España se olvida de blindar la soberanía tecnológica del transporte del siglo XXI

No obstante, Europa sí lidera la inversión en I+D en el sector del automóvil con 62.600 millones de euros frente a Estados Unidos (27,6), Japón (33,2) o China (18), según datos de 2021 del R&D Scoreboard de la Unión Europea. En donde suspende es en la aplicación de una eficaz política de propiedad industrial «ya que el sistema de patentes no está siendo el vehículo de protección en un sector donde se sabe que existe un alto nivel de innovación dirigido a las claves y retos de la movilidad del futuro», explica el documento. De estos datos se deduce que la carrera de la soberanía tecnológica se pierde porque no se protege.

«España es el segundo fabricante de vehículos europeo y el noveno del mundo gracias a las 17 plantas en las que se ensamblaron en el primer trimestre de este año 658.282 vehículos, lo que significa un 20% más que el año anterior», comienza por destacar Isabel Marco, responsable de Proyectos de Innovación de la consultora PONS IP. Es significativo que el 90% de la producción se exporta y que esta industria supone el 10% del PIB y el 9% del gasto en I+D de España. Pero para tener más impacto a nivel global «se podría potenciar el desarrollo de tecnologías específicas, por ejemplo, para el vehículo eléctrico, que también sean protegidas en nuestro país». Otra oportunidad es, en su opinión, «potenciar la I+D de las empresas de componentes, las llamadas Tier 1, de capital español y líderes mundiales en sus sectores.

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Isabel Marco no cree justo referir que las empresas españolas no hacen uso del sistema de patentes. «Depende en gran medida del sector y de las características del producto susceptible de ser protegido, ya que el que no exista un documento de patente de por medio, no significa necesariamente que no se hayan tomado las medidas necesarias para la gestión del conocimiento y de los desarrollos más innovadores», matiza la responsable. Particularmente en el ámbito de la movilidad, existen grandes multinacionales que por políticas internas deciden centralizar su propiedad industrial en empresas en donde tienen su sede. «Esto afecta mucho a España en donde ninguna de las 17 plantas que ensamblan vehículos es de una empresa con sede en nuestro país», indica Marco. En el caso de las pymes, por ejemplo dedicadas al desarrollo de software, «sí suele existir desconocimiento lo que conlleve a la pérdida de derechos en la explotación de sus activos intangibles».

El cambio de tendencia no resulta simple ya que como recuerda la consultora, «se debe basar en una estrategia sustentada en dos pilares: el fomento de una cultura empresarial de la gestión de la propiedad industrial como motor fundamental de la I+D+I y, segundo, el impulso de políticas públicas que promueva la generación de tecnología y patentes en España en programas como los Pertes o las deducciones por I+D+I».

Jaime Sánchez Gallego, vocal de la Comisión de Innovación y Transporte del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid (COIIM), recuerda igualmente que en España la parte de movilidad se realiza principalmente a partir de multinacionales. «Pueden tener equipos nacionales muy potentes, pero al solicitarse patentes europeas es habitual que se gestione desde la sede», indica. Otro de los motivos que explica un bajo número de patentes en nuestro país es el hecho de contar con muchas pymes y micropymes. «Nos falta empresa mediana y los costes de patentar son elevados para un autónomo o pequeña empresa», explica Sánchez Gallego. Además, antes podía resultar suficiente patentar en España, pero ahora se opta por la europea o la mundial por lo que el precio es mucho más alto.

El vocal del COIIM indica además que existen sectores como el del software donde la parte de la patente es confusa «y las empresas van por delante del mercado». En esta área se encuentran empresas pequeñas, flexibles, que optan por no patentar ya que «en estos casos de debe registrar el código o el proceso y no es algo sencillo». De ahí que recuerde que en el ecosistema de la movilidad hay proyectos muy potentes en España relacionados con plataformas digitales de los cuales no salen patentes.

Para Ikhlaq Sidhu, decano de IE School of Technology, es importante tener en cuenta lo que significa una patente para sacar conclusiones sobre la situación de cada país en esta materia. «Tener una patente es algo que bloquea a otra persona de hacer algo. Las empresas quieren protegerse para que otras compañías vendan su idea en sus mercados», subraya Sildhu. Por ello mercados tan grandes como EE.UU. y China tienen un alto número de patentes. «Una empresa que está en EE.UU. vendiendo un producto no quiere que llegue otra firma, coja su idea, y la comercialice en otro sitio», pone como ejemplo. Es decir, que las compañías que venden en grandes mercados «cogen muchos patentes de forma defensiva, aunque no las necesiten».

Además, juega también un papel importante a la hora de solicitar patentes la competencia que existe entre empresas de un mismo sector. «Si una compañía tiene 100 patentes y otra una, va a atraer más inversores la de 100. No se puede cuantificar el valor por tener esas patentes, pero si quieres comprar una empresa o hacer negocios, elegirás antes la que tenga más patentes», puntualiza. Tal y como indica Ikhlaq Sidhu estos dos factores tienen mucho peso a la hora de solicitar la patente. Pero recuerda que «puedes tener negocios y éxito y no necesitas una patente. Y si la tienes no significa que tengas más éxito».

Jaime Sánchez Gallego señala también el hecho de que no todas las ideas son comerciales, de ahí que en algunos casos no haya necesidad de pedir esa patente. No ocurre lo mismo en sectores como el biotecnológico, médico o farmacéutico, donde tienen un mayor peso. Al hablar de movilidad, «se está innovando mucho en España, al igual que en el resto del mundo. Y en nuestro país tenemos polos importantes del vehículo eléctrico y conectado, y con el tiempo tendrá más peso el autónomo».

En su opinión sería clave «facilitar de algún modo que los márgenes sean mayores en las empresas que tengan innovación en España, lo cual aumentaría las patentes». Pone el ejemplo de Irlanda, donde los impuestos son menores y hay más patentes. Además, «para inventores, pymes y microempresas se podría reducir los costes de la patente, al menos la europea. No es un precio muy elevado pero si registras varias sí implica mucho dinero».