Bruselas suavizará las exigencias a la industria europea del motor por sus emisiones de CO2
Este martes se publicará el resultado del diálogo estratégico con la industria
El Gobierno deja en el limbo durante al menos dos meses las ayudas al coche eléctrico

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunció ayer que propondrá una flexibilización de las reglas que han de cumplir los fabricantes de automóviles en materia de emisiones de CO2 a partir de este año, pero «sin abandonar los objetivos» ... de reducción. Lo dijo en una comparecencia pública tras la segunda reunión del proceso de diálogo estratégico con la industria, que desembocará en un plan de acción que está previsto que se presente mañana.
La primera medida que lanzó la presidenta es que los controles sobre las emisiones de los vehículos vendidos por cada marca se hagan cada tres años, no cada año como estaba previsto hasta ahora, lo que dará más tiempo a la industria para adaptarse.
El sistema ideado por la Comisión prevé que los fabricantes se descuenten las emisiones (teóricas) de los vehículos de motor térmico con los coches eléctricos que vendan en el mismo periodo, o que, en su defecto, paguen por ello a las marcas que tengan excedentes de bonos de cero emisiones. El mecanismo entraba en vigor este año, pero si la propuesta de Von der Leyen es aprobada por el Parlamento y el Consejo, los fabricantes tendrán dos años más para adaptarse, lo que permitirá a los fabricantes vender más coches convencionales en 2025 a cambio de poner en el mercado más modelos limpios en 2026-27.
La presidenta también abrió la puerta a buscar vías legales para permitir ayudas directas a los fabricantes de baterías e incluso imponer trabas a la importación de componentes, en contra de lo que ha sido la política comercial de la UE.
Ayudas a la industria
Asimismo propuso que los fabricantes se alíen de alguna manera para acelerar el desarrollo de los coches autónomos. La presidenta expuso que en este campo «la escala es importante y por ello las empresas podrán compartir sus recursos y desarrollar software, semiconductores y tecnología de conducción autónoma. Por nuestra parte, ayudaremos a poner en marcha proyectos piloto a gran escala».
La presidenta no se refirió a la posibilidad de retrasar la decisión de prohibir la venta de vehículos de motor de combustión más allá de 2035, aunque reconoció que «existe una clara demanda de mayor flexibilidad en los objetivos de CO2». El principio clave aquí, dijo, es el equilibrio. Por un lado, se necesita previsibilidad y equidad para los que ya hicieron bien su tarea. Por otro, tenemos que escuchar las voces de las partes interesadas que piden más pragmatismo y neutralidad tecnológica, explicó.
El resto de las propuestas serán presentadas este miércoles y se espera que antes del verano la Comisión convoque a los presidentes de las principales marcas europeas de coches.
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