Felipe González medió en la guerra de Libia con el primer ministro de Gadafi
El expresidente español era «el único líder occidental del que se fiaba» el sátrapa, según un colaboradorEl viaje, un mes antes de la muerte de Gadafi, se preparó en una reunión con Hillary Clinton en Washington
JAVIER CHICOTE
Era septiembre del año pasado y las potencias de la OTAN buscaban una salida negociada a la guerra civil en Libia. El emisario fue Felipe González, «el único líder occidental del que se fiaba Gadafi» , dice un estrecho colaborador del expresidente español. La ... misión pasó totalmente desapercibida por su extraordinario carácter de secretismo. González entró en el país norteafricano en pleno fragor de la batalla. Se entrevistó con Al Baghdadi Alí al Mahmudi, primer ministro del obierno del sátrapa, ya que Gadafi prefirió permanecer oculto y utilizar como interlocutor al jefe de su gabinete.
Noticias relacionadas
La operación se había fraguado en Washington durante el verano. Felipe González estuvo en la capital norteamericana y se reunió con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que dio la aprobación de Barack Obama y de Estados Unidos a que el político español intentara mediar con el gabinete libio, según revela el libro recién publicado «Socialistas de élite». El entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, fue puntualmente informado y apoyó la misión con gran entusiasmo, al tiempo que guardó total silencio.
Internacional Socialista
Pero la cita en Libia no logró el efecto deseado. Los mensajes que se cruzaron González y Al Baghdadi no terminaron en acuerdo . Muamar el Gadafi se negó a entregar el poder y la OTAN continuó apoyando a los rebeldes hasta su victoria sobre el régimen militar. El 20 de octubre de 2011, sólo unas semanas después de la visita del líder socialista, el convoy en el que el dictador militar intentaba huir de su ciudad natal, Sirte, fue ametrallado por aviones de la OTAN. Gadafi salió vivo del ataque y se escondió dentro en un desagüe, pero los rebeldes lo apresaron y lo ejecutaron.
Durante los catorce años de la presidencia de Felipe González ambos líderes mantuvieron distintos encuentros y una relación cordial , hasta el punto que el dictador sólo reconoció como interlocutor válido de Occidente al político español.
No es de extrañar que Gadafi se fiara de Felipe González, que le hizo un enorme favor cuando Ronald Reagan quiso acabar con el dictador libio, en 1986. El entonces presidente González no permitió que Estados Unidos utilizara el espacio aéreo español para atacar al régimen militar, patrocinador internacional de distintos grupos terroristas. Francia e Italia también se negaron y la operación llegó a oídos de Gadafi. Eso, unido a que el ataque se demoró por la falta de colaboración de los tres países europeos, le salvó la vida. El objetivo de los bombardeos fueron sus residencias personales.
El sátrapa libio estuvo en la órbita de la Internacional Socialista , la alianza de partidos progresistas en la que se enclava el PSOE y de la que formaron parte otros polémico gobernantes norteafricanos ya depuestos: el egipcio Hosni Mubarak, que está siendo juzgado tras su derrocamiento, y el tunecino Ben-Ali, que vive refugiado en Arabia Saudí.
Misiones como la de Libia o la que lo llevó a Túnez en el pasado mes de diciembre no están reguladas ni amparadas por cargo alguno. Felipe González lo propone —o se lo piden— y le costean todos los gastos que se deriven del viaje , pero no un sueldo como si de un trabajo se tratara.
Durante la etapa que dedicó a la presidencia del Grupo de Reflexión sobre el Futuro de Europa, más conocido como el Comité de Sabios de la UE, el expresidente español llegó a quejarse a sus íntimos porque « alguna estancia en Bruselas llegó a costarle dinero de su bolsillo porque no son muy espléndidos con las dietas para las comidas», sostiene un colaborador.
Estadista de referencia
Las muchas sombras de sus catorce años de mandato, principalmente la guerra sucia y la corrupción, no le han pasado en absoluto factura en lo que a su proyección internacional se refiere. Casi dieciséis años después de su derrota electoral, el expresidente español es una figura a la que muchos gobernantes recurren, sobre todo en América Latina, donde lo ven como un estadista de referencia. Distintos mandatarios piden su consejo con asiduidad . Los encuentros más recientes han tenido lugar en Buenos Aires tras la petición de Cristina Fernández de Kirchner, cuyo obierno se está volviendo cada vez más autoritario, y en Colombia con el presidente Juan Manuel Santos.
Durante sus estancias en América Latina, González cuenta con el soporte de su buen amigo Carlos Slim , el hombre más rico del mundo. No es cierto que el expresidente cobre un sueldo del magnate mexicano, aunque este sí le pone a su disposición una suite en cualquiera de sus establecimientos hoteleros e incluso un avión privado. En ocasiones Slim le ha encargado conferencias organizadas por alguna de sus empresas y le ha pagado su tarifa, que no baja de 80.000 euros por charla.
González ha prestado su asesoramiento a la Fundación Carlos Slim, dotada con 3.500 millones de dólares. La gran cercanía entre ambos personajes ha sido vista con recelo desde España en la medida en que Felipe haya podido ayudar a los negocios de Slim, dueño de Telmex, la compañía que se bate en duelo con Telefónica por el mercado latinoamericano.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete