Los expertos declaran la desaceleración total del empleo y prevén un estancamiento del paro a cierre de año

Concretamente, según trasladaron en el día de ayer los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, el empleo restó 11.583 cotizantes en el undécimo mes del año, lo que deja el total de afiliados en los 20.806.074, mientras que al mismo tiempo y gracias a los primeros preparativos de la temporada de compras navideñas -en el dato de noviembre se reflejan las contrataciones de refuerzo para el 'Black Friday'- permitieron una caída del paro de 24.573 personas situando el total en 2.734.831 desempleados. Estas cifras, aunque discretas, dibujan el peor escenario en un mes de noviembre de los últimos tres años.

En el caso del la serie de cotizantes, la caída es sustancialmente más brusca que la experimentada en el pasado ejercicio cuando se perdieron 155 afiliados a la Seguridad Social, y se aleja de las cifras positivas que habían acompañado en los años posteriores a la pandemia, condicionado por las medidas de reanimación de la economía -en 2021 se incrementó el empleo en 61.768 personas y en 31.638 en 2020-.

El régimen de autónomos vuelve a experimentar una caída, si bien esta es menor que la registrada hace un año. El Régimen Especial pierde 1.070 trabajadores en el mes, situándose el total de afiliados en los 3.343.702 autónomos. La pérdida es un tercio de la registrada en 2022 cuando cayeron en este periodo 2.801 trabajadores por cuenta propia, el saldo comparado con el alza de 2021 (1.080) y 2020 (2.504) sí muestran esa pérdida definitiva del viento de cola de los últimos años.

En el caso del empleo, el origen parece vinculado a la fuerte destrucción de puestos de trabajo que sufre la hostelería, que se llega a dejar 115.539 en un mes, siendo la segunda caída más acusada la que experimenta el sector público con 3.717 trabajadores menos y el sector agrícola, que pierde 2.583 trabajadores. También desde la perspectiva sectorial, el menor descenso experimentado del paro se debe principalmente a que los 17.335 desempleados que se reincorporan al sector de los servicios son un 30% menos que los 25.083 del año pasado.

Así, la serie de registros de desempleo si muestra una evidente desaceleración de la caída del paro que se venía experimentando en los años posteriores a la pandemia, siendo el dato de noviembre menos de la mitad que el registrado en 2021 cuando se redujo en 74.381 y también inferior -un 26% menos- a la caída de 2022 con 33.512 parados menos.

Con este panorama expuesto, el saldo laboral a cierre de año se espera algo mejor por el repunte esperado para cubrir el pico de actividad del periodo navideño, muy concentrado en el mes de diciembre. Así, tal y como proyecta el servicio de estudios de la empresa especializada en gestión de recursos humanos Adecco, las perspectivas para diciembre es cerrar 2023 con un crecimiento del empleo hasta alcanzar los 20,87 millones de ocupados, un más 2,8% interanual, mientras que el paro registrado se mantendría en el entorno de los 2,70 millones de personas, un 4,9% menos que hace un año.

Además, señala el director de The Adecco Group Institute, Javier Blasco, que ahora hay 2,73 millones de parados, a los que pueden sumarse 511.400 con disponibilidad limitada y otras situaciones. «Si también se suman las personas en ERTE, 11.700 personas, y los fijos discontinuos que no trabajan, la definición más amplia de paro llegaría a unos 3,7 millones de personas».

«Desde la entrada en vigor de la reforma laboral, uno de los aspectos más comentados ha sido la desviación creciente de las series de demandantes de empleo y de paro registrado, como consecuencia de la firma de más de 4 millones de contratos fijos discontinuos y la dificultad de valorar el número cientos de miles de trabajadores con dicho contrato que se encuentran en situación de inactividad y que se contabilizan como demandantes de empleo con relación laboral», explican sobre este fenómeno desde Randstad Research.

Sin embargo, con este balance plagado de claroscuros lo que más preocupa a los empresarios y expertos laboralistas es el apuntalamiento del impacto de la desaceleración económica en el mercado laboral y como ello puede dejar futuros escenarios sombríos de cara al próximo año.

En esta dirección va el aviso emitido por los empresarios tras conocerse el balance del mes de noviembre, donde advierten de que la creación de empleo «parece ralentizarse», lo que debe observarse con «preocupación» pues, pese a las cifras históricas de afiliación «continuamos prácticamente duplicando la tasa europea de paro», señalan desde la CEOE. Recuerda la patronal dirigida por Antonio Garamendi que esta circunstancia es especialmente grave teniendo en cuenta el alto volumen de vacantes que está frustrando el crecimiento de algunos sectores. «De ahí que sea imprescindible acertar con la reforma del desempleo que debe servir para generar puentes entre el paro y la vida activa», señalan.

Por su parte, Cepyme advierte cierta fragilidad en los pilares sobre los que se sustenta la creación de empleo. «Los datos del mercado laboral, pese a mantener vigor, encajan el clima de ralentización económica, de desaceleración en las ventas, la todavía elevada inflación acumulada y la fuerte alza de costes laborales y de suministros que padecen las pymes, en un entorno de alta presión fiscal», apunta la organización capitaneada por Gerardo Cuerva. En esta línea, el presidente de ATA, Lorenzo Amor, asegura que «los datos reflejan una importante desaceleración en el ritmo de crecimiento» y reclama reducir las cargas sobre los autónomos en este contexto.

Desde la patronal madrileña CEIM aseguran que «las recetas de la pasada legislatura (más impuestos, más intervencionismo en las relaciones laborales, más cotizaciones sociales y reformas por decreto ley) no funcionan y abocan a más paro». Además, advierte el portavoz de la organización, Francisco Aranda, la productividad sigue bajando en contraste con la media de la OCDE, debido a los constantes ataques desde el Gobierno a la libertad de empresa y «los anuncios de más subsidios inconexos con políticas activas de empleo».

En este sentido, CEIM recuerda que las empresas españolas van a experimentar el mes que viene más costes sociales y un aumento del salario mínimo, posiblemente por encima del IPC, lo que conducirá inexorablemente a que España afronte 2024 con la tasa de paro juvenil más elevada, duplicando la media de Europa.