Los drones ya sobrevuelan el presente de la agricultura
Estas aeronaves son protagonistas en tareas de monitorización que garantizan actuaciones precisas, e incluso empiezan a ser útiles en el momento de la cosecha
El sector agrícola planta la semilla de la digitalización
Alicia Aragón
El campo español arroja una serie de desafíos que hay que abordar desde la óptica de la tecnología. En este sentido, la agricultura de precisión encuentra en los drones un aliado estratégico para ser más productiva y segura. Un estudio de ARAG-Asaja asegura ... que el 87,2% de los profesionales del campo consideran que las nuevas tecnologías son el futuro de la agricultura, aunque solo el 33% afirma estar dispuesto o muy dispuesto a aplicarlas, por lo que hacer hincapié en los beneficios y en el retorno de la inversión resulta primordial.
Hace tiempo que los vehículos aéreos no tripulados dejaron de usarse solo con fines militares. Estos aparatos han ganado ligereza y perdido tamaño para ser la mano derecha del hombre en ámbitos muy dispares, y uno de los más desconocidos es la agricultura. «A medida que la tecnología de drones se ha vuelto más accesible y avanzada, se ha ido descubriendo las enormes posibilidades que ofrece su uso en este sector», revela Pedro Lucas, CEO y fundador de Niufly. Dentro del sector primario, son un apoyo para cubrir grandes extensiones de terreno y realizar operaciones sencillas, además de ofrecer información fiable muy complicada y costosa de lograr de otro modo.
Su versatilidad es el rasgo que ha permitido que «los drones se hayan adaptado a las necesidades de los productores y mercados de cada área productiva, siendo una de las herramientas más populares en nuestros campos», confirma Jorge Martínez, responsable de agricultura digital de Corteva Agriscience para Iberia. El experto subraya la «democratización» de los drones, y los califica de «una oportunidad de realizar tareas de monitorización y actuación o aplicación de forma ajustada y precisa, georreferenciando la información y actuando de forma sostenible e inteligente». Precisamente, la obtención de referencias en tiempo real es un activo valioso: «Implementar técnicas de teledetección y tratamientos con drones permite recopilar datos detallados, tomar decisiones informadas y poder aplicar tratamientos específicos en áreas localizadas, optimizando la producción y reduciendo costes», indica Lucas.
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Para un desempeño eficaz, los drones incorporan un equipo de primer nivel. Cámaras y sensores de última generación posibilitan trasladar la mirada de agricultores e ingenieros agrónomos en las alturas. Por un lado, las cámaras multiespectrales dan cuenta de posibles cambios en el estado de los cultivos, ofreciendo fotografías que reflejan las variaciones infrarrojas, inaccesibles al ojo humano. A estos objetivos se suman las cámaras térmicas y la tecnología LiDAR, sensores que emplean pulsos láser muy útiles para el modelado de los terrenos a través de la fotogametría y el geoposicionamiento.
Factor humano
Sin embargo, todos estos avances en el plano técnico se quedarían en nada sin sumarles el factor humano. «La parte más importante de estos equipos es principalmente el piloto», comenta el portavoz de Corteva Agriscience, recordando que «su figura es fundamental para ser consciente en cualquier fase del vuelo del estado de la aeronave, su plan de vuelo y los resultados esperados».
Antes de levantar el vuelo, la planificación es esencial. «Nuestros técnicos programan y dirigen los drones de manera específica», expone el responsable de Niufly. Y es que no todos los cultivos son iguales. Cualquier plantación es susceptible de ser vigilada y controlada por medio de un dron, pero hay que adaptarlos para sacar el máximo rendimiento. Para grandes extensiones «tendremos que utilizar equipos de ala fija con autonomías superiores a una hora», admite Martínez, que manifiesta que, para zonas más reducidas, se requerirá un aparato de menores dimensiones, «pero necesitará portar cámaras capaces de ver el objetivo de forma nítida y con el índice espectral adecuado».
El abanico de aplicaciones de los drones en la agricultura lo lidera la inspección de cultivos. Esta monitorización permite «detectar rápidamente cualquier problema y tomar medidas antes de que sea tarde o ya no tenga solución», estima Lucas, refiriéndose a eventualidades como cambios en el vigor y clorofila de las plantas, síntomas de estrés hídrico y la presencia de plagas u otras enfermedades.
La capacidad de respuesta aumenta radicalmente, algo muy necesario para favorecer la resiliencia de los cultivos frente al cambio climático. En España, el proyecto pionero MIRROR, promovido por el Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) y con los investigadores Ribó y Cardellach a la cabeza, permitirá que los drones proporcionen perfiles verticales de la humedad del suelo, lo que reducirá el impacto de la sequía. Pero más allá de observar, los drones pueden tener un papel activo a la hora de cosechar. La empresa Tevel Aerobotics Technologies emplea estos robots como si de mano de obra se tratara, recolectando fruta de los árboles y distinguiendo su nivel de maduración por medio de algoritmos.
Mayor autonomía
Igualmente, se está poniendo el foco en el uso de productos biológicos de forma autónoma. Estos drones aplicadores suponen «equipos de gran envergadura capaces de realizar vuelos de 20-25 minutos para aplicar de forma uniforme y con un potencial de trabajo similar al de una aplicación convencional», revela el directivo de Corteva Agriscience, que reclama una mayor celeridad regulatoria.
Dentro de este marco, el grupo operativo Phytodron, financiado por el Ministerio de Agricultura a través de la Asociación Europea para la Innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícolas (AEI-Agri), busca demostrar que la aplicación de fitosanitarios con drones es segura y eficaz. «La normativa debe evolucionar para que los drones sean considerados como herramientas de agricultura de precisión en lugar de equipararse a las aplicaciones aéreas convencionales, que están prohibidas por la Directiva de Uso Sostenible de Plaguicidas (2009/128/CE)», indica Martínez.
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