Las altas temperaturas tumban la venta de ropa de invierno
Abrigos y jerséis se apilan en las tiendas acuciados también por el freno al consumo
A las tiendas de ropa no se les agota la crisis. Tras dos años con colecciones colgadas por la pandemia, llegaron la crisis logística y el alza de los costes energéticos. Y siguen sin tregua. Porque ahora a los comercios textiles se les apilan ... las prendas de otoño e invierno debido a que las altas temperaturas no cesan y el frío y la lluvia se resisten, como así denuncian numerosos comerciantes del sector.
Claro ejemplo de la caída de las ventas es el País Vasco. La comunidad autónoma está viviendo el mes de octubre más caluroso desde que hay registros. Lleva semanas encadenando temperaturas por encima de los 30 grados y noches tropicales. Así, mientras por la calle todavía se ven sandalias y pantalones cortos, los escaparates están ya llenos de jerséis, abrigos y botas de invierno. Basta darse una vuelta para comprobar que la mayoría de comercios de textil están prácticamente vacíos. «¿A quién le va a apetecer probarse la ropa con este calor?», lamentan al unísono los comerciantes vascos.
Lo confirma Rosa Pardo, presidenta de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo de Bilbao. Regenta dos lencerías en uno de los nudos comerciales de la ciudad, y asegura que lleva meses con ventas «muy flojitas». Todavía es pronto para tener una cifra global de cuánto han disminuido las ventas este otoño, algunas estimaciones informales de los comerciantes hablan de caídas del 20%.
Pardo asegura que el tiempo se ha convertido en el principal tema de conversación entre los asociados y que todos viven pendientes del móvil para ver cuál es el pronóstico para los próximos días. En su caso, a las puertas de noviembre aún no ha conseguido vender ningún pijama de invierno. «Llevábamos ya unos años experimentando malos meses de octubre, pero este año la situación está siendo más exagerada», confiesa.
Una de las soluciones que han encontrado muchas tiendas es intentar apostar por prendas básicas de fondo de armario que pueden ser adecuadas para todas las épocas del año. «Yo estoy intentando sacar pijamas más finitos, más de primavera, o lencería que vale para todo el año», explica. Las zapaterías de la zona también han optado por dejar las botas para cuando bajen las temperaturas y promocionar las deportivas, que incluso con calor se pueden utilizar.
La inflación, de fondo
La coyuntura es nacional. El presidente de la principal patronal española de comercio textil (Acotex), Eduardo Zamácola, reconoce que las temperaturas no ayudan «es complicado vender abrigos y jerséis cuando tenemos 28 grados en la calle», pero apunta a la inflación como el principal factor que frena el consumo. «El consumidor tiene problemas para gastar porque le ha incrementado la luz, gasolina y los alimentos, cada vez tiene menos dinero para la moda», señala Zamácola.
El mismo mensaje remarcan desde la Confederación Española del Comercio (CEC). Su presidente, Rafael Torres, apunta al clima como uno de los culpables, pero cree que el verdadero problema de fondo es la escalada de precios. «El aumento de costes como alimentación, electricidad, combustible están provocando una reducción de la capacidad de compra de las familias y por tanto del consumo», señala. Algo «lógico» para Torres porque si la capacidad de compra se merma, «el gasto de las personas consumidoras se dirige principalmente a sectores de primera necesidad y no tanto a otros como la moda».