Indra aprobará su fusión con la empresa de su presidente, EM&E, antes de finalizar 2025
Crece el consenso sobre la idoneidad de una operación que se hará a través de un intercambio de acciones, y se financiará con una ampliación de capital de mil millones de euros
Defensa planea otorgar a dedo a Indra la mayoría de sus contratos de modernización
El presidente de Indra, Ángel Escribano
«La operación progresa adecuadamente». Es la sensación generalizada que existe en el entorno de ambas compañías y del propio mercado, a pesar de que se ha ido posponiendo en el tiempo. Hablamos de la potencial operación de compra de Escribano Mechanical and ... Engineering (EM&E) por parte de Indra. Así, según ha podido saber ABC de fuentes conocedoras del momento de las conversaciones entre unos y otros afectados y de las estimaciones que maneja la comisión de consejeros independientes –creada en julio para velar por la independencia de la misma–, la compañía de Tecnología y Defensa tenía previsto llevar a votación la operación al último consejo de noviembre. Sin embargo, esa previsión se ha desplazado un mes más para, una vez se emita el informe de la comisión de independientes creada 'ad hoc' para esta fusión, pueda ser analizado y aprobado en ese consejo antes de que acabe el año.
Una vez dado el OK por parte de los consejeros, Indra celebrará una junta de accionistas que dé a su vez el visto bueno definitivo tanto a la fusión con el Grupo Escribano como a la compra de Hispasat, que aún está pendiente de recibir el plácet de los accionistas.
Las fuentes consultadas aseguran a este periódico que la compañía estaba en paralelo a la espera de que el Gobierno adjudicase todos los Programas Especiales de Modernización (PEM), con el objetivo de movilizar 34.000 millones en los próximos años para dotar al ejército español de nuevas capacidades en Defensa y Seguridad con las que cumplir con el esfuerzo presupuestario exigido por la OTAN y, muy especialmente, por la Administración de Donald Trump.
Y el día llegó. Justo el pasado martes, 14 de octubre, el Consejo de Ministros aprobaba tres reales decretos que prevén la concesión directa de préstamos a varias empresas para el desarrollo de una veintena de programas del plan de Defensa Nacional por un importe de 6.890 millones de euros con el objetivo de llegar al 2% del PIB. Unos fondos monopolizados casi en su totalidad por Indra. La compañía que preside Ángel Escribano y que aspira a convertirse en el motor de la industria de la defensa española –una suerte de 'Rheinmetall ibérico'– recibirá en total 6.337 millones para programas que desarrollará bien en solitario o en alianza con otras compañías, mientras en paralelo, con el mismo objetivo, absorberá EM&E.
Tras el anuncio, Indra destacaba que, gracias a estos préstamos y nuevos contratos, la compañía generará en torno a otros 3.000 puestos de trabajo directos en ingeniería y producción –tanto en la empresa como en su cadena de valor en España–, con lo que «movilizará a la industria nacional» y «garantizará la soberanía estratégica que necesita España».
Intercambio de acciones
Las fuentes continúan explicando que en la operación de compra de EM&E, en estos momentos, gana enteros la posibilidad de que se realice a través de un intercambio de acciones entre ambas empresas, y no en efectivo, si bien aún no se conoce la proporción. El precio –añaden– dependerá de cómo evolucione el proceso de negociación de aquí a finales de año y del momento de los mercados. Las estimaciones que barajan asesores de ambas compañías y el comité independiente oscilan entre 1.000 y 1.500 millones de euros.
Además, los hermanos Escribano –Ángel es presidente de Indra, y Javier, consejero de esta y presidente de EM&E– se habrían comprometido con el Gobierno a que en ningún caso una vez realizada la operación su participación –para financiarla se lanzaría una ampliación de capital por valor de mil millones de euros– superará la que ostenta el Estado a través de la SEPI, que cuenta hoy con un 28%. EM&E mantiene en la actualidad un 14,3% en Indra y tras la compra alcanzaría algo más del 20%.
Expertos consultados por ABC coinciden en resaltar tanto lo positivo como lo negativo de la operación: «Una Indra consolidada con EM&E será capaz de generar las economías de escala necesarias y de posicionar a España como un actor central en la carrera del rearme europeo porque las sinergias industriales son claras. Ahora bien, debe solucionar cuanto antes el riesgo de gobernanza y su reto de aquí a final de año está en encontrar un equilibrio entre la necesidad de preservar la independencia de la operación, proteger a los minoritarios frente al duopolio Estado-familia Escribano y garantizar una integración industrial sin pérdida de eficacia».