El BCE baja los tipos 0,25 puntos por quinta vez consecutiva y dibuja un escenario de estanflación
Esta decisión, que deja el precio del dinero en el 2,5%, podría marcar un punto de inflexión en el ciclo del banco central, que separó su caminó de la Reserva Federal el pasado enero
El BCE baja de nuevo los tipos: ¿cómo afecta esto a las hipotecas?

Quinta vez consecutiva que el Banco Central Europeo (BCE) baja los tipos de interés oficiales. Una vez más, el consejo de gobierno ha optado por un recorte de 0,25 puntos porcentuales para dejar el precio del dinero en el 2,5%. Y aunque ... no parece tener intención de detenerse ahí, ya que el ciclo de bajadas se prevé que continúe, los analistas sí que cuentan con que más pronto que tarde la institución podría hacer un parón.
El BCE prosigue con la relajación de su política monetaria, dejando atrás las muy elevadas tasas de inflación de antaño, aunque los nubarrones en el horizonte siguen muy presentes, en especial por las tensiones geopolíticas y la guerra comercial que acaba de iniciar el presidente de Estados Unidos Donald Trump.
Precisamente tras la llegada de Trump al poder el pasado enero, la Reserva Federal americana decidió hacer un parón en las bajadas de tipos. Y el BCE continuó con los recortes, demostrando no tener miedo a ampliar el diferencial de tipos entre ambos lados del Atlántico.
Además de anunciar la esperada bajada de tipos, los últimos 25 puntos porcentuales en el guion de bajadas del BCE descontados de antemano por los mercados, la presidenta Christine Lagarde ha actualizado a la baja las previsiones de crecimiento para 2025 y 2026, además de revisar al alza las previsiones de inflación. Esto tiene un nombre: estanflación, que es una situación económica en la que se da una cierta alta inflación y un estancamiento de la economía. Y todo ello sin contar con que en Bruselas se está organizando un endeudamiento europeo a gran escala para afrontar los gastos en defensa que impone la política de Donald Trump, lo que quiere decir que el escenario puede empeorar en cualquier momento. «Esto es todo lo que les puedo decir por ahora y sería irresponsable por mi parte decir nada más. La nueva situación de seguridad implica que los riesgos pueden modificarse de un momento para otro», ha dicho.
«El paisaje es nuboso e incierto. Requerirá más que nunca una intensa vigilancia por parte de todos y agilidad en la respuesta a los datos, de manera que si los datos indican que es conveniente otro recorte lo apliquemos con rapidez», ha expuesto Lagarde, y ha intentado tranquilizar su discurso al subrayar que «la desinflación está en camino y la política monetaria es significativamente menos restrictiva, aunque la incertidumbre sigue siendo alta».
Recorte al crecimiento
En lo que respecta al crecimiento, el BCE recorta dos décimas y estima ahora un avance del PIB de la eurozona del 0,9% para 2025, el 1,2% para 2026 y el 1,3% para 2027. Los mercados creen, además, que peca de optimista en la previsión para este año. «Las revisiones a la baja para 2025 y 2026 reflejan menores exportaciones y una debilidad persistente en la inversión, en parte originadas por la alta incertidumbre de la política comercial, así como por una incertidumbre política más amplia. El aumento de los ingresos reales y el desvanecimiento gradual de los efectos de las alzas de las tasas anteriores siguen siendo los principales impulsores que sustentan la recuperación esperada de la demanda a lo largo del tiempo», ha justificado Lagarde.
Y en lo tocante a la inflación, su personal prevé ahora una tasa media en la zona euro del 2,3% en 2025, del 1,9% en 2026 y del 2% en 2027 frente a la senda del 2,1% en 2025, 1,9% en 2026 y 2,1% en 2027 que trazó hace tres meses. «La revisión al alza de la inflación general para 2025 refleja una mayor dinámica de los precios de la energía», ha explicado. Para la inflación subyacente, una vez excluidos la energía y los alimentos, proyecta una media del 2,2% en 2025, del 2% en 2026 y del 1,9% en 2027. «La inflación doméstica, los artículos que se producen principalmente en la zona del euro y no dependen en gran medida de las importaciones, sigue siendo alta, principalmente porque los salarios y los precios en ciertos sectores todavía se están ajustando al aumento inflacionario del pasado con un retraso sustancial», ha lamentado la presidenta del BCE.
«La confianza del consumidor sigue siendo frágil», ha anotado también Lagarde, para añadir que «la incertidumbre está frenando la inversión». Sobre los efectos de las políticas Trump sobre Europa, ha reconocido que «las tensiones comerciales podrían reducir el crecimiento» y que «el gasto en defensa e infraestructura podría contribuir al crecimiento». Estos factores hacen muy difícil el debate sobre si el nivel de tipos alcanzado tras la serie de recortes es ya neutral o si sigue siendo restrictivo. El comunicado del BCE y Lagarde también lo ha repetido en la rueda de prensa, sin dar más pistas que esta, es que el nivel actual es «menos restrictivo», un punto medio entre las dos posiciones.
Está claro que gran peso del estancamiento que pesa sobe la evolución de la economía europea procede de Francia y Alemania, incapaces de remontar. La decisión de esta última bajada de tipos no ha sido completamente unánime, pero no ha recibido tampoco ningún voto en contra en el seno del consejo de gobierno del BCE, sino solamente la abstención del presidente del Banco Central de Austria, Robert Holzmann.
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