La gran mentira sobre el acuerdo energético de Trump: pasar de 78.000 a 250.000 millones en compras

Según las cifras que aporta la Comisión Europea (CE), las importaciones que se realizaron desde la UE alcanzaron los 375.000 millones en el año 2024. Según las estimaciones en porcentaje de lo que vino de EE.UU., los americanos se llevaron un pastel de 78.000 millones. Y ese es el salto que pretende dar Trump: escalar hasta los 250.000 millones.

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Raúl Masa

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Se desconoce si el acuerdo está plasmado en algún documento o se trata de un principio de buenas intenciones. Básicamente, porque alcanzarlo sería muy complicado —rozando lo imposible—. Según datos de la CE, en 2024 se disminuyó un 16% el volumen económico de importaciones energéticas, y su cantidad también tuvo una rebaja del 7%. Es decir, Europa anda en plena desescalada en el uso de combustibles fósiles, y las cifras lo avalan.

En estos momentos EE.UU. es el principal proveedor para Europa de gas natural licuado (GNL) y petróleo. Además, en el caso del GNL tiene una posición de bastante holgura que se ha ido ampliando en los últimos meses. Pero la problemática surge tanto en la cantidad como el dinero. Hay un negocio, el gas por tubo, donde Estados Unidos no puede participar, como es lógico. En ese segmento, Noruega, Argelia y Rusia gobiernan con mano de hierro.

La intención de Trump, en ese sentido, y según el acuerdo al que se ha llegado con la UE, sería esquilmar a todos estos países, y que la posición la ocupara EE.UU. con su GNL. Aunque surgiría otro problema. Si Europa va servida con unas exportaciones de 375.000 millones, cómo iba a hacer hueco, sin dañar las relaciones con otros países, lo que pide el presidente americano. La letra pequeña se sigue sin entender.

Por si fueran pocos condicionantes, tampoco se ha explicado en la letra pequeña —y tampoco en la grande— cómo van a obligar los diferentes Estados miembros a las empresas a que compren GNL o petróleo de EE.UU. Además, muchas de estas operaciones se hacen con 'brokers' internacionales. Por tanto, no hay un control directo sobre los orígenes de estas materias primas salvo cuando se firman contratos a largo plazo.

De esta forma, no queda claro qué papel jugarán las empresas que, además, tienen estrategias alineadas con la propia Unión Europea en materia de descarbonización. Es decir, se han realizado inversiones millonarias a nivel privado en renovables, y no parece coherente que ahora se haga el camino a la inversa.

No obstante, desde la Comisión Europea descartaron este martes que el acuerdo con EE.UU. para importar enormes volúmenes de combustibles fósiles comprometa el plan de alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050. «El acuerdo no contradice nuestros objetivos de descarbonización de mediano o de largo plazo, en absoluto», afirmó una portavoz de la Comisión, Anna-Kaisa Itkonen.

Aunque no todos piensan igual. Para el experto Aymeric Kouam, de la consultora Strategic Perspectives, el acuerdo sellado con EEUU puede «colocar en peligro» los objetivos de descarbonización de la UE. Lo acordado «compromete la estrategia de seguridad energética» de la UE, que se «apoya en la diversificación de las fuentes de aprovisionamiento, el desarrollo de energías renovables y la mejora de la eficacia energética», dijo.