El alto precio de convivir con la epidemia de la contaminación acústica

Además de amenazar la salud, el ruido que se expande sin tregua en los núcleos urbanos devora también el valor de los activos inmobiliarios

ASÍ TE MATA EL RUIDO DE LA CIUDAD

Mejorar el aislamiento acústico es fundamental ABC

CLAUDIA VILLENA Y BLANCA MARTÍNEZ MINGO

Madrid

La contaminación acústica es una creciente epidemia urbana que tiene un efecto directo en la salud y el bienestar de los ciudadanos, especialmente cuando se sufre de continuo en el propio hogar. Convivir a diario con el ruido también tiene un impacto en el ... valor de los activos inmobiliarios. Según explica César Escobar, codirector de Control de tasaciones en Tinsa, en Madrid existen casos muy concretos de influencia del ruido en el precio de la vivienda: «Uno de los ejemplos más claros es el de las casas aledañas a la carretera de Extremadura y la M-30. Las que están junto a la parte soterrada de la carretera doblan el precio a las de aquellas zonas que no», circunstancia que, según el experto, se debe al ruido y a la contaminación.

«Al final es el propio mercado el que regula, no lo podemos cuantificar. El ruido puede disminuir el precio entre un 10 y un 40 % en los casos más extremos», aclara Escobar. Dentro de una misma ciudad, e incluso de un mismo barrio, hay calles más ruidosas que otras. Carreteras, vías férreas, tráfico aéreo, la apertura de un bar de copas, el impacto creciente del 'delivery'... son múltiples los escenarios que pueden dinamitar la calma de un vecindario. Por ello, los propietarios de viviendas situadas en las calles más ajetreadas de las ciudades tienen que bajar el precio para poder competir. «A la hora de elegir si comprar la vivienda, los clientes prefieren las calles más tranquilas. Eso afecta al valor y hay que tenerlo en cuenta para tasar», añade el portavoz de Tinsa.

El precio de la vivienda puede llegar a caer hasta un 40% en los casos más extremos

Esta situación la confirma Marcos Payo, un vecino que vive cerca a la A-5. «Existe una intensificación del grado de tráfico, que afecta el valor de las propiedades, ya que el ruido es bastante fuerte, a cualquier hora del día. Lo que pedimos es que se sotierre la vía», explica. Por ello, los vecinos de la zona, pidieron a un técnico que realice mediciones con sonómetros y detectaron que el ruido llega a 65 decibeles durante el día y la noche. Como referencia, la OMS establece como tolerable para una adecuada habitabilidad un máximo de 55 decibelios.

Oscar Larrea, portavoz y director de la empresa inmobiliaria Evernest Spain, considera que el efecto de la contaminación acústica en el valor de una vivienda se acentúa en ciudades o pueblos más tranquilos, donde los vecinos están acostumbrados a un ambiente más silencioso. En esto, Escobar coincide y agrega que «los que viven en grandes ciudades, asumen cierto nivel de contaminación acústica». Sin embargo, en poblaciones de menor tamaño, «los altos niveles de ruido afectan mucho más al valor».

Para evitar este problema, Larrea aconseja a los propietarios que aíslen sus casas lo mejor posible: «La medida más efectiva contra el ruido es una reforma que incluya un buen cerramiento acústico», explica. Además, añade que es igual de importante tener un buen aislamiento térmico, ya que muchas de las ciudades más ruidosas de España —como Alicante, Madrid o Barcelona— también son lugares con altas temperaturas. Si no, «en el momento en que se abre la ventana, se pierden los efectos del cerramiento».

Al respecto, desde la Asociación Cavas La Latina en Madrid, el portavoz Saturnino Vera comenta que parece que la administración aplica el derecho administrativo a favor del incumplidor y no para defender al afectado. Vera vive hace 30 años en el barrio y ha visto su evolución. Compró la vivienda en una zona residencial, y hoy tiene casi 50 bares por los alrededores: «Ahora el valor de la propiedad ha bajado porque ya no se puede anunciar como zona residencial. Esto se debe a que las mediciones acústicas de esta zona superan los 50 decibelios y han llegado a marcar 75 en horario nocturno», explica.

Sobre lo expuesto, Macarena Redondo, abogada experta en temas inmobiliarios de Legálitas, sostiene que hay varios aspectos en el tema de ruidos que afectan a los vecinos. Primero, el que viene de sonidos producidos por instalaciones de la comunidad que tienden a solucionarse por la vía amistosa. En otros casos, el ruido puede venir de sonidos producidos por otros vecinos que afectan a la paz de otros. Para solucionar estos problemas, Redondo explica que «la ley de propiedad horizontal establece que hay que dirigirse al presidente de la comunidad para requerir el cese de esa actividad. Luego, la propia comunidad decide si presenta una demanda en la vía civil. Las consecuencias son que incluso se puede solicitar la prohibición del uso de la vivienda».

Concienciación

Paco Márquez, vocal de la ejecutiva en la Federación de Asociaciones Contra el Ruido, comenta que existen zonas de España muy tensionadas, como es el caso de Ibiza o Madrid. Ellos esperan que se aplique la directiva europea que marca unos límites en el tema. De su lado, realizan una labor de concienciación sobre el tema y, en casos extremos, se recurre a las medidas judiciales.

Esteban Benito, presidente de la asociación de vecinos de Chueca (Madrid), declara que son la única organización de la sociedad civil que forma parte del grupo de trabajo contra el ruido que se organiza desde la Comisión Europea en Bruselas. Sostiene que «ahora las actividades de hostelería tienen tecnología para protegerse del ruido, pero con el crecimiento de las terrazas eso se desvirtúa». En este tema, Benito comenta que han llegado a tomar medidas legales contra algunos de estos establecimientos que incumplían la normativa.

Juan Tenorio, abogado especializado en derecho administrativo de Legálitas, menciona que «a veces los locales cuentan con una licencia, pero debe verificarse que se alinee a la normativa legal y reglamentaria; de lo contrario, los vecinos podrían recurrir al ayuntamiento para que se revoque este permiso».

Muchas veces cuando se conceden las licencias a estos establecimientos, los ayuntamientos entran en contacto con las juntas de la comunidad de propietarios para comprobar que no afecta sus estatutos. Con todo, a veces los restaurantes incumplen la normativa, y hacen uso de las terrazas con más espacio y mesas de lo permitido.

Mientras, la ruidosa epidemia no para de extenderse al ritmo de la gentrificación y el 'boom' de las viviendas turísticas, como explica Victoria M., vecina del barrio de Latina; «El precio de los pisos disminuye por el ruido. Mucha gente cree que esa devaluación no se produce en el caso de los barrios céntricos, pero eso sólo se da cuando las viviendas se compran pensando en el alquiler turístico». Situaciones que anticipan que el de la contaminación acústica es un problema que seguirá haciendo mucho ruido.

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