El BCE interviene cuatro veces en 24 horas para intentar calmar al mercado
La institución exhibe su preocupación por la situación del sector financiero y transmite que la banca es «resistente», solvente y que tiene liquidez
El pánico de la banca está en una fuga masiva de depósitos
UBS compra Credit Suisse con el aval de Suiza: «Es decisivo para el sistema financiero mundial»
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)
El Banco Central Europeo (BCE) se ha pronunciado cuatro veces públicamente desde que Credit Suisse fue vendido a UBS. Tres de esas veces para abordar de frente la crisis de confianza que vive el sector financiero, y otra en una intervención general sobre economía ... de su presidenta, Christine Lagarde, en el Parlamento Europeo en la que también aprovechó para hablar de los bancos. El objetivo del supervisor es intentar calmar lo máximo posible a los mercados, a los inversores en general, y evitar con sus palabras que lo que es una ola acabe convirtiéndose en un tsunami para las economías.
El recuerdo de la gran crisis de 2008 está muy reciente. Entonces, todos dijeron que nadie lo vio venir y cayeron bancos a uno y otro lado del Atlántico. Tras aquello se reforzaron los requerimientos regulatorios y las normas de supervisión de los bancos para evitar que pudiera volver a suceder. Se estableció también un sistema ordenado de absorción de pérdidas para cuando quiebra un banco. Un engranaje que en Europa pensaban que era perfecto y que a base de regulación todo estaba seguro, como piensan habitualmente en el seno de la Unión.
Sin embargo, la experiencia de las dos últimas semanas hace temblar a más de uno en Fráncfort, Bruselas y las principales plazas europeas. Primero ocurrió el colapso del Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos, al que se unió la quiebra de Signature Bank y la necesidad de liquidez del First Republic Bank. Aquello hundió las Bolsas, con caídas en la banca de hasta un 10%.
A los pocos días, Credit Suisse se asomó al abismo. Sus problemas venía de mucho más atrás con fugas de depósitos, mala gobernanza, negocios sin rentabilidad... y las turbulencias por el SVB le dieron el empujón final. Las autoridades suizas, entonces, tomaron la decisión de que había que instar a la venta del banco. La banca europea se desplomó hasta un 12% en Bolsa.
La venta ocurrió finalmente el domingo por la tarde, quedándose UBS la entidad por unos 3.000 millones de euros, lo que equivalía a un descuento del 60% sobre su cotización del viernes pasado. El presidente suizo dijo por la noche que no quedaba otra para garantizar la estabilidad financiera mundial.
En el BCE estuvieron siguiendo muy de cerca la operación durante todo el fin de semana, hasta el punto de que se pronunciaron solo una hora después de oficializarse el acuerdo de venta. Lagarde firmó unas declaraciones celebrando «la rápida acción y las decisiones tomadas por las autoridades suizas» para «restaurar las condiciones ordenadas del mercado y garantizar la estabilidad financiera». Aprovechó para trasladar que la banca europea es «resistente, con fuertes posiciones de capital y liquidez», y que si algún banco lo necesita, le dará liquidez.
Hora y media más tarde, otro comunicado, conjunto esta vez con el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, la Reserva Federal y el Banco Nacional de Suiza. Anunciaron una acción coordinada «para mejorar la provisión de liquidez a través de acuerdos permanentes de líneas de intercambio de liquidez en dólares estadounidenses». Tras ello, solo quedaba esperar a la apertura de las Bolsas a la mañana siguiente.
Bolsas europeas
La insistencia del BCE dio la vuelta a los mercados para terminar la jornada en positivo
La reacción de los mercados europeos, al inicio, no fue la esperada ayer. El Ibex se dejaba el 1,72%, el Dax alemán superaba el 1% de caída; el Cac francés se movía también por ese entorno y el Ftse Mib italiano perdía casi un 1,5%. Los bancos llegaron a perder hasta un 8%. En España, Banco Sabadell era el que más sufría con casi un 6% de caída.
Entonces, nuevamente el BCE salió en público para repetir su mensaje. Esta vez de la mano de la Junta Única de Resolución (SRB) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA). Antes de las 11:00 horas sacó otro comunicado, el tercero en cuestión de horas, con mensajes muy similares a los de la noche anterior. «La supervisión bancaria del BCE, la Junta Única de Resolución y la Autoridad Bancaria Europea acogen con satisfacción el amplio conjunto de medidas adoptadas», comenzaba el comunicado, para añadir a continuación: «El sector bancario europeo es resistente, con sólidos niveles de capital y liquidez».
No contentos con la insistencia mostrada en sus tres mensajes anteriores, el BCE aprovechó una intervención de su presidenta Lagarde en el Parlamento Europeo para volver a machacar su discurso sobre la banca. En esta ocasión, calcó prácticamente su primer comunicado: mostró su satisfacción por la venta de Credit Suisse, apoyó a la banca europea y dijo que esta es «resistente». En total, cuatro intervenciones en menos de 24 horas con la crisis de confianza de la banca en el centro. Una muestra de la preocupación aparente que tiene el BCE.
Con este clima, los inversores dieron una tregua a las Bolsas. Se dieron la vuelta por completo en comparación a la apertura para acabar en positivo. El Ibex 35 acabó ganando un 1,3%; el Dax alemán, un 1,1%; el Cac francés, un 1,3%; y el Ftse Mib, un 1,6%. Por entidades, Banco Santander se apuntó el 2,8%; BBVA, un 3,2%; Caixabank, otro 3,2%; Banco Sabadell, un 1,7%; Bankinter, un 1,5%; y Unicaja un 1%. Fuera de España, UniCredit se revalorizó un 2,4%; BNP Paribas un 1,7%; Crédit Agricole, un 0,7%...
Choque con Suiza
Más allá de ello, el BCE también recordó que en Europa hay unas reglas para cuando un banco colapsa. Unas reglas que dictan el orden de quiénes van asumiendo las pérdidas de una quiebra entre accionistas y bonistas.
Tras la gran crisis de 2008, en la UE se creó un sistema de rescate interno de tres escalones. Primero se ejecuta el capital, el llamado CET1, que son las acciones y reservas de beneficios, entre otros asuntos; los accionistas pierden su dinero. Después, lo que falte por cubrir se hace llevando a cero el valor de los bonos convertibles (CoCos). Y en tercer lugar entran en juego otro tipo de bonos, si faltaran pérdidas por absorber.
En el caso de Credit Suisse se ha actuado distinto, poniendo en jaque el sistema de la UE. Los accionistas pierden valor en el canje de acciones pero en ningún caso lo pierden todo -primera diferencia con Europa-; los que sí que lo pierden todo primeramente son los tenedores de bonos convertibles -segunda diferencia-. La variación respecto a cómo se habría hecho en Europa forzó a que el BCE recordara que en la zona euro se seguirá el sistema europeo si llegara el caso.