Canadá responde a Trump con una escalada de aranceles
Canadá es el mayor proveedor extranjero de acero y aluminio a Estados Unidos
Trump abre la guerra comercial: caen aranceles del 25% al acero y aluminio

El gobierno canadiense anunció este miércoles una serie de represalias económicas en respuesta al arancel del 25% impuesto por Donald Trump sobre el acero y el aluminio del país, que ya ha entrado en vigor. La respuesta, de aplicación inmediata, afectará importaciones estadounidenses por valor de 20.100 millones de dólares, con un 25% de gravamen a productos de acero, aluminio, equipos electrónicos y bienes de consumo.
El nuevo primer ministro en funciones de Canadá, Mark Carney, calificó la decisión de Trump como «un ataque directo a los trabajadores y empresas canadienses» y advirtió que su gobierno mantendrá los aranceles mientras Washington no ofrezca «compromisos serios y creíbles para un comercio justo». El martes, Trump amagó con imponer a Canadá aranceles del 50%, en represalia por otros aranceles de la provincia de Ontario, pero al final ambas partes renunciaron a ello.
La nueva disputa comercial se produce en un contexto de creciente tensión entre ambos países. Trump ha endurecido su política de presión económica desde su regreso a la Casa Blanca, imponiendo aranceles a varios socios comerciales y sugiriendo que Canadá debería convertirse en «el 51º estado» de Estados Unidos mediante una anexión. En la Casa Blanca, Trump justificó los aranceles contra Canadá asegurando que el país ha mantenido políticas comerciales desleales, pero destacó que la provincia de Ontario cedió rápidamente ante la amenaza de sanciones. «Tuvimos un problema con Ontario y lo solucionamos de inmediato. Dejamos claro lo que íbamos a hacer y ellos retrocedieron», afirmó el presidente.
Según Trump, la imposición de aranceles busca corregir los «errores» de administraciones anteriores que permitieron que Canadá se beneficiara a expensas de Estados Unidos. También cuestionó los acuerdos comerciales previos que permitieron a Canadá vender electricidad a Estados Unidos, calificándolos de perjudiciales para la economía estadounidense. «No tiene sentido que nuestro país permita que la electricidad se produzca en otro lugar y se venda aquí. ¿Quién hizo ese trato para Estados Unidos?», declaró el mandatario.
El impacto de la medida ya se siente en los mercados, con fuertes bajadas desde el lunes. Empresas manufactureras y automotrices estadounidenses, que dependen del acero y aluminio canadienses, advierten que los costos se dispararán, afectando la producción y los precios para los consumidores. Mientras tanto, el sector siderúrgico canadiense, con fuerte presencia en Ontario y Quebec, teme despidos masivos si la guerra comercial se prolonga. Carney viajará este jueves a Washington para reunirse con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, en un intento de reducir las tensiones antes de que entren en vigor más medidas punitivas el 2 de abril.
Sin embargo, la estrategia de Trump sigue siendo impredecible, con amenazas de nuevos aranceles sobre otros sectores, lo que mantiene la incertidumbre sobre el futuro del comercio entre ambos países. El mismo secretario Lutnick afirmó que nada levantará los aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio hasta que la producción interna del país se fortalezca, y adelantó que el presidente Trump planea extender esas protecciones comerciales al cobre.
En una entrevista con la cadena Fox Business Network, Lutnick defendió la medida como una cuestión de seguridad nacional, asegurando que «Estados Unidos no puede depender de otros países para productos esenciales en tiempos de guerra». Además, Lutnick enfatizó que las negociaciones a nivel nacional no se iniciarán hasta que Carney asuma oficialmente como primer ministro de Canadá. Mientras tanto, la administración Trump sigue adelante con su investigación de seguridad nacional sobre el cobre, lo que podría derivar en nuevos aranceles en los próximos meses.
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