Escrivá impondrá una cuota de solidaridad a los sueldos más altos para poder pagar la reforma de las pensiones

En la última versión del borrador de la reforma se prevé hasta una cuádruple vía incremento de cotizaciones en el caso de las rentas más altas. Pero también se habría incorporado un endurecimiento del mecanismo de equidad intergeneracional que se aplica sobre todas las nóminas con independencia el nivel de renta y que tocaría a la totalidad de los trabajadores.

Concretamente, según trasladan fuentes cercanas a la negociación la Seguridad Social prevé duplicar la cotización que se aplica a los más de 20 millones de afiliados a la Seguridad Social, del 0,6% por el denominado mecanismo de equidad intergeneracional. Pasaría con la nueva medida a ser el 1,2% del sueldo mensual de los trabajadores. Como es sabido, esta cuota se cobra con el objetivo de rellenar la famélica hucha de las pensiones, o Fondo de Reserva de la Seguridad Social, para poder afrontar picos de gasto durante las décadas de tensionamiento financiero del sistema previstos por la jubilación de los 'baby boomer'.

Bien, esta era una de las principales demandas de enmienda de la Comisión Europea hacia la reforma de las pensiones española. Ya venía advirtiendo al Gobierno de que el mecanismo tal y como estaba planteado carecía de un automatismo necesario para que sea un verdadero elemento de control de gasto inmediato, mientras que tampoco se veía claro que los remanentes que lograra amasar configurasen un colchón financiero de seguridad para el sistema.

Ahora, con el planteamiento de duplicar la tasa que se aplica a la totalidad de los trabajadores, el Gobierno afronta un horizonte hasta 2033 en el que con la anterior versión del mecanismo de equidad se recaudaban unos 22.200 millones en toda la década de aplicación mientras que ahora la previsión pasa por alcanzar un 'ahorro' en la hucha de las pensiones de casi 45.000 millones de euros.

Sin embargo, la vuelta de tuerca por el lado de los ingresos no queda aquí. Para las rentas altas, las que rebasen la base máxima de cotización -en 54.000 euros anuales en 2023- el menú es bastante más copioso. Efectivamente, estas rentas también están sujetas al aumento del mecanismo de equidad hasta el 1,2% pero hay más.

Por un lado, el Gobierno prevé para esta segunda toma de medidas un destope progresivo de las bases máximas de cotización que será del 1,154% entre 2025 y 2050. El objetivo, elevar el límite salarial a partir del cual ya no se cotiza. Actualmente se sitúa en los 54.000 euros brutos anuales, mientras que al final del periodo de despliegue se situará en torno a los 70.000 euros brutos anuales, tras incrementarse en más de un 30%.

A ese porcentaje se añadirá cada año el aplicable en función del avance de la inflación que emana de la actualización de bases que se lleva a cabo con la aprobación de cada Presupuesto General del Estado. Por ejemplo, con la aprobación de las cuentas de 2023, la Seguridad Social actualizó la base máxima aplicando el IPC medio de 2022, un 8,6%. A este porcentaje es al que se agregaría cada año hasta 2050 ese 1,154% adicional por el destope.

Y ahora, en el último borrador, tal y como apuntan las fuentes cercanas a la negociación consultadas por ABC, aunque no ha trascendido el modo concreto de aplicación, también se prevé otro extra. La cuota de solidaridad. Lo único que está claro es que afrontan esta contribución extra, que ha sido la moneda de cambio del Gobierno para rebajar la propuesta de ampliación del periodo de cómputo, los sueldos que se sitúen por encima de la base máxima de cotización de cada año y será «progresiva».

De este modo, se confirma tal y como había avanzado ABC que realmente, el objetivo de las recurrentes visitas del titular de Seguridad Social para reunirse con los técnicos de alto rango de la Comisión Europea que hacen el seguimiento de la reforma de pensiones en España era para concretar un nuevo golpe a los sueldos altos que le sirviera para rebajar la medida de ampliación del periodo de cómputo.

Este, al menos, es el corsé que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha previsto para lograr esa cuadratura del círculo en que se había convertido la negociación para ajustar los últimos elementos de la reforma, ya en este último tramo a tres bandas entre la mesa de diálogo social con patronal y sindicatos, Bruselas y los grupos políticos necesarios para aprobar las medidas, empezando por Unidas Podemos.

De este modo, el Gobierno tenía que sacrificar una parte del diálogo para poder sacar adelante aunque fuera un acuerdo de mínimos. Y así ha sido. Los damnificados, la patronal, que ha visto cómo los avances en el apoyo de sindicatos a las medidas y de Unidas Podemos, y también de Bruselas, se sustentan en una rebaja de las medidas destinadas a moderar las cuantías de las pensiones a costa de una mayor expectativa de ingresos apoyada en un incremento de las cotizaciones sociales por múltiples vías.

Concretamente, en resumen, el refuerzo de ingresos del sistema que procederá de la subida de cotizaciones para las rentas altas, y también para la generalidad de trabajadores por la vía del mecanismo de equidad, por cuatro vías: el destope progresivo de las bases, la inflación, el mecanismo de equidad intergeneracional y ahora una cuota de solidaridad que será progresiva y se aplicará a las rentas que superen la que en cada momento sea la base máxima de cotización.