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China exhibe su músculo en el pulso estratégico de la descarbonización

Con el control de las materias primas críticas, un alto desarrollo tecnológico y una agresiva política comercial, el gigante asiático ha tomado el mando global de la transición hacia la economía cero emisiones

Hidrógeno blanco, la incógnita por despejar en la ecuación energética del futuro

China es líder global en la fabricación e instalación de tecnología eólica y fotovoltaica. En la imagen, el parque de hibridación renovable de Dongta, una de la mayores infraestructura del país
María José Pérez-Barco

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En poco más de dos décadas, China se ha puesto a la cabeza en la carrera mundial hacia la descarbonización, situándose un paso por delante de sus competidores directos Estados Unidos y la Unión Europa, que desde siempre ha querido abanderar la transición a la ... neutralidad climática. El gigante asiático ha pasado de ser la fábrica global del 'low cost' a la potencia mundial de las tecnologías limpias. Ya no solo se trata de que esté desplegando de forma masiva instalaciones fotovoltaicas y parques eólicos, sino que además tiene en sus manos toda o gran parte de la cadena de suministros, de los procesos de producción de equipos y una potente industria para desarrollar soluciones cero emisiones, como las renovables, el coche eléctrico, las baterías, los electrolizadores de hidrógeno... Poniendo así en jaque a las empresas americanas y del Viejo Continente. De ahí, el Inflation Reduction Act (IRA), un aluvión de 400.000 millones de dólares del gobierno de Biden para reducir las emisiones en todos los sectores económicos, eso sí priorizando todo lo que se fabrique en suelo americano. La respuesta de Europa ante el avance chino ha sido la futura Ley de Industria Net-Zero en la que ahora trabaja. El objetivo es que en 2030 el 40% de las tecnologías estratégicas cero emisiones se desarrollen aquí: desde una turbina eólica a un panel solar o una bomba de calor o la batería del coche eléctrico. Es decir, que un buen porcentaje sea Made in Europa. Una nueva política que ya empezó a manifestarse con los fondos Next Generation, ya que buena parte de ellos están destinados a financiar soluciones verdes.

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