El desplome del precio de la energía modera el IPC al 3,3% y abre el debate sobre la retirada de las medidas fiscales contra la inflación
El índice general de precios cae desde el 6% de febrero por la comparación con el encarecimiento del gas y el petróleo que trajo el inicio de la guerra de Ucrania hace doce meses
Los analistas instan al Gobierno a replantearse las costosas rebajas de IVA a la luz y el gas en esta fase y a destinar esos recursos a fomentar la competitividad de la economía
La cesta de la compra no da tregua y acumula un encarecimiento del 16,5% en los últimos doce meses
Madrid
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Iniciar sesiónEl IPC se moderó en marzo hasta el 3,3% desde el 6% marcado el pasado mes de febrero gracias al potente efecto estadístico derivado de la comparación de precios, especialmente de los energéticos, con marzo de 2022 cuando el inicio de la ... guerra de Ucrania condujo los precios del gas, la electricidad y el petróleo hasta niveles pocas veces vistos. Según el servicio de estudios de Caixabank, solo con ese efecto estadístico se explican tres puntos de caída del IPC general entre febrero y marzo.
La inflación continúa al alza como lo demuestra el hecho de que los precios se encarecieran un 0,4% respecto al mes de febrero y también la evolución de la inflación subyacente, que muestra la tendencia del núcleo duro de la cesta de la compra y que acumula ya cuatro meses por encima del 7% tras quedarse en el 7,5% en marzo.
La nota difundida por el INE precisa los perfiles de ese 'efecto Ucrania' en el dato de inflación de marzo. Los capítulos de 'Vivienda', que aglutina los precios de la electricidad y del gas; y 'Transporte', donde se hace visible la oscilación de precios de los combustibles para la automoción explican cerca de 2,6 puntos de los 2,7 que descendió el IPC generan entre febrero y marzo. Hay otros descensos de precios en términos interanuales pero en conjunto apenas suman dos décimas, que se ven compensadas por la décima que aportan los grupos de bienes y servicios que se han encarecido en estos últimos doce meses. Sin la aportación de los productos energéticos, la tasa general de inflación estaría ahora en el 8,1%.
El INE revela que sin la caída de los precios energéticos la tasa interanual de inflación hubiera cerrado el mes de marzo en el 8,1%
Entre estos destacan una vez más los precios de los alimentos, que cerraron el mes de marzo con un incremento interanual del 16,5% tras encarecerse otro 1,1% adicional en marzo y acumular en lo que va de año un encarecimiento del 3,3%, pese a la rebaja de IVA dispuesta por el Gobierno, que afecta únicamente a una tercera parte de la cesta de la compra. La cercanía de la campaña turística de Semana Santa también auspició un incremento del precio de los servicios asociados al sector turístico en marzo. Los paquetes turísticos mostraron un encarecimiento mensual del 5% y el sector de hoteles, bares y restaurantes experimentó una inflación del 0,9% en vísperas de abril.
Preocupa el impacto de la inflación sobre el consumo
El foco de preocupación ha girado ahora hacia la inflación subyacente y la capacidad que pueda tener de generar perniciosos efectos de segunda ronda vía salarios o consolidación de márgenes empresariales. El INE lleva cuatro meses seguidos mostrando tasas subyacentes de inflación superiores al 7% y tres seguidos con esa tasa consolidada en el entorno del 7,5%, lo que demuestra una persistencia que los analistas observan como preocupante y que podría estar empezando a generar ya impactos perceptibles sobre el consumo de los hogares.
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La información proporcionada este viernes por el INE revela que más del 80% de las 57 rúbricas a partir de las cuales Estadística construye el IPC muestran incrementos interanuales superiores al 3% y que cerca de la mitad presentan incrementos superiores al 6%. En lo que va de año, una quita parte se ha encarecido más de un 3% y al menos tres lo han hecho por encima del 6%, lo que demuestra la persistencia del fenómeno inflacionista.
Las ayudas fiscales a la energía en el punto de mira
En la otra parte de la balanza, los precios de la energía continúan mostrando una acusada senda descendente, que incluso ha sorprendido a los más optimistas. La electricidad acumula un abaratamiento del 51,8% desde los máximos marcados en los primeros compases de la guerra de Ucrania y la gasolina y el gasóleo se han abaratado también alrededor de un 15% respecto a los precios de entonces, pero es que en marzo la electricidad se abarató un 7,5%, los carburantes un 1,4% y el gas, un 2%.
La normalización de los precios de la energía alienta desde hace días un debate en torno a la necesidad de mantener las gravosas medidas fiscales que el Gobierno habilitó en su día para hacer más digerible a ciudadanos y empresas la rápida escalada del precio del gas y la electricidad y que ahora parecen haber perdido sentido. El despacho Equipo Económico sugirió hace unos días en su último informe de previsiones que en el entorno actual "sería más inteligente optar por incrementar la competitividad más que mantener las actuales medidas de control de precios".
No es un comentario aislado. Organismos nacionales como el Banco de España y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, o internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial ya aconsejan limitar los esfuerzos fiscales extraordinarios establecidos para amortiguar el impacto de la inflación y mantener únicamente las ayudas a los más vulnerables, reservando recursos fiscales para empezar a reducir déficit y deuda o para impulsar la inversión productiva.
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