El 80% de los analistas auguran que esta estrategia de política industrial, que en España ha tenido como principal hito el anuncio de la SEPI de tomar hasta el 10% del capital de Telefónica, conducirá a las autoridades a enfrentar una cada vez más compleja disyuntiva entre blindar el control de la industria nacional estratégica o garantizar la estabilidad fiscal de sus países.
«Estos costes económicos corren el riesgo de afianzarse si esta política provoca distorsiones permanentes en los mercados», advierte el informe, que observa un retroceso de la globalización y una creciente tendencia a localizar las actividades industriales sino en el propio territorio, en los países vecinos o en aquellos considerados amigos, lo que a su juicio también está revirtiendo en un enconamiento de la tendencia de bloques económicos.
Tendencia a la relocalización
La mayoría de los analistas esperan que la política de conceder subvenciones y ayudas fiscales a las industrias nacionales para esquivar las turbulencias geopolíticas y los problemas de las cadenas de suministros van a ir más en los próximos tres años y que ello incrementará la presión fiscal sobre los países que sigan estas políticas.
Respecto a la situación económica, más de la mitad de los analistas esperan un debilitamiento de la situación económica, siendo los analistas europeos los más pesimistas al respecto, con un porcentaje del 77%. Y eso que su perspectiva sobre la prolongación en el tiempo de las tensiones inflacionistas y del encarecimiento de la financiación ha cambiado a mejor en los últimos meses. Pero pesan más las pesimistas perspectivas de organismos como el Fondo Monetario Internacional, que espera que el crecimiento medio de la economía mundial en los próximos cinco años sea el más débil en décadas.
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