La gran industria europea entra en estado de alarma: augura recortes de empleo en el sector ya este año
Un informe de la principal patronal industrial de la UE perfila un futuro sombrío por la guerra comercial y el exceso de regulación en Europa
Habla de «crisis histórica» y augura un escenario particularmente complicado para la industria europea del automóvil, que ya ha empezado a cerrar fábricas
Madrid
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Iniciar sesión«Alarma en las industrias europeas del metal, la ingeniería y la tecnología». El último boletín de coyuntura difundido por la gran patronal industrial española, Confemetal, no pone paños calientes a las pesimistas expectativas de futuro para el sector industrial europeo que se desprenden ... de un papel elaborado por la patronal europea Ceemet y cuyas principales conclusiones han decidido incorporar a su informe nacional como una suerte de aviso a navegantes.
«Las industrias del metal, la ingeniería y la tecnología han estado enviando señales de alarma respecto al deterioro de su situación económica por las crisis geopolíticas, políticas, económicas y estructurales que no solo no se resuelven sino que se agravan. Se han propuesto soluciones, pero desafortunadamente hasta ahora la falta de compromiso y la desconexión entre las reglas impuestas y la realidad han amenazado la competitividad de estas industrias», arranca un documento que califica la actual situación de «crisis histórica» y que advierte que de no mediar una reacción rápida por parte de las autoridades el empleo en estos sectores empezará a reducirse.
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Con las carteras de pedidos estancadas, el sentimiento del sector en horas bajas por los anuncios de cierre de fábricas en Centroeuropa y la industria de la automoción, el gran motor del sector, en una crisis endémica, las perspectivas que la patronal anuncia para el sector «siguen siendo sombrías con niveles de producción decrecientes y sin previsión de vuelta a tasas positivas a corto plazo».
El diagnóstico de la gran industria es que el sector está atravesando una suerte de tormenta perfecta agitada por varios factores. El primer factor hacia el que apuntan, enganchándose al diagnóstico de situación realizada por el informe Draghi, es la poca operatividad de la regulación existente en Europa que «o bien sobrerregula o deja lagunas preocupantes». El demoledor documento difundido por la patronal europea y replicado por Confemetal en su último boletín de coyuntura hablar de «un exceso de regulación y de intervención burocrática, que obstaculiza la inversión y la innovación«.
La parálisis de la actividad no ha impedido que el sector se haya visto azotado también por uno de los males de nuestro tiempo: las dificultades de las empresas para encontrar los perfiles profesionales que necesitan. «Sigue habiendo vacantes pese a la caída de la actividad y el cierre de plantas de la industria del automóvil en algunos países miembros y ya se extienden más allá de los empleos STEM (acrónimo en inglés de las competencias en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), a actividades como la administración, la contabilidad y otras vinculadas a la transición digital y ecológica», dice el informe.
Inversiones y energía barata
La salida estaría en aumentar la inversión pública y privada en la Unión Europea, pero por un lado los cierres de plantas por falta de actividad están retrayendo la inversión de los actores privados en el sector, mientras que el nuevo marco fiscal europeo y el enfoque fiscal ligeramente contractivo definido por la Comisión tampoco ayudas a la recuperación de las cifras del sector.
Y en todo este listado de lastres en los últimos meses han irrumpido con fuerza la Administración Trump y la escalada del enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China, con consecuencias sobre el comercio mundial, con réplicas particularmente dañinas sobre la muy abierta economía europea y «con consecuencias especialmente negativas para la industria del automóvil, que actúa como motor para el sector industrial en su conjunto».
Configurado así el cuadro no sorprende que la gran patronal industrial europea concluya que «las perspectivas económicas son pues pesimistas» y apele a la Comisión Europea en términos que empiezan ya a sonar como conocidos: reforzar el mercado interior con menos cargas administrativas, evitar predicciones y metas poco realistas e irrealizables y establecer una política energética a largo plazo «en la que se utilicen todas las fuentes de energía y tecnologías para lograr una política de suministro energético sólida y a precios razonables». Solo así, dicen, se podrá diseñar un plan industrial que consiga sacar al sector de su crisis actual.
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