Alemania inyecta 200.000 millones de euros para frenar la factura energética al consumidor

Scholz ha presentado un paquete de medidas, financiadas con créditos, entre las que destacaba el tope al precio de la electricidad, que prepara todavía su gabinete, y el freno al precio del gas, para cuya elaboración se ha creado una comisión que presentará propuestas en breve . «Los precios tienen que bajar. Para eso vamos a abrir un gran paraguas de protección para que jubilados, empleados, familias, gente del campo y de la ciudad, para que todos salgan adelante y puedan pagar sus cuentas», ha dicho.

Esta batería de medidas oculta una seria rectificación, la tasa del gas que el gobierno alemán había permitido a las empresas proveedoras traspasar a la facturación al cliente final y que iba a entrar en vigor a partir del 1 de octubre. Ahora queda sustituida por la nueva tarifa de gas que deberá implementarse a partir de esa fecha para reponer las pérdidas de las empresas del sector, que recibirán ayudas directas a través del nuevo fondo. «Es un paso dramático, pero necesario», ha explicado el canciller, en una conferencia de prensa en Berlín en la que ha comparecido junto a los ministros de Economía y Finanzas, el verde Robert Habeck y el liberal Christian Lindner, respectivamente, aunque de forma virtual, debido a que el lunes descubrió que está infectado con Covid.

Para financiar el nuevo «paraguas» que incluye la imposición de topes al precio de la electricidad y el gas, se utilizará el mismo Fondo de Estabilización Económica creado durante la pandemia. Estará dotado con los citados 200.000 millones de euros, que podrán ser utilizados hasta 2024, según ha expuesto el ministro de Hacienda, Lindner, que se mantiene aun así firme en su intención de volver a respetar a partir de 2023 el freno a la deuda, que Alemania tiene recogido en su Ley Fundamental y cuyo cumplimiento fue suspendido en la lucha contra la pandemia.

«Este paraguas es integral y efectivo», ha declarado Lindner, que confía en poder proteger la economía «sin alimentar la inflación». «Explícitamente, no vamos por el camino británico con su política monetaria laxa», ha señalado, refiriéndose a las últimas decisiones del Banco de Inglaterra. Por su parte, el ministro de Economía, Habeck, ha defendido la retirada de la polémica tasa del gas, que habría aumentado el precio al consumidor final en 2,4 céntimos el kilovatio hora.

La prioridad del gobierno alemán es mantener la capacidad de compra de gas de los tres principales importadores, la ahora nacionalizada Uniper, Sefe (antes Gazprom Germania) y VNG. Se ha optado finalmente por la capitalización de las empresas afectadas a través del Fondo de Estabilización. Sin embargo, explicó que la rebaja del IVA del gas del 19% al 7%, introducida para compensar el impacto de la citada tasa, se mantendrá como una medida de «alivio» para los consumidores. Habeck, que ostenta el rango de vicecanciller, también ha reiterado su llamamiento a la población al ahorro energético, ya que hasta el momento el consumo de gas no se ha reducido todo lo necesario y la situación, pese a las medidas emprendidas por el Gobierno tras el corte del suministro de Gas ruso, sigue siendo «crítico».