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CUENTAS SIN CUENTOS

Youtubers e impuestos que atraen o repelen

Si todos pagamos, podríamos pagar menos. Se debe apostar por impuestos justos y bien utilizados

En España, a diferencia de lo que ocurre en otros países europeos, sobre todo los nórdicos, seguimos teniendo poca cultura impositiva. Hasta hace poco había quien presumía en la barra del bar de no pagar el IVA o de engañar en los ingresos que declaraba al Fisco, y esa actitud era incluso aplaudida por quienes lo escuchaban. Poco a poco vamos avanzando en esa necesaria concienciación de la importancia que tiene en las sociedades avanzadas que todos paguemos impuestos, cada uno en función de nuestra capacidad económica.

Esta misma semana se ha vivido un arduo debate en las redes sociales, que también se ha trasladado a los medios, sobre la actitud de El Rubius, un youtuber que ha presumido ante sus seguidores de cambiar su domicilio a Andorra para pagar menos impuestos (aquí hasta un 50% de IRPF, en Andorra, un 10%). Y la excusa es que otros «amigos» ya lo han hecho, que ya ha pagado diez años impuestos en España, o incluso que no le gusta en qué se invierten sus impuestos. Sin duda se trata de una actitud reprobable que ha recibido bastantes más críticas que aplausos, lo que muestra que algo está cambiando en nuestro país.

Aun así todavía hay mucho camino por recorrer para evitar este tipo de conductas y otras peores –como es directamente el fraude fiscal– para convencer a los contribuyentes de la necesidad de pagar impuestos, y no solo porque si no lo haces, Hacienda te pilla y te cruje, que también. Y ahí la actitud de los Gobiernos es fundamental en dos vertientes. Por un lado, los impuestos deben ser justos y en ningún caso confiscatorios y, además, deben ser bien utilizados. Una buena combinación de ambas variables permitiría reducir al máximo el fraude y la economía sumergida, lo que, a su vez redundaría en poder prestar mejores servicios públicos. Además, si todos pagamos, podríamos pagar menos. Se trataría de un «win, win», todos ganamos.

Partiendo de estos parámetros, la política tiene su margen. Lo habitual es que la izquierda apueste por impuestos más altos para sufragar más gasto público y la derecha por tipos más reducidos y por dar más cabida a la iniciativa privada, y los ciudadanos debemos tenerlo en cuenta a la hora de depositar nuestro voto en las urnas. Aunque la regla no siempre se cumple. Y si no fijémonos en el vecino Portugal, con un gobierno de izquierdas que ha sabido ganarse el favor de los inversores con rebajas de impuestos selectivos. Probablemente esta fiscalidad amigable explica que el Web Summit, uno de los principales eventos globales en lo que a emprendimiento digital e innovación tecnológica se refiere, eligiera Lisboa para asentarse y que el país vecino se haya convertido en un foco de atracción para la inversión tecnológica multinacional y en un polo de atracción de las pujantes startups.

Aparte de recriminar las conductas egoístas de quienes trasladan sus residencias fiscales fuera de su país, también debemos aprender varias lecciones. Una de ellas es que los políticos se equivocan cuando dicen que van a subir los impuestos a los ricos. Si subes demasiado los impuestos, los ricos buscan fórmulas de escape. Lo que tampoco debemos olvidar es que estos personajes merecen un reproche social, y en este caso lo tenemos fácil. En nuestras manos está dejar de seguir a esos youtubers o influencers y en la de las empresas dejar de patrocinarlos. Quizás así no les salga tan rentable irse a tributar a otro país.

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