El BCE tiene dudas sobre la magnitud de las próximas subidas de tipos
A los miembros del Consejo les preocupaba que la inflación pueda estancarse en niveles excepcionalmente altos, según queda reflejado en las actas de la reunión de septiembre
Christine Lagarde, presidenta del BCE (izda) junto al comisario de Economía europeo Paolo Gentiloni
Las actas de la reunión de septiembre del Consejo de Gobierno del BCE, están plagadas de argumentos y contraargumentos que reflejan una abrumadora preocupación sobre el futuro inmediato de la economía europea y el temor de que las medidas adoptadas acaben siendo contraproducentes. A ... los miembros del Consejo les preocupaba que la inflación pueda estancarse en niveles excepcionalmente altos, lo que requeriría un endurecimiento muy agresivo de la política monetaria, incluso a costa de un crecimiento más débil, según queda reflejado en el documento.
El BCE elevó las tasas de interés en 75 puntos básicos en la reunión, más de lo esperado, y adelantó nuevas alzas, temiendo que la rápida inflación se afiance y se convierta en más difícil de superar. Si bien algunos de ellos abogaron por un aumento menor de la tasa, de solo 50 puntos básicos, un número «muy grande» de legisladores respaldó el aumento mayor. «La inflación es demasiado alta y es probable que se mantenga por encima del objetivo del Consejo de Gobierno durante un período prolongado», fue la conclusión final, que sin embargo no quedó exenta de miedo a que sea peor el remedio que la enfermedad. «El esperado debilitamiento de la actividad económica no sería suficiente para reducir la inflación de manera significativa y por sí solo no devolvería la inflación proyectada a la meta», quedó también establecido.
Desde la reunión de septiembre, la inflación se ha acelerado hasta el 10%, un nivel que no se veía en algunos países de la eurozona desde hace más de 70 años, y las autoridades monetarias han comenzado a alinearse detrás de otro aumento de 75 puntos básicos en la tasa de los depósitos, que se sitúa en el 0,75 %.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha asegurado que el banco seguiría subiendo las tasas al menos hasta alcanzar el llamado «nivel neutral», donde el banco no estaría estimulando ni desacelerando el crecimiento, pero no existe una estimación universalmente aceptada para esa supuesta tasa neutral nominal. Los economistas y los legisladores tienden a ubicarla entre el 1,5% y el 2%, lo que sugiere que el BCE podría llegar a ese objetivo a fines de año. Pero si la inflación continúa aumentando y el crecimiento económico continúa desacelerándose, los crecientes costes de la energía estarán frenando el consumo y desanimando la inversión en un continente que se encamina hacia la recesión.
Una recesión podría no ser suficiente
Los funcionarios del BCE insisten en que incluso una recesión no sería suficiente para controlar los precios, por lo que las subidas de tipos deben continuar pase lo que pase. «Una respuesta demasiado agresiva a las presiones de los precios también podría exacerbar una recesión, con poco beneficio para la inflación en el corto plazo», añaden las actas, que evidencian que el Consejo no está seguro de que las medidas que está tomando acaben llevando a buen puerto a la economía europea.
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Asimismo, «la magnitud de la revisión al alza de la proyección de inflación de los funcionarios para 2024 no se consideró lo suficientemente grande como para requerir una respuesta más agresiva», añaden las actas. Y aun así, «se argumentó que la política se mantendría moderada después de un aumento de la tasa de 75 puntos básicos» y que «actuar con fuerza ahora podría evitar la necesidad de aumentar las tasas de interés más adelante». Además, los responsables políticos vieron que la depreciación del euro podría aumentar las presiones inflacionarias para la zona del euro.
«Las expectativas de inflación permanecieron ancladas y el crecimiento de los salarios siguió siendo moderado, con poca evidencia de efectos secundarios«, es la única frase medianamente optimista de todas las registradas en la reunión, en la que por otra parte hubo consenso acerca de que «los riesgos en torno a la trayectoria de la inflación proyectada se mantuvieron sesgados al alza durante todo el horizonte de proyección».