Cuerva denuncia coacciones económicas de CEOE, pero avisa que llegará hasta el final
Miguel Garrido, vicepresidente de CEOE, reclama al líder de las pymes que rectifique y le acusa de «violentar» las normas de la junta
El comité de Cepyme rechaza la maniobra de Cuerva para blindarse frente a Garamendi
Garamendi busca candidato para competir con Cuerva en Cepyme
La pugna entre los presidentes de CEOE y Cepyme se ha visto agravada por las denuncias del líder de la patronal de las pymes, Gerardo Cuerva, por las continuas presiones que –indican fuentes de su organización– una parte de los socios de Cepyme ha ... recibido en las últimas semanas para que apoyasen la posibilidad de votar de forma delegada en las elecciones que la asociación va a celebrar esta primavera. Esas patronales han puesto en conocimiento de Cepyme todo tipo de llamadas y exigencias para que esos empresarios evitasen que se suprima el voto delegado en las elecciones de la patronal a las que concurrirá Cuerva y previsiblemente un candidato alternativo que Antonio Garamendi está buscando, según adelantó ABC.
Fuentes de Cepyme señalan que esa presión fue la que provocó que el presidente de la institución decidiera llevar a la junta el cambio del reglamento interno para suprimir el voto delegado y alejar la tentación del poder de teledirigir su opinión por parte de los «aparatos». La denuncia de la organización presidida por Cuerva apunta a que esa coacción ha sido directamente de carácter económico, e incluso ha pasado por amenazar con quitarles sedes a las organizaciones.
Desde Cepyme insisten en que la necesidad de acabar con el voto delegado (la posibilidad de ejercerlo a través de un intermediario con el poder otorgado, sin necesidad de acudir directamente el día de las elecciones) se justifica por las injerencias que llegan precisamente desde organizaciones como CEOE a la hora de decantar el voto si hay otro candidato rival a Cuerva. Así lo volvió a mostrar ayer también el presidente de Cepyme en la junta de CEOE en la que insistió en poner sobre la mesa esas coacciones. Sin embargo, Garamendi no quiso adentrarse en ese terreno de confrontación, según apuntan varias fuentes que estaban en el encuentro. Además, le pidió que parase la máquina de las filtraciones, según las calificó Garamendi, dejando caer a la opinión pública que la CEOE ha intentado condicionar la posición de una parte de los socios de Cepyme en la votación.
La tensión se volvió a cortar con cuchillo cuando ante este foro intervino el número dos de la patronal, Miguel Garrido, también presidente de CEIM. Un dirigente muy respetado en la organización, que siempre ha hablado claro, y que no tuvo reparo en ponerse del lado de Cuerva cuando, como él, criticó la reforma laboral firmada con el Gobierno y los sindicatos por entender que se había perdido una oportunidad para reformar a fondo el mercado de trabajo.
Las críticas del número dos de la CEOE subieron de temperatura cuando analizó lo que ocurrió el martes en el comité de Cepyme y después en su junta al indicar que se han violentado los estatutos con la decisión de llevar a la junta una votación no avalada por el comité. Por todo ello, Garrido pidió a Cuerva que rectifique y que se someta a las normas, que hay que cumplir porque, dijo, «esto no es una democracia popular, eso es como una constitución», que si quieres cambiarla, hay que cambiarla en el Congreso.
Otras fuentes presentes en la junta de CEOE muestran a ABC su preocupación por la imagen de lucha interna que se ha generado y que, al final, hace daño a la organización. Además, dudan de las intenciones de Cuerva, por querer modificar las normas de la votación antes de las elecciones, por un voto delegado del que él mismo se valió el martes en la junta de Cepyme.
Impugnación a la vista
En ese acto, se avaló el cambio en la normativa interna –por 64 votos a favor frente a 55 en contra– por la que se propone quitar o reducir el voto delegado en las convocatorias que realice la organización. Una votación que se produjo, según apunta una parte de los ejecutivos, contraviniendo la normativa interna de la asociación. Porque previamente, el comité ejecutivo de Cepyme se había mostrado en contra de ese cambio. Desde la organización argumentan que no se ha cometido ninguna ilegalidad. Lo que quiso Cuerva, indican fuentes internas, es conocer la opinión del comité. Además, se reflejó en acta que el voto de ese órgano ejecutivo no iba a afectar a lo que decidiera la junta, pues, según el reglamento, no se necesita el voto favorable del comité.
A la espera de las impugnaciones que puedan llegar, el presidente de Cepyme tiene la intención de presentarse a las elecciones y renovar su cargo. Con o sin la posibilidad de que haya voto delegado en esos comicios.Si los recursos jurídicos que preparan contra su decisión salen adelante y se anula la resolución de la junta del martes, también se presentará.
La relación con Garamendi se ha deteriorado a pasos agigantados, después de que se conociera la intención del presidente de la CEOE de conformar una candidatura alternativa a Cuerva en Cepyme. Estos días ha habido intentos de contactos, cartas, llamadas y reuniones para calmar las aguas. Y desde las pymes señalan que la mecha que ha prendido este fuego ha sido el «tono crítico» que Cuerva tiene con el Gobierno.
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