Belnova, la empresa española que lleva dos meses con sus barcos 'secuestrados' en Uruguay

Su CEO, Albano González, explica a ABC que se han puesto en contacto con el embajador, pero que no da soluciones

Tienen en el país latinoamericano dos buques y 230 empleados que llevan 70 días sin faenar por una guerra sindical

Embarcación de Belnova IMAGEN CEDIDA

La empresa de capital español más grande que opera en Uruguay —relacionada con el sector pesquero— lleva más de dos meses sin poder trabajar con normalidad por la presión sindical. Una situación que se ha enquistado en el tiempo, y que pasó invisible bajo ... el radar de los acuerdos firmados hace poco más de dos semanas entre el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi.

La compañía en cuestión es Pesquerías Belnova, una antigua filial de Pescanova, que opera en aguas uruguayas, y que se ha visto atrapada en mitad de una guerra sindical que le ha dejado más de 70 días sin trabajar y, lo que más preocupa, que por ahora no hay una perspectiva clara de cuándo volverá todo a la normalidad. Esta situación ya supone un serio problema para la empresa a nivel económico.

La presencia de la empresa en aguas charrúas se remonta a los años setenta, cuando todavía era filial de Pescanova. Posteriormente, con el conflicto corporativo que vivió esta compañía, hubo un cambio en el accionariado. En estos momentos están al frente diversas sociedades: Moradiña, Pesquera Azimut, Pesqueras de Bon, Lersol y Klion Group.

Según explica a ABC el CEO de Belnova, Albano González, «la empresa está siendo rehén de un conflicto sindical provocado por los barcos costeros». En principio, este problema afectaba a los denominados «barcos fresqueros», cuya característica principal es que llevan los productos capturados a puerto muy poco tiempo después de su pesca. Sin embargo, la guerra sindical ha terminado salpicando a toda tipología de embarcaciones.

El origen del conflicto, hace ya más de dos meses, se inicia porque el sindicato Suntma fuerza a que las embarcaciones fresqueras quedasen amarradas en puerto con el objetivo de presionar para que los barcos acojan un segundo patrón para que puedan sustituir al capitán en los periodos de descanso.

González explica que en este tipo de conflictos la práctica común es «negociar con la flota parada, aunque los buques factoría como los nuestros no tengan nada que ver con el tema». Ante este contexto, se han visto metidos en una huelga que, en principio, no les afecta en su actividad, pero que ahora les impide trabajar con normalidad.

En estos momentos, la compañía —que empezó su nueva aventura en 2021— cuenta con dos buques factorías y 230 personas en plantilla. Actualmente son capaces de exportar al año más de 14.000 toneladas de especies como la merluza, calamar o cabra (gallineta).

Sin mucha ayuda

El CEO de Belnova explica a este medio que han pedido ayuda al embajador de España en Uruguay, Javier Salido, pero que más allá de sus buenas intenciones —y la comprensión de la situación—, no hay ningún tipo de solución real a la vista.

De igual manera, desde el gobierno uruguayo no está habiendo una respuesta contundente hacia el sindicato Suntma, y está dejando que el conflicto se prolongue en el tiempo. Desde la empresa consideran que debería ser la administración de Orsi la que «debería velar por el marco jurídico y la continuidad productiva de las empresas».

El gran problema ahora mismo es que no existe previsión de que la resolución sea inminente. «El conflicto ya tiene casi 70 días y las empresas empiezan a agonizar», se lamenta González. Y recuerda que «es una pena que empresas españolas como la nuestra que generan puestos de trabajo de calidad y aportan divisas al país, pueda llegar a estar en el olvido por el mal actuar de los sindicatos y del gobierno».

En este sentido, el empresario se aferra a que existe «un convenio colectivo firmado en mayo de 2024 y tendría que respetarse hasta su finalización en 2027».

Nuevo impulso

Justo hace un año Pesquerías Belnova dio un paso decisivo en su estrategia de modernización con la renovación integral del Río Solís IV, un arrastrero congelador que reforzaba su compromiso con la tecnología avanzada, la sostenibilidad y la eficiencia operativa. Con una inversión de 15 millones de dólares, esta unidad ha sido renovada para operar junto a los otros barcos de la compañía.

Ess curioso, porque este nuevo proyecto tuvo un evento que contó con la participación de destacadas autoridades uruguayas, entre ellas el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, quien además destacó el impacto positivo que el Río Solís IV tendría en la industria pesquera nacional —aunque ahora parecen haberlo olvidado—. También estuvieron presentes el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Mario Arizti, y representantes de la Administración Nacional de Puertos y del sector empresarial y gremial.

El evento no solo fue una oportunidad para mostrar las capacidades de la nueva embarcación, pero todo parece haber quedado en el olvido con la poca ayuda brindada.

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