La caída de los precios de la luz acorrala a las renovables, que tratan de capear la crisis

En concreto, estas compañías tratan de capear una crisis nacida por la conjunción de una mayor producción hidráulica y eólica y una cada vez mayor y más relevante producción fotovoltaica, que han hecho que los precios de la electricidad caigan con fuerza, y que el exceso de oferta de energía haga que no sea rentable producirla en algunos momentos –de ahí las paradas de las nucleares que hemos visto recientemente–. La insuficiente demanda eléctrica junto con una elevada producción renovable da como resultado que durante algunas horas del día se genera más electricidad de la que el sistema necesita, dando lugar a precios cero e incluso negativos en el 'pool'. En este contexto, las empresas centradas en autoconsumo sufren más que el resto.

Sobre las compañías renovables que estos días copan los titulares «debemos diferenciar dos casos distintos», enuncia el director general de APPA Renovables, José María González Moya, «por un lado, los proyectos fotovoltaicos que van a mercado suelen contar con coberturas, muchos de ellos lo hacen a través de contratos de compraventa de energía (PPAs), para hacer más estables sus ingresos. De esta forma, cuando se experimentan periodos extremos, tanto para bien como para mal, los ingresos no cambian tanto. En el caso de las empresas que están en el sector del autoconsumo, estamos viviendo un ajuste tras un año 2022 que experimentó la 'tormenta perfecta': precios altos de la electricidad, costes de la tecnología competitivos, acceso a la financiación y ayudas europeas».

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El escenario ahora es diferente: «En 2023 y 2024 ha cambiado la situación, los precios se han moderado, siendo muy bajos este año, lo que hace que la ciudadanía no tenga esa sensación de urgencia; los tipos de interés se han disparado, dificultando la financiación de los proyectos; y las ayudas europeas ya terminaron», cuenta González Moya. A su parecer, el sector está adaptando su volumen «a una demanda decreciente, aunque es cierto que el sector industrial, con decisiones de compra más racionales no ha sufrido una reducción tan acusada». «Tanto los autoconsumos industriales como residenciales son una inversión muy rentable, recuperándose en pocos años la inversión realizada con los ahorros en la factura, aunque es cierto que es necesaria una inversión inicial», apostilla.

El CEO de Sunhero, Christopher Cederskog, apunta en una dirección parecida. Esta 'startup', con sede en Barcelona, se dedica al alquiler y compra de sistemas fotovoltaicos residenciales. «La competencia es muy alta, los sistemas todavía bastante pequeños, y los costes de ventas y marketing son muy altos. Esto lo hace muy difícil para las empresas, especialmente las que tienen equipos muy grandes, que crecieron en 2022 y 2023, cuando la demanda tanto subía. Ahora como ven una caída en demanda y los costes altos, con márgenes bajos... cuando caen, caen muy fuertes, porque no tenían el capital y los equipos de plantilla son demasiado grandes».

¿Hay temor sobre una oleada de quiebras en el sector? «Se trata de un escenario muy extremo que no contemplamos. Sin ir más lejos, durante el mes de mayo, el precio medio se ha situado en más de 31 €/MWh, que sigue siendo un precio bajo, pero que duplica al experimentado en abril. El mercado eléctrico en estos primeros meses de 2024 ha estado condicionado por un buen recurso renovable, especialmente el hidráulico, pero en el medio y largo plazo los precios se equilibran», recalca el director general de APPA Renovables.

No obstante, «donde sí vemos un fuerte desequilibrio es en la generación solar, algo que ya hemos denunciado en numerosas ocasiones», apunta González Moya: «Es necesario que esta incorporación fotovoltaica vaya de la mano de electrificación de consumos fósiles (aerotermia, vehículo eléctrico…), así como de almacenamiento y gestión de la demanda. En caso contrario sí veremos mayores problemas para compañías cuya cartera está únicamente compuesta de activos solares. Las empresas que sólo cuenten con activos fotovoltaicos y no cuenten con coberturas para una parte importante de su producción, sufrirán de forma directa el efecto canibalizador, capturando precios mucho más bajos que el precio medio del mercado».

Cederskog se muestra optimista sobre el futuro del negocio: «En España tenemos el 4-5% de los tejados con energía fotovoltaica; en el norte de Europa 25-30%. Todavía nos falta mucho crecimiento; la electrificación nos dará autonomía y seguridad de precios, que es inevitable. Es la clave».