España pierde posiciones como destino de inversión extranjera, pero mantiene una buena imagen

En el acto han comparecido Gregorio Izquierdo, director general del IEE, junto a Emilio Guevara, socio global de la consultora Kearney, autora del estudio, y Terry Toland, director del Global Business Policy Council de Kearney y una de las máximas autoridades en lo que respecta a este estudio.

A pesar de que España se había consolidado como uno de los países presentes en el top 10 del ránking en el último lustro, en 2025 ha perdido su posición, cayendo al puesto número 11 del índice. El ránking se encuentra liderado por Estados Unidos, seguido de Canadá y el Reino Unido, líder europeo. Japón, Alemania y China ocupan el cuarto, quinto y sexto puesto. Justo después se coloca Francia, seguida de Italia, los Emiratos Árabes Unidos y Australia, seguida de España en el puesto número 11.

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A pesar de que Izquierdo ha remarcado que la posición de España es positiva, ya que se encuentra dentro de los 25 países que más confianza suscitan a los inversores extranjeros, el ligero retroceso frente a vecinos como Francia, Alemania e Italia invita a pensar que se ha producido un deterioro en esta métrica durante el año 2025.

Las causas principales de esta ligera desaceleración son diversas, siendo varias las áreas en las que, en opinión de los ponentes, España debe dar un paso adelante. Los problemas de inseguridad jurídica, en primer lugar, suponen un factor de freno para los inversores, debido a la excesiva litigación tributaria que se debe llevar a cabo en nuestro país. Del mismo modo, problemas estructurales como la 'okupación' contribuyen a formar una imagen negativa de España a ojos de los inversores.

Del mismo modo, otro de los factores peyorativos son los problemas de fiscalidad que experimenta nuestro país, especialmente la carencia de incentivos a la inversión general para animar a las empresas a participar en este tipo de proyectos. Por otro lado, los problemas de inestabilidad política a nivel nacional, destacando la falta sistemática de Presupuestos Generales del Estado o los recientes casos de corrupción que azotan al Gobierno, así como la polarización instalada en el ecosistema político en los últimos años, afectan duramente a la reputación internacional de España.

A pesar de las circunstancias negativas que atraviesa el país, Izquierdo ha querido incidir en las ventajas competitivas españolas para atraer la inversión extranjera: su posición geográfica, que actúa como puente entre Europa y América, su abundancia en recursos naturales, su clima privilegiado o la calidad de sus infraestructuras actúan como contrapeso para mitigar los factores peyorativos.

En cuanto a las propuestas del IEE para solventar las problemáticas españolas, Izquierdo ha propuesto, entre otras, la puesta en marcha de un plan de simplificación administrativa que acorte los plazos burocráticos, liberalización y desregulación del mercado, seguir invirtiendo en infraestructuras e impulsar el protagonismo español en la Unión Europea, que actúa como factor estabilizador a través de su marco normativo y la pertenencia a la Eurozona.

Por otra parte, Emilio Guevara, socio de Kearney, ha tenido a bien remarcar que el puesto 11 de España es algo por lo que presumir, a pesar del ligero retroceso, frente a otro tipo de ránkings, como el Informe PISA o el índice de Libertad Económica, en los que solemos obtener malos resultados.

A su vez, Guevara ha querido destacar la competición particular que España mantiene con Italia, que hace tres años se encontraba en el puesto 11, que hoy ocupa España, pero se ha aupado recientemente. En cuanto a los motivos, ha destacado la cualificación de la mano de obra, que los inversores extranjeros perciben superior en el país transalpino, y la 'facilidad para hacer negocios', haciendo alusión a la maraña regulatoria que existe en España.

Por último ha intervenido Terry Toland, uno de los mayores responsables del estudio, explicando que los encuestados han sido 536 directivos de 30 países, pertenecientes a empresas con una facturación superior a los 500 millones de euros anuales. Toland ha resaltado algunos resultados concretos, como la preferencia del 60% de inversores a realizar negocios en la Unión Europea antes que en cualquier otro territorio, debido a la estabilidad del mercado comunitario gracias a su fuerte normativa.

El 69% de los inversores, según el estudio, tienen una visión 'muy favorable' de la Unión Europea como bloque, a pesar de que los inversores europeos son más pesimistas acerca de la influencia de la Unión que los americanos o asiáticos, que se deshacen en elogios hacia la posición comunitaria.