Hacienda reconoce que asalariados y pensionistas pagaron más impuestos en 2022

Así lo reconoce la propia Agencia Tributaria, que atribuye alrededor de la mitad de la recaudación extra por retenciones obtenida en 2022 -unos 10.000 millones de euros- al incremento del tipo efectivo medio que resulta de las retenciones que se practican sobre las nóminas de trabajadores, pensionistas o funcionarios.

El tipo de retención responde a la cuantía del salario percibido y, por tanto, se incrementa en la medida en que se produce una subida de las retribuciones. En un ejercicio normal la contribución del alza del tipo efectivo a la recaudación por IRPF suele ser marginal o inexistente y esta acostumbra a responder más al ensanchamiento de las bases de contribuyentes, es decir, a los incrementos en el número de trabajadores o pensionistas.

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Bruno Pérez

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Pero 2022 no fue un año normal. La inercia creciente de la inflación a medida que avanzaba el año incrementó la presión sobre la negociación de los salarios en las empresas hasta generar una subida media que, según los datos de retenciones recabados por la Agencia Tributaria, superó el 3%; los salarios de los empleados públicos terminaron creciendo un 3,5%, después de que el Gobierno aceptara añadir 1,5 puntos extra a la subida prevista en los presupuestos ante la presión del IPC; y la subida del 2,5% de las pensiones contributivas también desencadenó efectos fiscales relevantes, especialmente en el segmento de perceptores de las pensiones más altas.

En este contexto, el informe de recaudación de cierre de año de la Agencia Tributaria señala de forma inequívoca alincremento del tipo efectivo del impuesto como el principal factor explicativo del fenomenal comportamiento recaudatorio del impuesto en 2022, en el que alcanzó una cifra récord de ingresos de 109.485 millones tras crecer un 15,8%. «Las causas del crecimiento fueron la creación de empleo -muy intensa en la mayor parte del año, en particular en la primera mitad-; el aumento de salarios -crecimiento según avanzaba el año- y pensiones medias y la subida del tipo efectivo de retención derivado de ese aumento», señala el informe.

La descomposición de estos factores que también se explica en el informe de recaudación enfatiza la relevancia de la subida del tipo efectivo, que supone ni más ni menos que el IRPF es más caro de lo que lo era en 2021. La Agencia Tributaria detalla que en la subida del 10,7% registrada en los ingresos derivados de las retenciones practicadas por las grandes empresas la mejora del empleo apenas explica una tercera parte (3 puntos) en tanto que el resto se explica por el efecto de las subidas salariales y el incremento del tipo efectivo de retención que se deriva de las mismas.

El peso de este factor fue aún mayor en los empleados públicos, donde las retenciones crecieron alrededor de un 6% y más de cinco puntos se explicaron por la subida de los salarios y el aumento del tipo efectivo.

Capítulo aparte merecen los pensionistas. La Agencia Tributaria reportó un incremento del 17% en los ingresos procedentes de las retenciones que se practican a los pensionistas, desproporcionado en relación al incremento del 2,5% que experimentaron las pensionistas contributivas. Según la explicación que da el órgano dependiente de Hacienda, diez puntos se explican por la subida del tipo efectivo aplicable a los perceptores de una pensión (de los cuales solo tres se explican por la entrada de nuevos pensionistas que cobran nóminas más elevadas que los pensionistas que ya estaban a sueldo del sistema), cinco y medio por la subida de la pensión media del sistema y apenas un punto por el crecimiento del número de ciudadanos con derecho a una pensión.

El fenómeno ya había sido anticipado por algunos expertos, como se hizo eco ABC, que advirtieron de que el deslizamiento hacia un tramo de IRPF más alto de los cerca de 400.000 perceptores de las pensión máxima del sistema dejaría en las arcas de Hacienda casi la mitad de la subida de 650 euros prometida por Escrivá.

No se puede decir que sea un fenómeno inesperado. Numerosos observadores y expertos advirtieron en los albores de la escalada de la inflación del significativo efecto fiscal de que esta traería a poco que las nóminas compensaran siquiera en parte el descontrol del IPC. Los expertos estimaron entonces en unos 4.000 millones de euros la recaudación extra que se podría obtener de la subida silenciosa de impuestos derivada de mantener los umbrales de renta que separan un tramo de IRPF de otro en un contexto en el que lo previsible era esperar un mayor incremento de las rentas de los trabajadores para compensar aunque fuera en cierta medida la inflación.

Pese a la presión de analistas y oposición al Gobierno para que abordara una revisión de las tarifas que separan los tramos de IRPF para evitar esa subida fiscal por defecto, la famosa deflactación del Impuesto sobre la Renta, el Gobierno optó por una rebaja fiscal selectiva, centrada en las rentas menores a 21.000 euros, que según Hacienda ahorrará 900 millones a ese segmento de contribuyentes.

Esa subida silenciosa del IRPF no ha sido igual para todos. Las ocho comunidades autónomas que han optado por deflactar su tarifa del Impuesto sobre la Renta han garantizado a sus ciudadanos un ahorro fiscal que oscilará entre los 40 y los 330 euros según la región de que se trate.