Los consumidores europeos anticipan la recesión
Un estudio realizado por el Banco Central Europeo señala que los europeos calculan que solo dentro de tres años la inflación habrá podido ser corregida hasta un 2,8%
Corresponsal en Berlín
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Iniciar sesiónAntes de que la economía se contraiga y de que la inflación siga rebajando por su cuenta salarios y pensiones, los consumidores europeos ya han activado en las economías domésticas el modo crisis. Un estudio realizado por el Banco Central Europeo señala que los ... europeos calculan que solo dentro de tres años la inflación habrá podido ser corregida hasta un 2,8% en promedio y que están perdiendo confianza en la eficacia de las medidas del BCE.
Los consumidores también esperan que la economía se contraiga un 1,3% en los próximos 12 meses, en contraste con las proyecciones del BCE, que espera que la inflación promedie el 6,8 % en 2022, antes de caer al 3,5 % en 2023 y al 2,1 % en 2024. Prevé además que el crecimiento será del 3,7 % este año, del 2,8 % el próximo y del 1,6 % en 2024. Para la encuesta, el BCE entrevistó en junio a unos 14.000 adultos de Bélgica, Alemania, España, Francia, Italia y los Países Bajos, países que representan el 85% del PIB de la eurozona y el 83,8% de su población.
En su recién publicado boletín mensual, el BCE constata que el gasto de los hogares se está desplazando de los bienes a los servicios. «El consumo privado disminuyó un 0,4 % en el primer trimestre de 2022, y la demanda tanto de servicios como de bienes se contrajo», atestigua el documento, que señala que «es probable que el consumo de bienes por parte de los hogares haya mantenido su debilidad en el segundo trimestre, en un contexto de inflación alta, incertidumbre elevada y persistencia de cuellos de botella en las redes de producción y distribución del sector de bienes de consumo. Esta debilidad se sustenta en la evolución reciente de las ventas minoristas, que, en el período comprendido entre abril y mayo de 2022, se situaron, en promedio, un 0,8 % por debajo del nivel observado en el primer trimestre».
Esta anticipación de la recesión por parte de los consumidores, se traslada a los datos de ventas. Las matriculaciones de automóviles en el segundo trimestre cayeron un 3 % con respecto al primero. La confianza de los consumidores continuó disminuyendo en el segundo trimestre y también en julio, debido a la preocupación persistente por la alta inflación y el deterioro de las expectativas económicas y financieras, en un entorno de incertidumbre elevada y de fuertes restricciones de oferta. Sin embargo, la demanda sigue recuperándose en el sector turístico, de manera que, con la retirada de las restricciones, el gasto de los hogares está retornando de los bienes a los servicios intensivos en contacto, lo que respalda la demanda a corto plazo. La tasa de ahorro de los hogares creció de forma marginal hasta situarse en el 15 % de la renta disponible en el primer trimestre de 2022, principalmente como resultado del impacto de las restricciones asociadas al COVID-19 y del aumento de la incertidumbre.
«De cara al futuro, es probable que el aumento del ahorro por motivos de precaución debido a la incertidumbre generada por la invasión rusa de Ucrania se compense con la utilización del ahorro por parte de los hogares para amortiguar, al menos parcialmente, los efectos negativos de la perturbación de los precios de la energía», dice el BCE, que reconoce sin embargo que «la distribución asimétrica de la capacidad de ahorro entre los hogares, las crecientes preocupaciones financieras y la incertidumbre relacionada podrían limitar la capacidad de dicho ahorro para proteger la recuperación en curso del consumo de la reciente escalada de los precios energéticos».
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El BCE insiste en que los riesgos para el crecimiento económico siguen creciendo. «Si bien los riesgos relacionados con la pandemia se mantienen contenidos a corto plazo, la guerra Rusia-Ucrania continúa representando un importante riesgo a la baja para el crecimiento. En concreto, una nueva disrupción en el suministro de energía a la zona del euro supondría una gran amenaza y podría traducirse en el racionamiento del gas para las empresas y los hogares», augura el emisor europeo, «asimismo, la guerra podría empeorar adicionalmente la confianza y agravar las restricciones de oferta, al tiempo que los costes de la energía y de los alimentos podrían mantenerse en niveles más altos de lo esperado de forma persistente».
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