Hacienda abarrota de estancos la frontera en busca de exprimir los ingresos del mercado francés

Destina 30 de las 203 nuevas licencias a localidades limítrofes a Francia tras la caída de ventas por el Covid-19

Franceses hacen cola en los estancos de La Junquera (Gerona) EFE

La primera concesión de Hacienda en casi veinte años de licencias de estancos se muestra bastante generosa con las localidades fronterizas con Francia, grandes focos de venta de tabaco por ser lugares de paso, pero, sobre todo, por ser frecuentados por ciudadanos franceses que ... cruzan el límite con España para adquirir cajetillas a precios que de media llegan a ser la mitad que en su país.

Son 203 licencias para todo el país, de las que treinta de ellas (el 15%) se localizan en siete municipios que se encuentran a escasos kilómetros del país galo. Municipios que en su mayoría están poco poblados, pero que recibirán una cantidad desmesurada de licencias a la luz del estándar nacional de estancos por habitante. En La Junquera (Gerona), una población que cuenta con poco más de 3.000 habitantes pero en la que no es infrecuente ver largas colas de ciudadanos franceses haciendo cola para comprar tabaco -mucho más barato que en el país vecino- pasarán de tener siete estancos operativos a disponer de 17 expendedurías de tabaco. Un crecimiento que también se apreciará en la pequeña localidad de Lés (Lérida), en la que se localizan todas las nuevas licencias que Hacienda ha previsto en esta convocatoria para esa provincia. Allí el número de licencias se triplicará desde las dos actuales hasta seis.

En Navarra sucede lo mismo. De las once nuevas licencias previstas en el territorio, diez van a parar a municipios limítrofes con Francia. Mención especial a la zona de Dancharinea (Urdax), que pasará de tres a siete estancos, una de las ubicaciones clave para los franceses que buscan comprar a precios mucho más ventajosos que en su país. También reciben nuevos permisos Valcarlos (1), Vera de Bidasoa (2) y Valle de Egües, que suma dos. Por su parte, en la frontera del País Vasco con Francia, la única gran localidad de este elenco, Irún, recibe cinco nuevos estancos.

La explicación oficial del Ministerio de Hacienda a esta concentración de nuevas licencias en zonas fronterizas es que se han seguido criterios «comerciales y de población» para determinar la ubicación de las 203 nuevas expendedurías de tabaco.

Lo que dicen los datos, sin embargo, es que mientras que la proporción normal de estancos en el conjunto del territorio nacional oscila entre los tres y los cuatro establecimientos por cada 10.000 habitantes, en puntos fronterizos estratégicos como La Junquera la proporción va a ser de un estanco por cada 188 habitantes, es decir, de medio centenar por cada 10.000 habitantes siguiendo la proporción anterior. La media en Cataluña es de 2,2 por cada 10.000 personas.

Razones comerciales

Hacienda parece haber primado en esta convocatoria el criterio comercial sobre el de población. Tiene sus motivos, económicos principalmente. En un contexto en el que el consumo nacional muestra síntomas de estancamiento, según los datos que proporciona el Comisionado del Mercado del Tabaco, el consumo en frontera se disparó en 2021 un 16% y pasó a significar ya un 6% de la venta total de cigarrillos en España y, por tanto, una proporción similar de los ingresos fiscales obtenidos por las arcas públicas de la venta de tabaco. La progresión es significativamente más potente este año donde hasta el mes de junio el consumo en frontera está creciendo a ritmos del 43%, según datos oficiales.

El despliegue de los nuevos puntos de venta de tabaco en la frontera con Francia -una concesión administrativa dependiente del Estado- se produce en este contexto, con las ventas en frontera creciendo exponencialmente y suponiendo un porcentaje cada vez más importante de los ingresos del Estado por este concepto.

Según un estudio de KPMG, más del 5% de los cigarrillos que se consumieron en toda Francia el año pasado se compraron en España: hablamos de 2.640 millones de cigarrillos, es decir, 132 millones de cajetillas, a razón de unos cinco euros de media, de los que una parte importante son impuestos.

Un negocio de magnitud millonaria y creciente pese a los exigentes límites aduaneros aplicados por Francia al resto de países de la Unión Europea, que impiden introducir más de doscientos cigarrillos por persona (un cartón) al precio de venta del país de origen. Por encima de esa cantidad el gobierno galo entiende que el porte de tabaco tiene fines comerciales.

El lado oscuro del negocio

Pese a tratarse de un tráfico legal, siempre que se produzca en los términos que establece el Gobierno de Francia, diferentes informes han puesto sobre la mesa los riesgos que entraña ese flujo transfronterizo de tabaco.

Uno de ellos lo emitió el Instituto de Estudios Fiscales, una especie de laboratorio de ideas del Ministerio de Hacienda, en el año 2017 y ya advertía del riesgo de que el tráfico fronterizo alimentara el mercado ilegal bien mediante la reintroducción en un mercado diferente de tabaco de origen lícito a espaldas del circuito legal de distribución o bien mediante la elusión de los regímenes de franquicia, como el instaurado por Francia.

Los autores del informe, uno de los cuales tiene un puesto de relevancia en la actual estructura del Ministerio de Hacienda, abogaban entonces por ajustar las ventas de tabaco en los territorios a los patrones de consumo domésticos para evitar potenciales flujos ilegales. No es el criterio de la nueva convocatoria de estancos.

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