La industria pierde peso y afronta un 2023 de incertidumbre

Los números son bastante claros: la evolución económica de la industria entre 2021 y 2022 ha sido mucho más débil que la del conjunto, sufriendo una mayor caída durante la pandemia y una recuperación posterior inferior al resto de la economía. Y las perspectivas para 2023, atendiendo los últimos indicadores tanto del Índice de Producción Industrial (IPI) como del de Clima Industrial (ICI) que elabora el Ministerio de Industria apuntan en la misma dirección. En el caso de este último índice, elaborado a partir de encuestas a empresas, se sitúa en seis puntos negativos en febrero de este año, en lo que es el octavo mes consecutivo en valores por debajo de cero. Muy lejos del máximo histórico de febrero de 2022, poco antes de la guerra en Ucrania, cuando el sector oteaba un periodo de crecimiento sostenido.

Retraimiento de la demanda (44,9%), escasez de materiales (17,3%) y, de manera reciente y subiendo, la dificultad en la financiación (7,5%) son ahora algunos de los principales frenos en el contexto de dificultades en los que se mueve el sector, apuntan los propios industriales, que recuerdan, sin ir más lejos, los descensos en la producción que han tenido que aplicarse las plantas de automóviles en nuestro país por la escasez en el suministro de semiconductores. Por no hablar de los costes energéticos. Por cuestiones exógenas, o por sus propias características, la industria española sigue más bien átona.

El marco general no es alentador, reconocen en el sector, aunque tampoco catastrófico. Tomando como base el último trimestre de 2019, durante la pandemia la industria sufrió una caída mucho más acentuada –del -33,7% en el segundo trimestre de 2020– que la del conjunto de la economía española –del -22,3% en el mismo periodo–. Desde entonces, la economía se ha ido recuperando, pero la industria registra una recuperación más lenta que la media del total. De hecho, en el cuarto trimestre de 2022 se encuentra un 3,3% por debajo respecto al cuarto trimestre de 2019, mientras que el PIB total está un 0,9% por debajo del nivel del último trimestre de ese año. Otro tanto sucede en cuanto a las horas trabajadas por los asalariados industriales, aún por debajo de los niveles prepandemia, según recoge el INE.

Aunque se destaca la resiliencia del grueso de la industria española para superar esta etapa, desde el sector se reclama a las administraciones actuaciones más decididas. Así lo demanda por ejemplo Xavier Panés, presidente de Cecot, patronal catalana que tiene sus orígenes en la manufactura y con gran tradición industrial, y que reclama a las administraciones medidas concretas para ganar competitividad. «Simplificación administrativa, un sistema tributario o fiscal previsible y que aporte seguridad jurídica, abordar la regulación del mercado laboral de forma integral, mediante un Código del Trabajo para adaptar las relaciones laborales a este siglo y, por último, actuar sobre dos factores clave como son los precios de la energía y los frenos que se están encontrando las empresa a la hora de plantear la transición energética», apuntaba Panés coincidiendo con la presentación del Barómetro Industrial elaborado por Cecot correspondiente al primer trimestre de 2023.

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Otro indicador clave para calibrar la salud de la industria española es el Índice de Producción Industrial, que registró en 2022, como consecuencia del impacto de la guerra de Ucrania, un sube y baja notable. En ese año, se mantuvo la actividad durante el primer trimestre del año, con un parón a finales de marzo por el conflicto bélico, y una recuperación en el segundo y tercer trimestre que se vio frenada durante los tres últimos meses en conjunto, si bien diciembre se cerró en positivo. Los últimos datos disponibles (enero 2023) apuntan a que prosigue el retraimiento (-0,9%), 1,7% menos con respecto al último mes del año. Por sectores, los bienes de consumo duradero (1,0%) y la energía (0,3%) presentan tasas mensuales positivas. Por el contrario, los bienes de equipo (-2,8%), bienes de consumo no duradero (-1,3%) y bienes intermedios (-0,1%) registran tasas mensuales negativas.

En este contexto, desde Cecot se reclama una reorientación de la política industrial, lamentando que la mayoría de las líneas de ayudas «han puesto el foco en la generación de nuevas iniciativas y la creación empresarial», olvidando la necesidad de intensificar las actuaciones «dirigidas a consolidar el actual tejido industrial». «La tasa de sustitución de las nuevas iniciativas en el sector industrial no son suficientes para suplir la pérdida de tejido empresarial actual», añaden desde la patronal.