González (AECOC): «Si la geopolítica y la sequía no complican la situación, bajará la inflación de los alimentos»

En la asamblea general que la Asociación celebrará esta mañana en Barcelona, reclamará al Gobierno que posibilite que el consumidor tenga más renta disponible mediante más rebajas en el IVA de carnes y pescados y ampliar las actuales, que vencen en junio, además de deflactar el IRPF. También rechazará que se demonice que las empresas ganen dinero, que la administración deje de ponerles trabas e insistirá en preservar la unidad de mercado. Pese al momento de euforia económica tras Semana Santa y con un verano prometedor, González advierte de indicadores «preocupantes que aconsejan estar vigilantes, porque la confianza del consumidor y el ahorro se evaporan mientras crece la deuda y no recuperamos el PIB previo a la pandemia».

-La inflación en marzo fue del 3,3%, pero los precios de los alimentos siguen con subidas del 16,5%. ¿Cuándo se notará esa rebaja en la cesta de la compra?

-Manejamos unas proyecciones, condicionadas a no tener más sobresaltos geopolíticos y a que la sequía no nos impacte tanto como parece, que indican una bajada lenta, pero sostenida. Las previsiones de Funcas sitúan el IPC de los alimentos en el 9% en diciembre, siempre y cuando no tengamos más cisnes negros.

-¿Por qué tarda tanto la cadena alimentaria en reflejar las bajadas de insumos, energía y transporte?

-Somos lentos en las subidas, que tardaron en reflejar en el producto final todos los incrementos en la cadena de valor, pero también lentos en las bajadas. Ahí hay que tener en cuenta el efecto del 'stock', porque hay empresas con 'stocks' comprados caros que están comercializando ahora. Pero sólo hay que ver la gran cantidad de políticas promocionales que están realizando las empresas para darse cuenta de que tenemos muchas ganas de devolver al consumidor su poder adquisitivo.

-¿Los españoles tendremos que asumir que no volverán a bajar los precios?

-Que la inflación se modere no quiere decir que los precios bajen, ya que eso supondría una inflación negativa. La verdad es que hay problemas que se han hecho estructurales como la guerra en Ucrania o la crisis climática y, por ello, será difícil que los precios bajen. Lo que va a bajar es la inflación. Es una coyuntura que dura más de lo previsto, aunque en el año 2024 volveremos niveles de inflación más normales.

-Los productores del sector primario se quejan de ganar cada vez menos. ¿Dónde quedan los márgenes?

-Lo cierto es que se ha producido erosión de márgenes en el conjunto de la cadena, en todos los eslabones, porque no se ha repercutido al precio final el 100% de la subida de costes y hay muchos sectores que retroceden en márgenes. En general, la realidad es que la cadena, en su conjunto, ha perdido rentabilidad.

-¿Por qué la industria alimentaria crece con dificultad, un 1,5% en 2022 cuando en 2019 era del 3,7%, según FIAB?

-Por el efecto de la inflación. En 2023 el dato parece que será aún peor, porque todos los indicadores señalan una caída en volumen, que queda «oculta» con la subida precios. La realidad es que el consumo baja en España y actualmente la exportación evita que el sector esté peor.

-¿Prevé un recrudecimiento de la guerra de precios en los supermercados?

-Las promociones son el síntoma de que somos un sector muy competitivo que vive mal en entornos de inflación alta, porque para el consumidor el precio es decisivo a la hora de elegir un supermercado o una marca. Por eso tenemos muchas ganas de que la inflación baje.

-Los españoles compramos menos pescado y carne ¿Bajar el IVA contribuiría a su consumo?

-Sin duda. Según un estudio de AECOC, el 45% de los consumidores declara que está comprando menos carne y el 39% menos pescado. Estos productos pesan el 34% en la composición del IPC alimentario. El dato más objetivo es que el consumo de pescado en España ha bajado un 20% de enero a febrero. El consumidor está abandonando categorías de frescos y eso, a la larga, apunta un problema de salud pública, porque la dieta se empobrece. Seguiremos reclamando la bajada del IVA.

-También reclaman aplazar el impuesto al plástico. ¿Qué les dice el Gobierno?

-Estamos de acuerdo con el Gobierno en los fines perseguidos, pero no en la velocidad, porque introducir el impuesto en un momentos como éste ha generado muchos problemas y ha restado competitividad al sector. De hecho, este incremento es mayor que la bajada del IVA de los productos incluidos en la medida. El Gobierno no nos escucha suficientemente y eso no es bueno para nadie, porque si hubiéramos pactado los plazos y la intensidad de la norma, nos hubiéramos puesto de acuerdo. El sector lleva años reduciendo plásticos sin obligación de hacerlo y ahora nos pisan el acelerador más que al resto de Europa.

-¿La sequía tensionará aún más los precios de los alimentos por falta de producto?

La reducción del precio de algunas materias primas, la energía, los fletes y la eliminación de cuellos de botella logísticos favorecen que se dé una bajada de la inflación. Pero, por otro lado, tenemos el impacto de la geopolítica -que China se haya reabierto- y muchas situaciones difíciles de prever y, a todo ello, se suma la sequía. Confiamos en que lo que baja tendrá más fuerza que lo que sube.

-¿Cómo encajan los ataques de una parte del Gobierno de que son capitalistas despiadados?

-Con estupefacción. Es como si fuera malo que las empresas ganen dinero, cuando en una economía de mercado es lo que garantiza empleos estables, salarios dignos que crezcan al mismo ritmo que las compañías, y una inversión que favorezca también el crecimiento. Echamos de menos políticas de impulso porque son las que garantizan el crecimiento.

-¿Qué opina que las administraciones traspasen su responsabilidad al sector privado?

-La gran beneficiada de la inflación ha sido la administración gracias a la recaudación de impuestos y ahí es donde hay que mirar. Hay que hacer políticas que faciliten la inversión y la creación de empleo fomentando la estabilidad y que se vigile la renta disponible. En nuestro sector hemos pasado de ser héroes durante la pandemia a ser los villanos de la inflación. Habrá que ver qué iniciativa se adopta con respecto a la rebaja del IVA que vence en junio y también tratar de conseguir que la bajada se aplique a más productos de la cesta de la compra para beneficiar al consumidor.

-¿Cree positivo topar los precios de alimentos u ocurriría lo mismo que en Croacia y Hungría, que registran una inflación alimentaria del 19,7% y 62,4%, respectivamente?

-Este tipo de medidas son ineficaces porque intervenir un mercado que se autorregula y donde el precio es tan determinante, no sólo no tiene éxito sino que altera la oferta. Los más interesados en que bajen los precios somos nosotros. En Francia se ha llegado a un acuerdo con buena parte de la distribución, y en marzo, España ha bajado una décima la inflación mientras en el vecino país ha subido más de 1 punto después de aplicar esa medida.

-¿Es posible el lema sindical del 1 de mayo: «Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios»?

-Yo cambiaría el eslogan por: subir la productividad, bajar los costes de las empresas, favorecer el empleo, la inversión y dejar actuar el libre mercado, porque esa ecuación de los sindicatos es insostenible. La productividad es el salvoconducto para mejorar los salarios y aumentar la competitividad.

-¿Cómo aumentar la productividad?

-En España la productividad es 8,2 puntos inferior a la media europea y lo peor es que llevamos 5 años de bajada. Hay muchas cosas que hacer, sobre todo medidas contra el absentismo laboral, que es un gran problema. También hay que trabajar en formación, para suplir el desajuste entre la oferta de fuerza de trabajo y la demanda que necesitan las empresas. Y luego, tenemos un claro problema de inversión en tecnología, porque si fuéramos capaces de invertir, la mejora de la productividad sería inmediata.

-También somos el país con mayor tasa de paro de la UE, del 12,87%. ¿Se ha cronificado?

-Lamentablemente eso parece. El indicador del empleo está bien, pero si pones la lupa ves que el juvenil supera el 30%, y también ves que lo que tira es el empleo público y no tanto el privado. Además, es esencial la conversación entre empresa, administración e instituciones académicas para que la formación que se oferta sea la que se demanda.