Comunidad Valenciana, Cataluña y Murcia, las comunidades con más déficit estructural en 2022

Canarias (+2%), Navarra (+1,6%), Asturias (+1,4%), Galicia (+1,3%), Extremadura (+1,3%), Andalucía (+1,2%) y Cantabria (+1%), son las regiones que mejor saldo estructural lograron el año pasado. En positivo también acabaron Baleares (+0,9%), Castilla y León (+0,7%), Aragón (+0,7%), La Rioja (+0,3%), Madrid (+0,2%) y País Vasco (+0,1%).

El saldo estructural se define como aquél que se obtiene tras neutralizar los efectos del ciclo económico, es decir, es el saldo que refleja las decisiones discrecionales de gastos e ingresos adoptadas por los gobiernos. Este indicador es en la actualidad un elemento central en el marco de la supervisión fiscal de la Unión Europea. El saldo estructural no es observable y debe ser estimado.

Para llevar a cabo este cálculo, Fedea parte del saldo presupuestario de las regiones, que ha sido del -0,1% del PIB en 2021 y del -1,1% PIB en 2022 y realiza ajustes como trasladar las liquidaciones del Sistema de Financiación Autonómica (SFA) a su año natural. Según Fedea, este ajuste de liquidaciones ha sido muy importante para el año 2022 ya que la liquidación de dicho año va a ser previsiblemente muy positiva (1,5% PIB) mientras que la liquidación de 2020, que afectó a 2022 fue negativa (-0,3% PIB). Este efecto supone una reducción del déficit estructural del 1,8% PIB para 2022.

El organismo también descuenta en sus cálculos el efecto del ciclo económico sobre las cuentas públicas. Estima el saldo cíclico distinguiendo los recursos que proceden del Sistema de Financiación Autonómico (SFA) de los exclusivos de cada Comunidad. Según el organismo, el año 2022 se caracteriza por un output gap cercano al cero. Por lo que este efecto es prácticamente nulo en 2022, en cambio fue del 0,4% PIB en 2021.

Por último, Fedea descuenta el saldo presupuestario las operaciones no recurrentes. Todavía en 2021, la pandemia originada por la COVID provocó unos gastos e ingresos extraordinarios que afectaron a la situación fiscal de las CC.AA. y que, según Fedea, deben ser excluidos a la hora de determinar el saldo estructural.

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Para 2022, las operaciones no recurrentes que se han considerado están formadas por los ingresos extraordinarios de la compensación de la liquidación negativa de 2020 y la compensación por el impacto de la liquidación de 2019 debido al cambio del SII del IVA de 2017. Además se descuenta a esta cifra la parte de la «Línea COVID» de ayudas a las empresas que las CC.AA. no utilizaron y tuvieron que devolver al Estado en 2022.

No obstante, señalan los expertos de Fedea, el resultado de superávit de 2022 podría estar sesgado por al menos tres motivos. El primero se debe a que una parte importante de la liquidación del Sistema de Financiación Autonómica (SFA) de 2022 es extraordinaria, en la medida en que viene dada por un crecimiento de los ingresos que no está explicado por los precios, las bases imponibles y las medidas implementadas. El segundo se refiere a las rebajas fiscales aplicadas por las CC.AA., que tendrán su efecto en las cuentas regionales de 2024. Y el tercero se encuentra relacionado con el aumento de gastos, particularmente por mejoras retributivas implementadas en 2022 pero con efectos sobre ejercicios futuros.

«Si consideramos, además, que el 30% de la liquidación de 2022 es extraordinaria (0,5% del PIB) y que las rebajas fiscales y el aumento de los gastos realizados por las CC.AA. podrían alcanzar un 0,3% PIB, el saldo estructural de 2022 se situaría en torno a un déficit del 0,5% PIB», se señala en el informe.