ESPECIAL MÁSTERES
Becas a la excelencia, las alas que permiten que el mejor talento tome altura
Existen en España distintas instituciones que destinan un importante presupuesto para costear los estudios de máster fuera de las fronteras
Becas a la excelencia, el impulso con el que las mentes brillantes alcanzan todo su potencial
Existen varios programas que persiguen contribuir a mejorar la formación de las personas con liderazgo y espíritu emprendedor
Estudiar un máster en el extranjero es una opción que atrae a cada vez más estudiantes aunque el factor económico limita mucho las opciones de gran parte de los candidatos. Existen en España distintas instituciones que destinan un importante presupuesto para costear los estudios de máster fuera de las fronteras ... . Entre ellas, la Fundación Rafael del Pino, que desde 2001 ha concedido 521 becas de excelencia para estudios de posgrado en las mejores universidades del mundo a jóvenes españoles con capacidad de liderazgo. Tal y como resalta su director, Vicente J. Montes Gan, «el programa tiene como objetivo contribuir a mejorar la formación de las personas con capacidad de liderazgo y a fomentar el espíritu emprendedor e innovador en España». A la hora de seleccionar los becarios de la Fundación «la Caixa», según explica su directora, Emilia Jordi, «el potencial que tiene el candidato y el impacto que puede tener su investigación o formación en el futuro son aspectos que se tienen muy en cuenta». La Fundación Mutua Madrileña también concede becas de excelencia y según destaca Lorenzo Cooklin, su director general, «ayudarles a poder alcanzar este sueño es nuestra forma de reconocer el trabajo y el esfuerzo constante, valores que hoy más que nunca es necesario ensalzar».
Samuel Ruipérez Campillo está estudiando un Máster en Ingeniería Biomédica, especialidad en Bioelectrónica, en la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, gracias a una Beca de Excelencia de la Fundación Rafael del Pino. Natural de Motilla de Palancar, un pequeño pueblo de Cuenca, su vida ha dado un drástico cambio en los últimos años. «Con trabajo y esfuerzo se puede llegar a donde queramos, yo soy prueba de ello», comenta Samuel.
Nacer y crecer en la España vaciada no le impidió soñar y luchar por lo que quería. Su aventura comenzó al marcharse a Madrid, a estudiar Ingeniería Biomédica en la Universidad Carlos III. En el tercer curso, gracias a una beca de la universidad, marchó a estudiar al Instituto Tecnológico de Georgia, realizando sus primeras investigaciones. Al acabar el grado optó a la beca Rafael del Pino «porque además de la financiación, tenían unos valores interesantes. Crean una pequeña familia de becarios en los que ellos confían y les encargan la gran tarea de contribuir al conocimiento heredado y colaborar con nuestro particular valor para hacer una sociedad con más valor», explica el joven.
Carlos Jiménez Barragán, estudia un máster de Escritura en la Universidad de Columbia
Eligió realizar el máster en el ETH de Suiza entre otras razones porque fue la universidad donde Einstein descubrió la teoría de la relatividad, le daba la oportunidad de estar en el centro de Europa y cerca de casa. «Recibo una formación muy robusta para luego aplicarla a distintos problemas usando mis técnicas. Me gusta esta perspectiva, son flexibles a la hora de elegir asignaturas y es una de las mejores universidades del mundo», afirma. Al acabar su primer año de beca, a Samuel le surgió otra oportunidad para estudiar en la Universidad de Berkeley y trabajar en Stanford, y desde la Fundación Rafael del Pino aceptaron aplazar su segundo año de beca en Suiza, que está a punto de finalizar. Esa flexibilidad es algo que agradece, ya que ha enriquecido aún más su corta pero intensa carrera investigadora.
Se plantea ahora seguir en Suiza con un doctorado en el ETH y en un futuro no descarta trabajar en la transferencia del conocimiento entre la ciencia académica y la industria porque «lo importante es que el conocimiento llegue a la sociedad». A veces, en cuestión de horas, pasa de estar en clase con un Nobel a sentarse a la mesa con su familia en su tierra natal. «Es una dualidad interesante que me da una perspectiva muy especial», resalta Samuel, quien aprovecha siempre que puede para visitar a los estudiantes de su instituto para recordarles que aspiren a lo que les hace ilusión.
Carlos Jiménez Barragán (Madrid, 1996) se animó a pedir una de las becas de la Fundación «la Caixa» cuando ya llevaba cuatro años trabajando como periodista en El Confidencial. Estudió Economía y Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos y en tercero de carrera marchó a estudiar seis meses a México gracias a una beca del Banco Santander. A pesar de estar contento con su profesión, siempre sintió mucha curiosidad por la escritura de no ficción y se candidató para estudiar un máster de Escritura en la Universidad de Columbia (Nueva York). «Tenía amigos que habían pedido la beca y sabía que era importante tener claras las ideas», cuenta.
No obstante, él pensaba que estaban más enfocadas para las personas que querían seguir su trayectoria académica y que podría ser más difícil lograrla al estar ya trabajando. Además, con un 8 de media, no tenía claro si podría acceder a las ayudas. «Me he dado cuenta que, en mi caso, fue importante esa experiencia laboral. Desde fuera es cierto que es una beca que consideras casi imposible de conseguir, pero se valora mucho el proyecto que quieres llevar a cabo», resalta.
«Con trabajo y esfuerzo se puede llegar a donde queramos, yo soy prueba de ello»
Samuel Ruipérez
Estudia un máster de Ingeniería Biomédica en la ETH de Zúrich
Carlos tenía ambición y está contento en su primer año de máster, aunque reconoce que está siendo duro. «El nivel de la universidad es impresionante. Sin la beca no podría estar. El nivel de los profesores es también altísimo», afirma. Este verano trabajará en una tesis del máster, y en agosto retomará los estudios, enfocados a acabar con un libro. «Ya tengo la idea, es una mezcla de periodismo narrativo combinado con primera persona e historia familiar», avanza. Y después, todo se verá, según resulte su experiencia.
Arancha Sastre, por su parte, pudo estudiar en La Sorbona de París un máster en Economía gracias a una beca de la Fundación Mutua Madrileña. Natural de Hoyo de Manzanares, estudió el curso de ADE en inglés en Cunef y siempre le han gustado mucho los idiomas, realizando pequeñas estancias de estudios en EE.UU., Francia e Irlanda. Logró una beca por sus notas en la universidad y también se marchó a Nantes como Erasmus. Al acabar el grado aplicó tanto a trabajos como a becas ya que asegura que «me encanta estudiar». Buscando convocatorias descubrió las de la Mutua y casi no podía creer que su padre era de esta entidad desde hacía más de 20 años, condición para poder ser una de las seleccionadas.
Arancha Sastre estudió en La Sorbona de París un máster en Economía
Arancha buscaba una universidad antigua, «soy muy fan de la historia y tenía una espinita de estudiar en un sitio histórico», confiesa. En su primer año del máster los estudios estuvieron centrados en Economía, «fue un reto para mí, muchas matemáticas, economía pura y dura. Soy más de empresa», confiesa. Pero ya en el segundo año, donde se especializó en gestión de empresas internacionales, disfrutó mucho más. Pudo realizar las prácticas en Estée Lauder en París, en el departamento de 'trade marketing' para todas las marcas. «Fue una oportunidad increíble, el nivel de empresa, la responsabilidad. Y descubrí el sector de la cosmética, que es muy divertido y muy ágil», afirma Arancha. Al regresar a España comenzó a trabajar en el departamento comercial internacional de 3INA, una empresa de cosmética española. La joven madrileña no tiene dudas de que gracias a la beca «mi futuro será totalmente diferente».
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