Alemania financiará las pensiones con inversiones en bolsa

El proyecto prevé la estabilización del nivel de pensión legal en el 48% del salario medio, hasta al menos 2039, y cambia la denominada fórmula de ajuste de las pensiones. El factor de sostenibilidad, con el que se distribuyen las cargas financieras adicionales causadas por el cambio demográfico entre los contribuyentes y los beneficiarios de pensiones, se vuelve ineficaz una vez que se alcanza la línea de retención del 48%. Esto significa que los contribuyentes soportan cargas mayores que la generación de pensionistas.

Según la ley actual, el nivel de las pensiones caería al 46,9% para 2030 y al 45,4% para 2035. «Los jubilados se empobrecerían en comparación con la población activa», ha explicado Heil la necesidad del ajuste. Como consecuencia, el gobierno federal espera un aumento temporal significativo de las contribuciones a las pensiones por parte de los trabajadores en activo, actualmente del 18,6%. Hasta 2025, la tasa de contribución se limita a un máximo del 20% por la «doble línea de retención» y se prevé que aumente gradualmente hasta el 22,3% del salario bruto hasta 2035, una estimación del gobierno que se irá ajustando a la situación demográfica.

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Pero la parte más novedosa de la reforma es la implementación de un pilar financiero que haga posible esa sostenibilidad de las pensiones, que no puede recaer enteramente en las cotizaciones de una población envejecida. El Estado alemán dotará con 200.000 millones de euros un fondo denominado «Capital Generacional» que será invertido en los mercados y con cuyos beneficios pretende apuntalar el sistema de pensiones. Para lograrlo, el gobierno solicitará este año préstamos por un total de 12.000 millones de euros, una cuantía que se incrementará en un 3% anual en los años siguientes.

Según el proyecto de ley, en 2025 serían 12.400 millones de euros y en 2045 serían 22.300 millones de euros. Además, el gobierno federal quiere aportar 15.000 millones de euros con sus propios recursos hasta 2028, por ejemplo mediante la transferencia de activos. Esta parte de la reforma no concierne al Ministerio de Trabajo, sino al de Finanzas. El titular de la cartera, el liberal Christian Lindner, ha hablado de un «verdadero cambio de paradigma» y considera que «ya es hora de aprovechar las oportunidades del mercado de capitales para las pensiones».

Una fundación ubicada en el Fondo para la Financiación de la Gestión de Residuos Nucleares (Kenfo) será la encargada de gestionar e invertir el dinero del fondo «Capital Generacional» de forma orientada a la rentabilidad y con el objetivo de constituir un capital social. Dado que Kenfo ha adquirido en su sector experiencia en la creación y gestión de activos correspondientes, el ministro confía en sus conocimientos. El proyecto de ley calcula distribuciones anuales a la compañía de seguros de pensiones de 10.000 millones de euros mediante inversiones en acciones y fondos. En 2045, esto equivaldría al 1,25% del gasto previsto en pensiones, que ascendería en total a 802.000 millones de euros.

El acuerdo ha debido superar numerosos escollos políticos. Todavía el otoño pasado, el ministro de Trabajo Heil aseguraba que el gobierno «no invertiría ni un solo céntimo de las contribuciones a la seguridad social en acciones». Pero la evolución prevista con la legislación actual arrojaba tal empobrecimiento de los jubilados que finalmente ha dado su brazo a torcer.

Alemania está mirando a la vecina Noruega, cuyo fondo soberano de pensiones, que por cierto tiene invertidos en la Bolsa Española casi 12.500 millones de euros, ganó en conjunto en 2023 unos 200.000 millones de euros, que suponen alrededor de 36.000 euros por habitante.

El hecho de que la tasa de cotización debe aumentar y el nivel de la pensión debe disminuir para que la jubilación pueda seguir siendo financiada es indiscutible entre los economistas alemanes, preocupados únicamente por la cuestión de qué pasará con el fondo después de 2035.

«Si se pueden evitar nuevos aumentos en las tasas de contribución después de 2035, está escrito en las estrellas», bromea Jochen Pimpertz, jefe del Grupo de Seguridad Social del Instituto de Economía Alemania (IW). «Para lograr esto, los futuros gobiernos federales tendrían que comprometerse a seguir generando riqueza. Si faltan los fondos o se establecen otras prioridades, el cálculo ya no cuadra», augura.

La economista Veronika Grimm, de la Universidad de Colonia, cree que el capital generacional no resolverá ninguno de los problemas del seguro de pensiones. Es «inmensamente caro y a expensas de los contribuyentes». Además está la incertidumbre que genera la posibilidad de que futuras crisis generen pérdidas en las bolsas. Pero el panorama actual tampoco es sostenible: este año, alrededor de 127.000 millones de euros fluirán del presupuesto federal al seguro de pensiones, para financiar las pensiones de vejez, pero también la seguridad básica en la vejez.

El subsidio federal representa actualmente alrededor del 23% del gasto en seguro de pensiones. El IV ha calculado que esta subvención tendría que aumentar entre 7.000 y 8.000 millones de euros en 2035 si se quiere que la relación con las contribuciones se mantenga igual y la tasa de contribución se eleve hasta el 22,3%. Estos costes adicionales podrían financiarse íntegramente con el capital generacional, si se cumplen los cálculos de Lindner, y en el mejor de los casos incluso con un ligero superávit.