La inflación repunta cuatro décimas, al 2,7%, por el encarecimiento de los carburantes

Según el ministerio de Economía, el repunte se debe principalmente a dos factores: la caída del precio de la electricidad registrada en julio del pasado año, lo que rebajó considerablemente la cifra que sirve de comparación con la actual, así como el repunte de los precios de los carburantes, más caros que en el mismo mes del año anterior.

Por otra parte, la inflación subyacente, que excluye de la ecuación los bienes y servicios de mayor volatilidad, como los alimentos o la energía, se mantiene estable, avanzando una décima hasta el 2,3%, el mismo dato de inflación registrado el pasado mes de junio.

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En su valoración, Economía ha destacado que la evolución del dato «es compatible con el fuerte dinamismo de la economía española, que se mantiene como motor de crecimiento entre los principales países europeos«. Del mismo modo, consideran que la estabilidad de precios y el récord de creación de los puestos de trabajo, entre otros factores positivos para la economía, «están permitiendo a las familias recuperar de forma progresiva su poder adquisitivo».

Tras la decisión adoptada por el Banco Central Europeo (BCE) de congelar las bajadas de tipos, dejando el precio del dinero en el 2% en su último ajuste, además del acuerdo arancelario alcanzado por la Unión Europea y Estados Unidos, la inflación en España ha repuntado cuatro décimas, alejándose ligeramente del objetivo inflacionario establecido por el BCE, del 2%.

Según Javier Molina, analista de eToro, «aunque el componente energético, especialmente electricidad y carburantes, explica buena parte del aumento, se trata de un factor en gran medida circunstancial«. »Sin embargo, lo que empieza a preocupar es la persistencia de la inflación subyacente, en un contexto donde las tensiones globales por la política arancelaria están lejos de remitir«, alerta.

«El encarecimiento de las importaciones y los ajustes en las cadenas de suministro podrían dificultar la desinflación en los próximos meses, sobre todo si la fragmentación comercial continúa escalando. La atención del mercado debería empezar a girar del precio de la energía hacia el impacto estructural del proteccionismo en los precios finales y los márgenes empresariales«, continúa Molina.