Los fertilizantes, un nuevo dolor de cabeza para el campo español
La caída del 70% en la producción por la escalada del precio del gas dispara su coste y pone en riesgo el futuro de las explotaciones
Madrid
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Iniciar sesiónEs una preocupación creciente de las autoridades europeas y una constante en las declaraciones que realiza en las últimas semanas el ministro de Agricultura, Luis Planas, cada vez que se reúne con sus pares europeos tanto en Bruselas como en Luxemburgo. Además, es otra consecuencia de la invasión rusa de Ucrania ... , ya que este país era uno de los principales proveedores de gas para fabricar muchos de estos productos. En el último Consejo de Ministros europeo del ramo, el pasado lunes, se volvió a insistir en facilitar el acceso de los agricultores a los fertilizantes y el ministro español anunció que en la siguiente convocatoria prevista para noviembre presentará una comunicación al respecto. La Comisión Europea dará también a conocer su propio documento.
¿Por qué nos debería preocupar a todos lo que está sucediendo con los fertilizantes? Porque si su producción merma o se encarece en exceso, estos los agricultores recortarán su uso en los cultivos, mermarán las producciones agrícolas y, a la postre, pondrán menos productos en los supermercados, lo que encarecerá aún más el precio de muchos alimentos. Es decir, más gasolina para la inflación.
Desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (Anffe) avisan de que la producción en Europa se ha reducido «en torno a un 70%» este año y lo achacan a dos razones. La primera es que una parte importante de los fertilizantes se fabrican con nitrógeno y el gas natural es su principal materia prima, que ha aumentado en un año alrededor de un 800% su precio según estiman desde el sector. El segundo motivo es que las fábricas de fertilizantes son electrointensivas, es decir, consumen mucha energía eléctrica. El valor de la electricidad también vive instalada en su particular montaña rusa.
Gobierno y productores buscan una solución
Ante esta situación cada vez más preocupante, el Ministerio de Agricultura viene manteniendo reuniones periódicas con las principales patronales del sector de los fertilizantes: la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (Anffe), la Asociación Comercial Española de Fertilizantes (ACEFER) y la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA). La última de ellas tuvo lugar el pasado 31 de agosto. Desde Anffe se muestran satisfechos con este canal de comunicación abierto. «El sector agradece los esfuerzos que está realizando el Ministerio de Agricultura para asegurar la viabilidad de la industria de fabricación de fertilizantes, el abastecimiento y la fertilización de los cultivos en nuestro país», apuntan. En una línea similar se mostró, en manifestaciones a ABC, el presidente de Acefer, Juan Pardo, quien descartó el peligro de desabastecimiento y reconoció que «se han cambiado algunos países orígenes de las importaciones de materias primas» en referencia a Rusia.
En España, Fertiberia paralizó en marzo su factoría de Palos de la Frontera (Huelva) por los elevados precios del gas. Planta que continúa en la actualidad paralizada, según ha podido confirmar ABC. De cualquier modo, los agricultores españoles ya están notando en sus bolsillos el encarecimiento de los fertilizantes. Según el Índice de Precios Pagados Agrarios, que elabora Agricultura, entre junio de 2021 y el mismo mes de este año, los agricultores habían pagado un 98% más por los fertilizantes y un 137% más por los nitrogenados. A lo anterior hay que sumarle, un encarecimiento de la electricidad del 92% y un 94% del carburante. La situación es otro dolor de cabeza para las principales organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA.
A la búsqueda de alternativas
Desde Anffe destacan que la industria de fertilizantes en España está realizando «un gran esfuerzo inversor» para la búsqueda de fuentes alternativas de materias primas, que disminuyan la dependencia del nitrógeno y, por lo tanto, del gas. Apuntan hacia varias vías alternativas como «la recuperación de nutrientes a partir de determinados bioresiduos y subproductos»; así como por la incorporación de bioestimulantes, inhibidores y otros componentes que, en su opinión, «permiten mejorar la eficiencia de la fertilización e incrementar el valor añadido de los productos». Todo ello, en línea con la economía circular y una menor dependencia de terceros países.
Otra vía, añaden desde la asociación que agrupa a los fabricantes de fertilizantes en España, es el empleo del denominado «amoniaco verde y de los fertilizantes bajos en carbono», que a su juicio tendrá un claro impacto positivo tanto dentro de la industria como en los destinatarios de estos productos, los agricultores. Como ejemplo de lo anterior, mencionan a Fertiberia que tiene varios proyectos alrededor del «amoniaco verde», a partir de fuentes de energía renovables, así como para la fabricación futura de fertilizantes con menor proporción de carbono.
Todo lo mencionado, concluye la patronal del sector, «permitirá evitar la dependencia de la principal materia prima necesaria para producir los fertilizantes nitrogenados, el gas natural, reduciendo costes de producción y la dependencia del exterior». En ese camino para mejorar la fertilización y encontrar fuentes de nutrientes alternativas, añaden, resulta «clave» la colaboración con diferentes centros de investigación tanto públicos como privados.
Un ejemplo, es el del MAAVi Innovation Center en Vícar (Almería), que pertenece a la compañía española Kimitec y que está considerado el mayor hub de innovación biotecnológica de Europa tras 15 años investigando fuentes naturales para su aplicación en la agricultura y la industria agroalimentaria. Fuentes de la compañía destacan la pronta presentación de los resultados de un amplio proyecto para dar solución a los problemas generados por los fertilizantes químicos nitrogenados como el de la acumulación en los suelos y la consiguiente contaminación de los acuíferos.
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En concreto, Kimetec (participada por el Banco Santander) apuesta, entre otras soluciones en las que ya trabaja junto a algunas de las grandes agroquímicas europeas, por la aplicación de determinados microorganismos a la planta para que capte el nitrógeno disponible en la atmósfera y lo transforme en nutriente para su crecimiento. De esta forma, explican las fuentes consultadas, se pone remedio a dos problemas: los sobrecostes de utilizar el nitrógeno (el que está en la atmósfera sería gratuito) y la contaminación resultante de su acumulación (la planta solo cogería lo que necesitara).
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