El alquiler de temporada se desata en el primer año de ley de Vivienda y el tradicional cae un 15%

Mientras el Gobierno busca soluciones con el sector inmobiliario para acotar el alquiler temporal, el fenómeno no deja de extenderse en las principales capitales españolas. Palma de Mallorca y Málaga tienen ya un 79% más de pisos en esta modalidad respecto a hace un año. Y no se quedan atrás San Sebastián (+77%), Sevilla (+74%), Valencia (62%), Madrid (56%) y Barcelona (53%). En la Ciudad Condal y en San Sebastián el peso de los arrendamientos de temporada en la oferta es ya del 30%.

No es solo un suceso propio de los grandes núcleos de población. En Badajoz, el ascenso ha sido del 2.560%, en Cáceres del 800% y en Huelva y Lérida del 650%, los crecimientos más espectaculares. Lo que da una idea de que las nuevas intervenciones han forzado la exportación de un modelo hasta ahora más común de las localidades costeras, y con algo de incidencia en las grandes capitales, hacia poblaciones más pequeñas en las que su existencia siempre ha ido ligada al alquiler para estudiantes durante el curso universitario.

¿En qué se diferencia el alquiler de temporada del tradicional? El arrendamiento temporal se rige por el Código Civil y también por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) donde está distinguido como uso distinto al de vivienda. Esto permite a ambas partes pactar libremente la duración del contrato (aunque comunmente suele ser menos de un año), además de esquivar el ámbito de aplicación de la ley de Vivienda, por lo que los propietarios no se ven afectados por el tope estatal del 3% a la actualización anual de las rentas, ni tampoco por los límites al precio de las rentas y las prórrogas extraordinarias de los contratos de alquiler contempladas para las áreas tensionadas.

Es por tanto una modalidad perfectamente legítima, pero sobre la que el Gobierno tiene sospechas de que algunos caseros se están apoyando en ella de forma fraudulenta para evitar las intervenciones. El sector inmobiliario cree que eso ocurre en algunos casos aislados, mientras el Ejecutivo continúa empeñado en acotar el alquiler de temporada a eventualidades muy concretas para restarle atractivo como refugio. Una disputa que se reproducirá este jueves durante el segundo encuentro de la mesa de trabajo que el Ministerio de Vivienda ha formado junto a patronales y agentes sociales para abordar su regulación.

La CEOE y algunos de los principales representantes del sector inmobiliario defenderán ante la ministra Isabel Rodríguez la existencia del alquiler de temporada y solo apoyarán su regulación si se ciñe exclusivamente a frenar el fraude. «Estamos de acuerdo con el control pero el alquiler temporal es una figura que ha funcionado toda la vida. Consideramos que una regulación restrictiva y generalizada de los contratos de arrendamientos de temporada tendría efectos muy negativos en la economía española porque es una figura que facilita la movilidad», explica a este periódico el secretario general de la Confederación de Cámaras de la Propiedad Urbana, Miguel Ángel Sánchez Fraile, organización que estará presente en la reunión.