Barcelona, seis meses después de limitar el alquiler: rentas medias de 1.600 euros y colas de 300 personas para ver un piso

El estudio correspondiente al segundo trimestre del año dibuja una situación límite en la Ciudad Condal y las localidades periféricas, donde la escasez de oferta no alcanza a cubrir el saturadísimo nivel de demanda, lo que hace que se estén dando situaciones surrealistas con los pisos más asequibles. «En Barcelona sucede incluso que existen viviendas que tienen más de 1.000 contactos en solo diez días. Algunos casos concretos sobrepasan incluso los 2.700. Se trata de inmuebles que se alquilan con precios ajustados al índice, muy baratos en comparación con lo que hay en el mercado, lo que hace que las peticiones de información se disparen», detalla Sergio Cardona, analista del Observatorio del Alquiler.

El índice de precios para limitar los alquileres, que el Ministerio de Vivienda perfiló con precios mínimos y máximos para cada sección censal en base a las condiciones del inmueble, afecta a las propiedades de los grandes tenedores (más de 10 viviendas) y a los pisos nuevos que entran al mercado independientemente del patrimonio del casero, siempre y cuando estén situados en una zona declarada tensionada por la comunidad autónoma que la administra. Para el resto de casos se contempla una congelación del precio del anterior contrato. Y aún así, el alquiler ha ascendido en la provincia de Barcelona durante el segundo trimestre desde los 1.563 hasta los 1.598 euros, dejando la segunda renta más alta de España, tan solo por detrás de Baleares (1.602 euros).

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El resto de provincias catalanas tampoco se han salvado de los daños colaterales de la imposición del Govern (entonces con ERC a los mandos) de poner un precio máximo a los alquileres. Durante el segundo trimestre, en Tarragona se han postulado 99 inquilinos para ver un piso, cuando entre enero y marzo se interesaron 21; en Gerona la presión de demanda se ha disparado de 25 a 66 aspirantes por vivienda y en Lérida se ha más que duplicado de 20 a 49. La media de Cataluña se sitúa en 318 aspirantes por piso, cuatro veces más que los 80 que se personaban en el trimestre anterior. Por su parte, el precio medio en la región alcanza ya los 1.400 euros, cuando a principio de año era de 1.361 euros. Un incremento ligero, pero que no quita que las familias tengan que destinar casi 500 euros más al año para abonar las mensualidades.

En el resto de España, aún sin límites de precios, (salvo la actualización anual de los contratos que permanece topada hasta el 3% hasta final de año) la situación tampoco es muy esperanzadora. La presión de la demanda también está en cotas muy altas en Vizcaya (168 aspirantes por piso), Valencia (138), Alicante (116), Santa Cruz de Tenerife (109), Baleares (102), Madrid (102), Tarragona (99), Las Palmas (84) y Guipúzcoa (84). Según el Observatorio del Alquiler, esto ha sucedido a pesar de que la oferta de vivienda disponible en alquiler ha aumentado en unos 8.000 inmuebles entre marzo y junio, hasta fijar un stock de 762.354. Aún así, siguen siendo 50.000 pisos menos que lo que había respecto a 2023, que fue año de mínimo histórico.

En cuanto a precios, la media nacional sigue por encima de los mil euros, y alcanzó en el segundo trimestre los 1.106€. En total, nueve provincias superan ya la barrera de los 1.000 euros. A las anteriormente citadas, Baleares y Barcelona, le siguen Madrid (1.497 euros), Vizcaya (1.421), Guipúzcoa (1.224), Málaga (1.189), Las Palmas (1.075), Valencia (1.039) y Santa Cruz de Tenerife (1.037).