Entrevista
Alfredo Estirado: «La fusión Indra-Escribano debe hacerse sí o sí, aporta valor al mercado, pero no quedarse solo ahí»
Gema Martínez, directora financiera de TRC, de la que Alfredo Estirado es socio fundador, explica que gracias a la implementación de la IA en la compañía se ha dado un salto cualitativo y cuantitativo enorme en solo cuatro años, lo que les ha permitido crecer sin destruir empleo
Indra aprobará su fusión con la empresa de su presidente, EM&E, antes de finalizar 2025
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Iniciar sesiónAlfredo Estirado es socio fundador y CEO de TRC, y Gema Martínez, su directora financiera. TRC es una empresa familiar cien por cien española, muy focalizada hoy en desarrollar productos para el sector de la defensa y de la seguridad nacional, pero que sus ... primeros pasos se centraron en el área sanitaria. La empresa fue fundada en 1989 por Alfredo y su hermano Alberto, con otra hermana también como socia, Ana Isabel, para desarrollar software para hospitales. Desde entonces, entre medias, con muchos problemas, mucho esfuerzo, y financiando todo a pulmón, han ido creciendo de forma sostenida hasta que, en 2025, estiman cerrar con una cifra de ventas de alrededor de 120 millones de euros y cerca de 400 empleados, lo que demuestra que la Inteligencia Artificial -advierten ambos directivos- bien utilizada e implementada no destruye empleo.
-El sector de moda hoy es la defensa, trufado por los tiempos que corren con la ciberseguridad, y TRC ha pasado del ámbito sanitario al de la defensa y seguridad sin problemas. ¿Cuándo y por qué se realizó este cambio?
-Hace unos 15 años, viendo lo crítico que era el sector sanitario desde el punto de vista de los sistemas, nos dimos cuenta de que parte de ese conocimiento se podía extrapolar al mundo de la defensa y la seguridad, que en estos momento supone alrededor del 70% de nuestra actividad. A diferencia de otros competidores, no adaptamos soluciones de terceros, sino que desarrollamos tecnología propia. Nuestro objetivo es mantener la soberanía digital y evitar dependencias de países extranjeros. Desde TRC creemos en una tecnología desarrollada aquí, con talento local y visión global. Apostamos por una autonomía tecnológica que no solo protege, sino que también genere oportunidades. Nos hemos convertido desde el año de la pandemia en una empresa de nicho muy especializada que ha generado soluciones de muy alto nivel en España y en el exterior. Necesitamos aprovechar esta oportunidad que nos brinda el mercado de la defensa para que los grandes tractores del sector cuenten con nosotros para que España de verdad tenga una opción de competir en un mercado global con las capacidades de las empresas más pequeñas como la nuestra.
-Hoy, pues, defensa y seguridad, ¿y los sectores del futuro que ya está ahí mismo? Parece casi imposible que se pueda avanzar más allá…
-Yo hablaría también de guerra electrónica. Es el mercado del futuro, la guerra del futuro. La guerra electrónica al final es la capacidad de interceptar señales que están en un espectro que nosotros no vemos y tampoco oímos para poder adivinar qué es lo que viene y actuar o intentar emitir señales que disipen o que generen información equivocada en ese entorno. Se trata de salvar vidas, y ese es nuestro objetivo. Y con talento 100% español.
-Habla de talento 100% español y tecnología 100% española, ¿quiénes son sus clientes?
-El Estado, a través del Ministerio del Interior y del de Defensa, y por ende, todas las fuerzas del ejército español. Estamos presentes en sistemas de control fronterizo y guerra electrónica, y participamos en el desarrollo del sistema español antidrones, junto a Indra y Escribano, como programadores tecnológicos. Lo que hacemos es aportar capacidades tecnológicas que no estaban disponibles en nuestros ejércitos. Y todo con soluciones propias.
-Todos los Gobiernos del mundo están invirtiendo más que nunca en defensa. Y España, como parte de la Unión Europea, no se ha quedado atrás. De hecho, ha protagonizado en los dos últimos años un aumento sin precedentes en su gasto en el sector. ¿De qué manera afecta a TRC ese 2% del PIB que nuestro país tiene que invertir en programas de defensa?
-Los grandes programas de defensa suelen concentrarse en la Dirección General de Política de Defensa, con inversiones a gran escala en las que empresas tecnológicas como la nuestra quizá no tengamos tanto protagonismo directo. Aún así, hay dos áreas donde sí se está invirtiendo y donde claramente estamos: una, la ciberseguridad -que como se ha demostrado tras el apagón, si bien no fue un ciberataque, dejó en evidencia la necesidad de proteger nuestras infraestructuras críticas-; y dos, la soberanía tecnológica y el refuerzo del ecosistema industrial nacional.
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-Dice que Indra es claramente la empresa tractora del sector en España. ¿Qué opinión tiene sobre la fusión entre Indra y la empresa familiar de su presidente, Escribano Mechanical & Engineering (EM&E)?
-Creo que esa fusión sí o sí se tiene que hacer, porque además aporta valor al mercado. Pero es esa fusión y tendrán que llegar más. Otra cosa es cómo puedo sonar por los conflictos de interés que pudieran haber, pero es una unión muy necesaria que además no debe acabarse ahí. En mi opinión Indra es el gran motor del sector, y creo que el grupo Escribano es un agente fundamental para hacer crecer la industria de la defensa en nuestro país. Si queremos luchar y enfrentarnos a un mercado tan competitivo, tenemos que sumar capacidades. Nosotros queremos aportar nuestras soluciones y estamos buscando socios con los que colaborar.
-En el sector siempre se habla de la colaboración público-privada, pero la colaboración privada-privada también es fundamental…
-En ese sentido, el sector ha vivido desde antes de la pandemia un momento delicado, con movimientos como el aumento de la participación pública en Indra que anticipó una cierta consolidación del mercado. Y en ese proceso, a partir de ahora tenemos que ser todos un poco humildes e Indra ser lo bastante generosa para entender la diversificación que hay de todas las capacidades en España para poder agruparlas en un gran 'player', para ofrecer valor no solamente en nuestro país, sino también en Europa.
-Y en esa en esa potencial fusión de empresas de defensa en España, en ese gran campeón nacional, entonces ¿ve a TRC dentro?
-Personalmente estaría encantado de que me invitaran a esa fiesta. Ir de la mano de un grande como Indra, o como pudiera ser Telefónica o similar, te da mucha más fuerza para crecer, para ser mayor, para llegar a retos y objetivos donde no llegas por tamaño. Lo interesante es generar valor. Tenemos que ser globales, y para eso hay que empezar siendo grandes en casa y luego dar el salto fuera.
-Habla de que la Inteligencia Artificial está implantada en su empresa desde hace años, ¿no es un arma de doble filo para la sociedad y para las empresas?
-(Gema Martínez) Desde hace años todo gira en torno a la Inteligencia Artificial. Ha venido para quedarse, pero hay que saber utilizarla. Hay que regularla, hay que gestionarla, hay que controlarla, pero en nuestra compañía, como para la sociedad en general, para la Administración del Estado, para el Ministerio de Defensa, etc, la IA es una herramienta absolutamente básica. No tenemos recursos suficientes -me refiero a personas- capaces de hacer todo lo que hace una máquina 24/7 sin ningún margen de error. Nosotros lo llevamos en el ADN de la compañía. Gracias a la IA hemos dado un salto enorme, cualitativo y cuantitativo, desde hace cuatro años en adelante.
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-¿Cuándo descubrieron que era fundamental para dar ese salto tan enorme?
-(GM): En TRC llevamos trabajando con inteligencia artificial mucho antes de que la sociedad la asumiera como algo vital para sus vidas. Llevamos ventaja a muchas otras empresas a pesar de nuestro menor tamaño. La utilizamos para desarrollar nuestros productos, para dar servicio a nuestros clientes, para gestionarnos internamente, al final está en toda la organización.
-¿Cómo han cambiado las cifras de la compañía después de su implementación?
-(GM): En 2021, teníamos una facturación de alrededor de 30 millones de euros y una plantilla de unos 100 empleados. Ahora, vamos a cerrar 2025 con unos 120 millones de facturación, casi 400 empleados, una deuda financiera neta próxima a cero y 90 millones de euros en cartera, para seguir creciendo orgánica o inorgánicamente.
-(AE): Es lo que explica Gema, estamos todos absolutamente concienciados. Hemos hecho un gran favor a la plantilla, y a la compañía, porque al final el trabajo mecánico, el mal pagado, el que hace perder tiempo, lo va a hacer una máquina, lo que nos permitirá además contratar a otros profesionales que cobran mucho más, que aportarán más valor a la empresa. Ya no invertimos en gente que cuenta papeles, si no en personas que aportan valor y desarrollan soluciones. Y ahí es donde estamos y es el valor diferencial que tenemos con el resto de compañías.
-¿Qué previsiones barajan de cara al futuro?
-(GM): Para los próximos cinco años nos planteamos seguir creciendo de forma orgánica, a dos dígitos, en el entorno del 20% y con márgenes también crecientes. El año que viene a pesar de que parece que la economía española puede desacelerarse un poco, nosotros vamos a seguir creciendo.
-¿Y ese crecimiento se basará también en el lanzamiento de nuevos proyectos?
-(AE): En enero vamos a presentar dos productos en el área de defensa que son absolutamente novedosos, uno relacionado con la realidad virtual y otro con la protección de nuestras Fuerzas Armadas. No hay nada todavía en el mundo que se asemeje a lo que hemos creado. Tecnología española 100% con talento español 100%, una basada en realidad virtual en alianza con una empresa española alicantina, número uno en videojuegos online en el mundo.
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-Los drones se antojan clave en los sistemas de defensa actuales y, de hecho, la guerra en Ucrania ha acelerado el interés en sistemas antidrones. En TRC han desarrollado con éxito el sistema antidron Cervus III, que las Fuerzas Armadas ya usan en misiones de paz en el exterior. ¿En qué consiste?
-Nosotros percibimos desde un principio el mundo de los drones de manera distinta a cómo lo interpretaba el Ministerio de Defensa. Una vez más nos pusimos al otro lado de la mesa. Defensa veía el dron como una suerte de aparato que cruzaba el Atlántico y que desde Estados Unidos, por ejemplo, o desde Marruecos, podían atentar contra España y no lo veríamos. Nosotros nunca interpretamos que ese era el riesgo de los drones, no era nuestro negocio, no tenemos ni tecnología ni capacidades para hacerlo. Eso es propio de Indra. Nosotros siempre hemos valorado que el dron, o la amenaza del dron real, era ese dron pequeño, el tipo tres, uno pequeñito, que uno es capaz de generar, que monta con un vídeo de YouTube y que en 2 km se te planta ante ti y te lanza una descarga de 100 gramos y se carga un destacamento. Esa fue la lucha que nosotros queríamos vivir, que es la que hay ahora en España, la realidad de lo que está ocurriendo en Ucrania. Allí, no les han llegado drones desde Rusia. No. Los rusos han metido camiones, han sacado drones y a 3 kilómetros de personas han matado a todas las que han podido. Es un dron que no vale apenas dinero, se monta rápido, se desplaza, no emite alertas, y es el que ataca. Y para combatir ese dron pequeño, nosotros desarrollamos una versión de lo que habíamos hecho en guerra electrónica, porque ese dron deja una huella digital en el espectro. En TRC hemos sido capaces de identificarlo no solamente por la huella que dejaba, sino por el tipo de movimiento que tiene, para lo que hemos creado unas cámaras con inteligencia artificial que son capaces de ver cómo se mueven. De hecho, somos capaces de volar un dron por delante de una bandada de pájaros a 2 km, que es un punto negro. La cámara es capaz de discernir qué es el dron y cuál es el pájaro y enfocar al dron solamente por el tipo de movimiento que tiene. Es tecnología española, desarrollada por españoles. Lo que nos falta es 'alguien' que ponga nuestra tecnología en el mercado internacional. Es para nosotros un caso de éxito y, sobre todo, para el Ministerio de Defensa. Se está utilizando y no es un arma sino que sirve para proteger nuestros despliegues, nuestros activos críticos y, en el mundo civil, se empieza también a emplear para entornos de masificación de personas. Es una aproximación de un problema desde otro punto de vista tecnológico. Lo más interesante, para mí, es que es cien por cien español y nos permite ser independientes de cualquier suministrador externo.
-La tecnología ha dejado de ser un simple soporte para convertirse en un activo estratégico nacional. ¿Está España preparada ya?
-Definitivamente sí. Nos falta ser capaces de poner esto en el mercado internacional. Tenemos unas capacidades tecnológicas en España muy avanzadas pero no nos lo terminamos de creer.
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