El independentismo fracasa en su intento de retener la Cámara de Comercio de Barcelona

Se enfrentaban dos candidaturas. A un lado, la promovida por la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que aspiraba a revalidar el contundente triunfo de los comicios de hace cuatro años, cuando se hizo con la presidencia gracias a la movilización de muchos pequeños empresarios hasta entonces ajenos a la institución y en medio de una fuerte campaña del secesionismo para hacerse con espacios de control en ámbitos sociales y empresariales.

Enfrente, la lista finalmente ganadora, liderada por Josep Santacreu, amprada por la gran empresa y bien vista por las patronales, y que ha promovido una candidatura que se ha proclamado apolítica, con el lema 'Va de empresa', tratando precisamente de resaltar su voluntad de no entrar en juegos partidistas. Pese a esta posición, fuentes empresariales señalan que la candidatura ha contado con el apoyo soterrado de ERC, que de este modo ha trasladado al campo empresarial su pugna con Junts.

Los comicios se celebraron de manera telemática entre el pasado viernes y el martes, y durante la jornada de ayer de manera presencial, y contó con una participación que no llegó al 3% del censo. Santacreu se ha hecho con 31 de las sillas en juego, suficiente para asegurarse la presidencia. Con un presupuesto de 24,4 millones, tiene participación directa en otras organizaciones e instituciones, casi un centenar, como Fira, el Puerto, el Consorcio de la Zona Franca y la Fundación Bancaria La Caixa.

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El resultado debe leerse como un nuevo fracaso independentista, equivalente al cosechado en 2021, cuando después de hacerse con el control de la Cámara dos años antes, la ANC trató de lograr la presidencia de la patronal de las pymes catalanas, Pimec, en una contienda que se acabó decantando a favor de la candidatura de Antoni Cañete, que como Santacreu ahora en la Cámara, prometió una presidencia centrada en la empresa y al margen de influencias políticas.

Los resultados llegan después de un último mandato en el que la centenaria institución ha estado en manos del independentismo, lo que ha conducido a su progresivo desprestigio. Decisiones como la eliminación de la corona del escudo de la entidad, el apoyo al Consell de la República de Carles Puigdemont y la eliminación de 12 de las 14 de las llamadas 'sillas de plata' que había en el pleno, o lo que es lo mismo, la presencia en el máximo órgano de las grandes empresas, no precisamente proclives a los excesos 'indepes', son ejemplos de la politización denunciada.