foro abc-Grupo oesÍa
Las claves para no perder el paso en la revolución de vértigo de los algoritmos
Las ventajas competitivas de la IA y el equilibrio entre innovación y ética centraron el encuentro 'Inteligencia Artificial: ganas o miedo para su adopción'
Los padres de ChatGPT desvelan el momento en que esperan que la IA supere la inteligencia humana
Como destacaba el foro organizado por ABC y Grupo Oesía (multinacional española de ingeniería dedicada a la innovación tecnológica) la Inteligencia Artificial es «una tecnología que proporciona respuestas adecuadas a problemas y retos empresariales de forma precisa, rápida, y adaptable a situaciones nuevas del ... negocio, pero que requiere aclarar aquellas dudas que se puedan plantear ante su implantación y aplicación». Tiempo para reflexionar, en un encuentro moderado por el periodista Alberto Velázquez, sobre este ya denominado 'desafío existencial', una auténtica disrupción tecnológica cuya evolución sorprende hasta a los propios especialistas.
Los invitados fueron Manuel Gallardo, licenciado en Física (Universidad Complutense de Madrid), doctor en Robótica por la Universidad Politécnica de Madrid y director de Data Analitycs e Inteligencia Artificial de Grupo Oesía; Carmen Muñoz, profesora titular de Derecho Civil en la Universidad Complutense, fundadora y co-directora del Grupo de Investigación sobre Derecho de la Contratación y Derecho de Daños desde 2012, y autora de más de 70 publicaciones (las últimas sobre protección de datos e IA), y Adrián González, responsable de Datos e IA para Sector Público y Sanidad en Microsoft España, y profesor universitario en la IE University, y la École des Dirigeants de HEC Montréal en Canadá (lidera iniciativas de IA responsable en OdiseIA y es autor del primer curso de Fundamentos de Datos e IA de la Fundación Linux a nivel mundial, etc.).
Galllardo reconoció cómo «todos los días hay algo nuevo, por lo que resulta complejo seguir este ritmo de avance (que se incrementará aún más con la irrupción de la computación cuántica: una tarea que en el mejor ordenador tradicional supone 54 años en uno cuántico, serían 8 minutos)… Puede dar miedo, a mí no, pero sí es cierto que cuantas más capacidades tenga la IA, más va a repercutir sobre las empresas, sobre la sociedad. Las empresas que no se suban al carro lo tendrán cada vez más complicado». En cuanto a Muñoz, subrayó, ante esta imparable dimensión global, «la importancia de que el Derecho europeo nos ofrezca garantías en tratamiento de datos. Avancemos, estemos en la primera línea de la innovación, pero cuidado con los derechos fundamentales, con los valores de la Unión Europea».
González aportó, como sus compañeros de foro, razones para confiar en el presente y en el futuro, parte de un recorrido empresarial en el que Microsoft «ya empezó a trabajar en 2017 con sistemas para analizar el potencial de esta tecnología y evaluar consideraciones éticas». Ética y deontología ceñidas al desempeño diario de este desarrollo que no para de aparecer en los medios de comunicación, desde los aspectos anecdóticos y sorprendentes de nuestra vida cotidiana a la recurrente apelación al fin del mundo por cortesía de la IA.
Responsabilidad social, desde el individuo, la ciudadanía, hasta las instituciones públicas, fueron términos que recorrieron transversalmente lo comentado en el encuentro, con el sentido práctico (y común) como bases de trabajo. Por ello, Gallardo destacó cómo «debemos manejar la IA de manera natural, como una herramienta más que nos permitirá llegar más lejos y que, en el caso de las empresas, será una indudable ventaja competitiva. En todo caso, creo que se puede comparar con una balanza: qué pierdo, qué gano», un aspecto en el que Muñoz reivindicó que «'integración' es un concepto clave, nadie puede quedarse atrás… sin olvidar que no nos podemos jugar valores consolidados», mientras que el representante de Microsoft destacaba el concepto de 'copilotos' de sus sistemas: «Se refieren a complemento, por eso no se llaman 'autopilotos'. La IA ya supone un cambio de paradigma, no incompatible con el 'factor humano'».
Potencia con control
Otra cuestión fue la de la amenaza a los empleos en todo tipo de sectores, ante lo que el consenso de los participantes en el foro se reforzó con apelaciones a instituciones públicas y privadas a un auténtica responsabilidad social: se crearán nuevos puestos frente a aquellos que desaparecerán, y lo que puede ser una amenaza debe convertirse en tractor de competitividad empresarial. Y en un refuerzo, en el caso de España, de la apuesta por este desarrollo tecnológico, como apuntó Gallardo: «China está invirtiendo muchísimo dinero y casi el 60% de las empresas dicen estar adoptando la Inteligencia Artificial (en España, un 31%)».
Un recorrido, en suma, en el que España debe aprovechar el impulso legislativo de la Unión Europea para racionalizar este omnipresente despliegue y en el que, como destacaron los participantes durante el encuentro, se cuenta con capas de protección y protocolos para evitar los 'sesgos' o 'alucinaciones' del sistema. La importancia de un correcto desempeño de instituciones como la Agencia Española de Inteligencia Artificial, la indispensable necesidad de formación (como comentó González, ya no sólo se requieren alumnos, sino profesores para la formación 'in company') y la ineludible colaboración público-privada fueron algunas de las diversas claves aportadas por lo expertos para acercarse más a las ganas que al miedo.
Como destacó Gallardo en las conclusiones: «El desarrollo de la IA implica un urgente, imprescindible cambio de mentalidad de las personas y de las empresas e instituciones, como parte de una sociedad dispuesta a evolucionar, eso sí, con control». Tiempo de información y formación, de supervisión, para conseguir que la Inteligencia Artificial torne en lo más natural, social, posible.
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