Bruselas prepara la artillería contra los rescates bancarios

La idea, que todavía no tiene forma de propuesta legislativa aunque sí de «hoja de ruta» a medio plazo, es que los contribuyentes europeos no tengan que volver a financiar los problemas del sector financiero y, además, luego sufrir las consecuencias en forma de crisis de deuda y de planes de reducción del gasto público. Según los datos de la Comisión Europea el conjunto de los países europeos ha comprometido nada menos que el equivalente al 13% del Producto Interior Bruto (PIB) en salvar al sector bancario entre todas las modalidades (inyección de fondos, garantías, nacionalizaciones, etc...), aunque sólo se ha hecho efectivo el equivalente al 13%.

«Necesitamos que los bancos puedan quebrar sin amenazar a todo el sistema financiero ni correr el riesgo de que el contribuyente deba soportar los costes. Ningún banco deberá ser demasiado grande o estar demasiado interconectado para quebrar», aseguró ayer el comisario Barnier abiertamente.

Sin embargo, además de un cambio en las reglas del juego una vez que se produzca la quiebra, Bruselas quiere que haya también una labor de anticipación a la misma. en el sentido de poder actuar antes de que se produzcan las quiebras. De este modo plantea que las nuevas autoridades de supervisión bancaria, cuya creación ya ha sido aprobada por la Unión Europea, preparen planes de resolución para las entidades, de modo que se garantice una adecuada programación de las quiebras.

A lo anterior se le añade también la potestad de estas nuevas autoridades de, ante una entidad bancaria que se encuentre en dificultades pero sea salvable, puedan sustituir a los máximos ejecutivos o imponer planes de recuperación que pueden incluir la venta de actividades o ramas de actividad que, por ejemplo, planteen un excesivo riesgo para su solidez financiera.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, pidió ayer en el Parlamento Europeo que el Fondo de Rescate de 750.000 millones de euros creado en mayo para ayudar a Grecia tenga carácter permanente. Este anuncio suena a declaración de intenciones habida cuenta de que Alemania, la principal contribuyente a este fondo, se ha mostrado ya reticente a una posibilidad de este tipo, aunque en los últimos días Berlín ha condicionado ese supuesto a un cambio del Tratado, tarea muy compleja en este momento.