla, «el apoyo, el terreno en el que está la estructura». En función de donde radique el problema se actuará en la propia estructura o en el terreno. La reparación de las estructuras de fábrica pasa por darle más espesor a la piedra con morteros y mallas. «Si hay fisuras o grietas se reparan con mortero sencillo y luego se le da una capa de mortero estructural con malla», indica.

Las estructuras metálicas se refuerzan soldando perfiles más grandes, más chapas, colocando más estructura metálica. «En algunos casos se pueden reforzar con fibra de carbono», señala. En cuanto a las estructuras de madera, sus principales problemas consisten en que se pudre con el agua, sobre todo en las zonas de fachadas o zonas de cubiertas donde hay goteras; los xilófagos, que son los insectos que se comen la madera; y los hongos. «Para reparar estructuras de madera —menciona Fernández Sevilla— hay distintos métodos. Si tenemos una viga de madera que se puede quitar y poner otra igual, se sustituye. Si toda la viga está bien y lo único que está mal es el último metro, que es la cabeza que apoya porque estaba cerca de la fachada y se ha mojado, se puede sustituir esa pieza mediante una prótesis de madera o con resina Epoxy».

El problema del hormigón armado es la oxidación del acero, que hace aumentar el volumen hasta que llega a reventar. «Lo primero es limpiar el óxido —asegura—, darle un tratamiento y reponer el hormigón. Para recuperar la resistencia de una estructura de este tipo, o incluso aumentarla, se refuerza con fibra de carbono». Aparte de la fibra de carbono como material innovador, las inyecciones sirven para estructuras de madera, hormigón y las de fábrica en algunos casos. Sobre el futuro, avanza Fernández Sevilla que se está investigando con biohormigones, con bacterias que sirven para cicatrizar el material.

Distintas organizaciones agrupan a las empresas que se dedican a la rehabilitación, como ARPHO (Asociación de Reparación, Refuerzo y Protección del Hormigón). Otras entidades, como el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), apuntalan los consejos para las buenas prácticas. Sobre la posibilidad de darle una nueva vida a las infraestructuras y viviendas o proceder a su demolición, Juan López-Asiain, director del Gabinete Técnico de CGATE, explica que «la decisión de rehabilitar o demoler dependerá de diferentes factores, además del estado de conservación de la estructura y si es susceptible de refuerzo y/o reparación, normalmente lo será».

«En todo caso, la rehabilitación presenta una serie de ventajas respecto a demoler y volver a construir, especialmente si hablamos de la sostenibilidad y medio ambiente. La rehabilitación reduce el impacto ambiental generando menores residuos, ahorrando recursos, ya que se tiende a preservar los materiales existentes y reaprovecharlos, por lo tanto, inevitablemente se genera menor huella de carbono que demoliendo y construyendo desde cero», añade.

En este campo se está popularizando el concepto de proceso constructivo autogenerativo, «un término quizás un poco novedoso y por tanto poco concreto», aclara López-Asiain: «El proceso constructivo es el conjunto de acciones, fases o etapas que nos permite levantar un edificio. El proceso constructivo autogenerativo a día de hoy no engloba todo el proceso, sino que es aquel que nos permite realizar el diseño de un edificio de manera automática, mediante una inteligencia artificial que aprovecha al máximo todas las características de edificio, dando como resultado una vivienda diseñada más eficientemente, ajustada perfectamente al presupuesto, con mejor distribución, en definitiva, más optimizada».

La mejora de la eficiencia y sostenibilidad resulta palpable con los modernos procesos de rehabilitación. «Hoy ya se fabrican —dice el director del Gabinete Técnico del CGATE— materiales y sistemas mediante inteligencia artificial, aprovechando al máximo posible los recursos, coordinando la cadena de suministro, controlando los costes. Esto ligado a la prefabricación y construcción modular de soluciones y sistemas fuera de la obra supondrá un ahorro de recursos y disminución de residuos hasta ahora nunca imaginados». A pesar de los avances de la inteligencia artificial, López-Asiain estima que en la actualidad «no es algo habitual que se esté utilizando» en la rehabilitación.